Hace unos días, he tenido el privilegio de poder observar y fotografiar a esta curiosa y deliciosa ave limícola, que ha aparecido fuera de sus habituales zonas de cría o residencia, y además lo ha hecho en unas fechas en que presenta su plumaje nupcial, y la verdad es que ese encuentro me ha producido una gran satisfacción.
Tras tener noticias de su presencia en la gravera de Grulleros (León) a través del blog de Birdingleon (enlace), que desde hace tiempo viene siendo uno de mis blogs de cabecera, por la gran variedad y calidad de especies que presenta esa amable familia, y de paso hacia las lagunas de Villafáfila, decidí realizar una parada previa en esa espectacular gravera que nunca defrauda y siempre hace las delicias de cualquier pajarero que las visite.
Lo cierto es que ese día tenía pocas esperanzas de poder encontrar a la Canastera común, pues ya habían pasado varios días desde el primer avistamiento, era primera hora de la mañana y por allí no había un alma que me orientara sobre la zona donde se la había localizado.
Hay que tener en cuenta que al magnífico entorno de esta gravera, se le añade la gran ventaja de la existencia de varias pistas de tierra que puedes recorrer en coche sin problemas, lo cual te permite observar y en su caso fotografiar a muchas especies de aves que por allí se pueden encontrar, sin llegar a molestarlas.
Después de estar fotografiando durante un buen rato a distintas especies de aves, entre las que se encontraban varias cigüeñuelas, avefrías, lavanderas, garcillas, garcetas, andarríos chicos y como no, algún aguilucho lagunero, entre otras muchas más especies, y como acostumbra a pasar en muchas ocasiones, cuando ya estaba con la idea de marcharme, apareció ella en el borde de una de las pistas.
Me pareció una verdadera hermosura poder observar a esta bonita especie tan cerca y sentado tranquilamente en el interior de mi coche, sin que se alterará lo más mínimo por mi cercana presencia.
En mis mejores expectativas estaba el poderla encontrar ese día, y si así ocurría, contaba con verla a una distancia considerable que, con un poco de suerte, me permitiera realizarle alguna fotografía testimonial, pero la realidad es que estaba parada tranquilamente en un margen de la pista y además, ¡oh sorpresa!, apareció a los pocos minutos otro ejemplar, dedicándose ambos a recorrer juntos una buena parte del camino buscando alimento por sus zonas verdes adyacentes.
En todo momento tuvieron un comportamiento muy tranquilo y confiado, tanto que incluso en un par de ocasiones, se vieron en la obligación de levantar el vuelo, ante la presencia en el camino de un ciclista que recorría el camino y la de dos mujeres que caminaban también por él. No hubo problemas, pues tras dar un pequeño garbeo volando y una vez que pasó el hipotético peligro, volvieron al mismo lugar, pasados unos minutos, y todos tan amigos.
Me imagino que en otros lugares de España, el observar esta curiosa especie es una posibilidad relativamente fácil, pero tanto en Asturias como en la Comunidad de Castilla y León, está considerada como una rareza aunque, según tengo entendido, en la provincia de León es un visitante relativamente regular por esta época.
Para empezar a describir esta especie, me parece interesante recurrir en primer lugar, a la etimología de su denominación científica “Glareola pratincola” que curiosamente proviene del término latino “Glareola” = “glarea” (latín): gravilla, grava y del de “Pratincola” = “pratum” (latín): prado; “incola” (latín): residente. Me parece curiosísimo que el significado de su denominación científica coincida exactamente con el lugar donde se la pudo localizar: en una pradera que bordeaba una gravera.
La Canastera común es un ave limícola (Charadriforme, como los chorlitos, chorlitejos y avefrias) de tamaño mediano que pertenece a la familia Glareolidae (corredores y canasteras), que presenta una serie de características peculiares que la diferencia del resto de aves de ese género.
Como todos sabéis, en general, las limícolas acostumbran a vivir y a alimentarse, la mayor parte del tiempo, en el suelo, cerca del agua, sin embargo, la Canastera común, al contrario de sus congéneres, se ha amoldado a una forma de vida mucho más aérea, pasando gran parte del tiempo volando y, así mismo, basando gran parte de su alimentación en la captura de sus presas al vuelo, al contrario que el resto de limícolas.
Para llevar a cabo esta particular técnica de alimentación, realizan persecuciones de invertebrados aéreos con gran agilidad y rápidos giros, generalmente en bandadas, lo cual hace que se asemejen mucho más a la que utilizan los vencejos, aviones y golondrinas.
Si a esta peculiar característica le añadimos que su aspecto en vuelo es mucho más estilizado, con una cola profundamente ahorquillada de color negro con la base blanca y las alas también oscuras, largas y puntiagudas (como un fumarel común), junto con sus cortas patas, todo esto en su conjunto, contribuye a que se les compare más con una “gran golondrina de mar”, que con el resto de las limícolas. Por ello, no es de extrañar que reciba nombres vernáculos como los de: Anduriña (golondrina en gallego) do mar, Perdiz do mar, Perdiu de mar, Perdiz de agua, e incluso el de Venceja.
La Canastera común tiene un tamaño pequeño-mediano ya que mide entre 24-28 cm de longitud, con una envergadura que puede llegar a los 70 cm. Su peso oscila entre los 60 y los 95 gramos. En esta especie existe un ligero dimorfismo sexual.
Los machos adultos en plumaje nupcial, tienen la parte superior de color pardo ocráceo claro, que se hace más oscuro en la parte superior de la cabeza (menor en las hembras) y en las alas. El obispillo es de color blanco.
Poseen un característico babero de color crema claro, que nace debajo de la parte media del ojo, abarca la garganta y está ribeteado por una ancha línea negra que es más acusada en verano, mientras que en invierno puede estar formada por un simple punteado o incluso estar ausente. El pecho es de color ocráceo y por la parte inferior, son de color blanquecino.
Como ya comenté antes, las alas son largas, estrechas y puntiagudas. Por su parte inferior, las secundarias son de color castaño rojizo y presentan un fino ribete posterior blanco, mientras que las plumas primarias, son de color negro o marrones muy oscuras.
En la cara destaca un característico pico que es corto, algo curvado hacia abajo y de color rojo intenso desde su base hasta el orificio nasal, mientras que el resto es de color negro. Además tienen una brida oscura que va desde los orificios nasales hasta la parte anterior de los ojos.
Los ojos son grandes y de color marrón muy oscuro con el párpado inferior blanco.
La cola es larga, muy ahorquillada y es blanca por debajo y negra por arriba. Cuando están en reposo sobrepasa la punta de las alas.
Las patas son cortas y de color negro al igual que los pies.
Los adultos no reproductores (invierno) tienen las bridas pálidas, unas estrías finas más oscuras en la garganta, el pecho moteado ligeramente de marrón más oscuro y las plumas de las partes superiores con márgenes claros.
La hembra no tiene la línea negra que va por encima de la mandíbula superior hasta los agujeros nasales.
Los jóvenes no tienen el babero característico y en su lugar tienen unas estrías finas más oscuras en la garganta y el pecho y dorso moteado ligeramente de marrón más oscuro, dándoles un aspecto escamoso. El pico lo tienen totalmente negro. Poseen un anillo periocular de color blanco.
La Canastera común tiene una forma de caminar ágil y rápida, muy semejante a la de los chorlitos. Anda y corre vivamente como ellos, deteniéndose a intervalos, mirando fijamente y llevando el cuello muy estirado y poniendo el cuerpo en horizontal.
Se distribuye por Europa, Asia y África. Cría en las cuencas de los mares Mediterráneo, Negro y Caspio, llegando hasta el este de Asia.
En España son habituales en primavera-verano (de marzo a septiembre) y una vez terminada la reproducción, se dirigen hacia sus cuarteles de invernada en África, donde se reunirán con ejemplares procedentes de otras regiones.
En nuestro país se reproduce fundamentalmente en el suroeste de la península, especialmente en las marismas del Guadalquivir y en menor cantidad en otros enclaves de Andalucía, Extremadura, sur de Castilla-La Mancha, Cataluña y la Comunidad Valenciana. En época de paso puede observarse también en Canarias y de forma más escasa, en Baleares.
Sus hábitats preferidos se encuentran en zonas de clima templado o cálido, generalmente a escasa altitud y con preferencia de lugares llanos, despejados y próximos a masas de agua, como las marismas, lagunas, graveras, orillas de embalses, salinas, arrozales, estepas, terrenos de cultivo y barbechos, pero siempre que estén próximos al agua.
Su alimentación se basa en pequeños insectos que cazan principalmente en vuelo, como escarabajos, polillas, saltamontes, hormigas aladas, libélulas, moscas y mosquitos. La táctica consiste en volar en grupo y perseguir a los invertebrados mediante un poderoso y acrobático vuelo, para finalmente atraparlos gracias a la sorprendente capacidad de apertura de su boca, rematada por un corto pico. Ocasionalmente también pueden alimentarse en el suelo. Tienen hábitos crepusculares, por lo que suelen cazar al anochecer y durante las primeras luces del día.
La Canastera común es un ave muy gregaria y ruidosa que cuando vuela en grupo acostumbra a lanzar continuamente un “kiki-kirrik, kiki-kirrik”, que recuerda mucho al sonido que emiten los charranes. Su llamada de alarma consiste en un “krrriii” agudo, monosílabo y en tono muy alto, que recuerda a la voz del charrancito.
Son aves monógamas y el periodo de reproducción lo realizan de abril a junio, agrupándose en colonias de cría y anidando en pequeñas depresiones del suelo, que se sitúan en lugares despejados y cercanos al agua. La puesta se compone de 2-4 huevos y su incubación dura unos 18 días aproximadamente. A los 10-12 días de edad ya comen solos, aunque siguen siendo atendidos por los adultos, no volando antes de los 25 días y más a menudo, después de un mes del nacimiento.
La Canastera común al igual que otras aves, cuando ven aproximarse al nido a un posible peligro, simulan estar heridas, aleteando y girando sobre un ala extendida, pero siempre sin perder de vista al intruso. De esta manera alejan al intruso hasta que consideran que no logrará encontrarlo. Entonces remontan el vuelo, repentinamente repuesta de sus simuladas heridas.
Las amenazas más importantes para la especie radican en la pérdida de hábitat como consecuencia de desecaciones y roturaciones, así como en la pérdida de nidos y pollos producida por el laboreo agrícola, los depredadores oportunistas (ratas, jabalíes, zorros, gatos, etc.) y el pisoteo por parte del ganado. Por otro lado son frecuentes las constantes molestias a cargo de agricultores, pescadores de cangrejos, curiosos y paseantes. El aumento brusco de los niveles de agua también afecta al éxito reproductor. La canastera común aparece incluida en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Vulnerable” y se considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Preciosas fotos de este pájaro tan bonito.
ResponderEliminarGracias Fernando. Me alegro que te guste este curioso pájaro, a mi también.
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