Desde hace algo más de tres años,
vengo siguiendo a esta interesante especie de paseriforme que de manera
bastante escasa se reproduce en el Principado de Asturias, principalmente en
las sierras de la mitad occidental, aunque en mi caso me he limitado a la zona
central y en concreto, a los alrededores del Área Recreativa de La Degollada,
en el corazón de la Sierra del Pedroso, perteneciente al concejo de Candamo.
Es un área que ya frecuentaba habitualmente para hacer algo de deporte y a la que desde que me inicié en esta bella afición del “pajareo”, acudo más regularmente, ya que es relativamente fácil encontrar otras muchas especies, en las que ahora no me quiero entretener.
El primer avistamiento de esta
curiosa especie fue totalmente ocasional, se trataba de un numeroso grupo que
se desplazaba de una copa a otra de los pinos y que pude observar con los
prismáticos, pero no tuve la oportunidad de poderlos fotografiar. Desde entonces,
los he ido encontrando en varias ocasiones y aunque les he podido realizar
alguna que otra foto, no ha sido hasta este año y concretamente a primeros del
mes de mayo, cuando por fin he conseguido realizarles unas cuantas fotografías
relativamente nítidas, donde se puedan apreciar sus principales características
anatómicas y en especial esa sorprendente herramienta que es su pico.
En uno de los varios
desplazamientos por la zona que he hecho este año, coincidí con un grupo de una
docena de ellos en el que, más o menos, había el mismo número de hembras que de
machos y algún que otro juvenil. Se desplazaban en grupo emitiendo unos reclamos
característicos y se posaban en las copas y extremos de las ramas de los pinos de
la zona, que constituyen sus atalayas habituales.
Desde esas alturas por donde
acostumbran a moverse, se hace francamente difícil poder fotografiarlos en
condiciones, dadas las importantes distancias y lo frondoso de las ramas de los
pinos que dificulta notablemente su correcto enfoque. Además, otra dificultad
añadida a las anteriores, es que al introducirte en el interior del bosque de
pinos, la luz escasea y apenas tienes perspectiva.
En fin, que no es nada fácil o al menos, no lo ha sido para mí.
Tras armarme de paciencia y gracias
a que en diversas ocasiones decidieron descender a otros árboles con menos
espesura de hojas en sus ramas y con mucha menos altura, conseguí poder
fotografiarlos de una manera más o menos decente, aunque con el infalible
contraluz.
Después de observarlos detenidamente,
pude descubrir que el principal motivo que motivaba esos descensos desde las
copas de los pinos, no era otro que el de bañarse y beber algo de agua en una
charca próxima. Esta circunstancia es bastante extraña pues se trata de una
especie eminentemente arbórea y es muy raro verles descender al suelo, ya que
allí no se encuentra su principal alimento, los piñones. Primero bajaban uno o
dos y a continuación, el resto del grupo lo hacían pero de forma atropellada,
realizando sonoros aleteos y permaneciendo tan sólo escasos segundos, tal vez debido a mi cercanía a la charca.
Entrando en materia, comentar que
el Piquituerto común es un ave paseriforme de la familia de los fringílidos y
del género “Loxia”, lo cual queda reflejado en su denominación científica “Loxia
curvirostra”, cuya etimología proviene del término “Loxia”: del griego “loxos”,
oblicuo, y de “curvirrostra”: del latín, “curvatus, a, um”, curvado, plegado,
más el término también latino “rostrum, i”, pico. Es decir, pico oblicuo y
curvado.
Los machos adultos tienen la
cabeza y la parte superior de un color rojo ladrillo con tonos anaranjados de
intensidad variable, en función de la edad y que se acentúa en el obispillo. Las
partes inferiores son más pálidas pero también con tinte rojizo. Esta
coloración, como ocurre en otras muchas especies, se intensifica en la época reproductiva.
La zona ventral es blanquecina.
La cabeza es grande y el cuello muy ancho, lo que le da la apariencia de no tener cuello. En la cara tienen una zona más oscura por detrás del ojo, a modo de lista ocular difusa, que se curva hacia abajo en la parte posterior de las auriculares.
Los ojos son pequeños y de color
marrón oscuro.
El pico constituye su
característica fundamental. Es fuerte, curvado en sentido contrapuesto, es
decir, la mandíbula superior se curva hacia abajo y la inferior se curva hacia
arriba y además sus puntas están cruzadas, de forma que esta poderosa tenaza o
tijera (“Páxaru tixera”) constituye una perfecta adaptación de esta especie para
abrir las piñas de las coníferas y extraer los piñones que son el principal
alimento de esta especie.
La mandíbula superior es recta,
mientras que la inferior se acomoda y encaja a ésta entrecruzándose hacia la
derecha o la izquierda de la mandíbula superior. Una curiosidad a tener en
cuenta, es que no todos los individuos cierran el pico al mismo lado, es decir,
unos individuos entrecruzan la mandíbula inferior hacia el lado derecho,
mientras otros, lo hacen hacia el lado izquierdo. Al nacer tienen el pico recto,
curvándose sus puntas a las pocas semanas.
El pico es de color pardo
negruzco por la parte superior e inferior y grisáceo azulado pálido en la parte
central.
Las patas son cortas, de color
parduzco y con los pies muy fuertes y grandes que utilizan para sujetar con
ellos las piñas, mientras que con el pico tratan de abrirlas. Una vez despegada
la escama de la piña haciendo palanca con su poderoso pico, realizan un
habilidoso giro de cabeza, para así recoger la semilla del interior, utilizando
para ello su especializada lengua, que es viscosa y más larga que la de los
demás fringilidos.
Las hembras tienen las partes
superiores de color verdoso grisáceo apagado con discreto moteado pardo y con tonos
amarillentos que se acentúan en el obispillo. Las alas y la cola son de color pardo
oscuro. El pecho es amarillento listado de pardo y el vientre y la zona caudal
inferior son de color blanco grisáceo.
Los machos jóvenes son de color
grisáceo verdoso muy apagado con tintes rojo ladrillo más o menos intenso,
dependiendo de la edad. Están intensamente estriados de color marrón oscuro,
tanto por la parte superior, el pecho y los flancos, como por las partes
inferiores que también tienen tintes amarillentos como en la garganta y en el
pecho. Solamente el obispillo es algo verdoso. Tras renovar el plumaje pocos
meses después de nacer, los jóvenes machos adquieren una tonalidad rojiza que
no resulta tan vistosa como en los adultos.
Las hembras jóvenes son más
parduzcas y no tienen tintes amarillentos en la garganta ni en el pecho. Al
igual que los jóvenes machos, las hembras jóvenes, al renovar el plumaje,
pierden las estrías y adoptan un plumaje verdoso más uniforme.
Su distribución se extiende a
Europa, Asia, América del norte y Centroamérica.
En nuestro país podemos encontrar
a dos subespecies distintas: la subespecie “Loxia curvirostra curvirostra”, que
se encuentra en la Península Ibérica y la “Loxia curvirostra baleárica”, que se
encuentra en las Islas Baleares y que se diferencian porque esta última, algo tiene
un tamaño un poco más pequeño, con el pico más corto y más grueso y porque su plumaje
es menos vistoso ya que presentan una coloración más grisácea y más pálida.
La “Loxia curvirostra
curvirostra” (peninsular) se localiza principalmente en la mitad oriental de la
Península, desde Málaga hasta los Pirineos, incluyendo Ceuta y Melilla. A su
vez, aparece en pinares plantados y naturales de la Cordillera Cantábrica, el
Sistema Ibérico, el Sistema Central y las depresiones del Duero, del Tajo y del
Guadalquivir.
Las poblaciones españolas son
residentes habituales y pueden realizar pequeños desplazamientos en función de
la mayor o menor disponibilidad de alimento de cada zona. A esta población
residente se les puede añadir, durante el periodo invernal, otras aves
procedentes del norte de Europa.
El hábitat preferido de esta
especie son los bosques de pinos, abetos, alerces y otros árboles de la familia
de las píceas, situados desde el nivel del mar, hasta la alta montaña.
Como las repoblaciones con
coníferas son frecuentes en nuestro país, los piquituertos tienen cada vez más
zonas donde reproducirse y pueden verse pequeños bandos que, en muchas regiones,
son residentes habituales.
Se alimentan fundamentalmente de piñones
que son la base de su dieta, pero también comen brotes tiernos y otros frutos
secos y carnosos de otros árboles y arbustos. Pueden complementar su dieta con
algún insecto, arácnido y sobre todo con escarabajos.
Suelen ir en grupos numerosos y su
vuelo es rápido y ondulado, resultando inconfundible porque lo acompañan
emitiendo un canto característico tipo ¡chuic-chuic-chuic…! parecido al del
Verderón común. El canto de los machos es elaborado, con trinos variados pero
poco melodiosos y con notas agudas combinadas con piídos estridentes.
El Piquituerto común se comporta
como un reproductor oportunista, ya que la época de cría la adaptan a la
cantidad de alimento disponible, por lo que puede realizarse en cualquier época
del año (diciembre-abril), aunque normalmente suele producirse en el periodo de
febrero a marzo.
Cría en coníferas, a menudo en
colonias. Construyen un nido con forma de cuenco en los árboles situados en el
borde de los bosques o en ejemplares aislados. Para su elaboración utilizan
ramas finas de pino, hierbas, lana, musgo y líquenes, después lo tapizan con
hierbas, pelo y plumas.
La puesta se compone
habitualmente de 3-4 huevos y la incubación dura entre 13 y 16 días. Las crías
abandonan el nido a las tres semanas de edad pero siguen siendo alimentados por
los padres durante otros 30 días más.
Entre las amenazas que padece
esta especie cabe destacar las importantes pérdidas de pollos y huevos por la intrusión
de arrendajos y ardillas, así como los incendios y las talas forestales descontroladas.
A esta especie se la considera como “De interés especial” en el Catálogo
Nacional de Especies Amenazadas.
Magníficas fotos. En mi zona de pajareo hay unos pocos asentados en un pinar de pino albar, como los pinos son muy altos son difíciles de ver, aunque en verano cuando aprieta el calor se dejan ver en las fuentes de agua de la zona. Como siempre me impresiona tu paciencia y tu habilidad fotográfica. Sigue así.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Guillermo. La verdad es que me costó bastante poderles fotografiar en condiciones más o menos decentes, pero como siempre, si perseveras lo consigues. Un saludo.
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