domingo, 4 de diciembre de 2022

Una de negrones. Negrón común (Melanitta nigra).

Desde que el día 11 de noviembre pude fotografiar al primer ejemplar de Negrón común (Melanitta nigra) en la Ría de Avilés a la altura de la Ensenada de Llodero, han sido varios los ejemplares de ésta especie de anátide que he podido observar y fotografiar en ese favorable entorno que es esa ría para ésta especie.




En aquel caso, como se puede observar en las imágenes, se trataba de un solitario ejemplar de hembra que, aunque a una considerable distancia, me deleitó con la realización de varios ejercicios o posturas característicos de ésta especie de pato buceador.




Tras una limpieza exhaustiva de su plumaje, ahora tocaba, como es su costumbre habitual, un enérgico aleteo de sus alas para realizar un buen secado.




Ya solo quedaba un último aleteo y la levantada del resto de su cuerpo para agitar sus plumas corporales al aire y finalizar la tarea de limpieza y conservación de su plumaje.




El resto del tiempo lo empleaba en realizar continuas inmersiones en el agua a la búsqueda de alimento.




Para mí siempre ha sido más fácil fotografiar a las hembras de esta especie, ya que acostumbran a visitarnos por estas latitudes con mucha más frecuencia que los machos. Precisamente por eso me produjo una gran satisfacción el localizar a un bello ejemplar macho en una zona mucho más adentro de la Ría de Avilés.




Fue concretamente una semana después del anterior avistamiento (18/11) entre la zona entre el muelle de la rula y el inicio de los pantalanes de las embarcaciones deportivas.




Allí permaneció durante más de una semana siendo su comportamiento en todo momento mucho más confiado que en el caso de la hembra, acercándose más a la zona peatonal de la ría mientras no cesaba de hacer prolongadas inmersiones en búsqueda de alimento.




Aunque con cierta frecuencia se les puede ver durante los pasos migratorios en aguas del Cantábrico y del Atlántico, hay que tener en cuenta que el Negrón común es un pato de costumbres esencialmente marinas que no penetra casi nunca en el interior, a excepción de cuando hay temporal que algunos ejemplares se refugian en las bahías y estuarios.




Ese fue el caso del que pude ser testigo dos días después (20/11) desde la localidad de Moniello (Gozón) coincidiendo con una espectacular migración que aves marinas (alcatraces, gaviotas tridáctilas y enanas, álcidos, etc) que pudimos observar esos días de temporal marítimo.




Acostumbran a ir en grandes grupos y formando largas y llamativas hileras sobre la superficie del mar.




También es relativamente frecuente poderlos contemplar a algunos kilómetros de la costa, posados tranquilamente entre las olas y sumergiéndose con facilidad durante bastante tiempo, ya que son unos excelentes buceadores. En el invierno se mantienen en la mar, pero no lejos de las costas a las que se acercan con preferencia de noche.




Como ya conoceréis el Negrón común, durante la época invernal, abandona sus frías áreas de cría en el norte de Europa (islas Británicas, norte de Escandinavia, norte de Rusia e Islandia) y pasa el invierno al sur de sus áreas de cría, por lo que las poblaciones europeas alcanzan las costas atlánticas de Europa y el norte de África, así como del Mediterráneo.


En España son invernantes habituales aunque también se les puede ver durante los pasos migratorios en aguas del Cantábrico y el Atlántico, así como del golfo de Cádiz y las costas levantinas. Su género de vida es esencialmente marino y casi nunca penetran en áreas de interior.


El paso posnupcial se produce entre septiembre y diciembre y durante marzo y abril las aves que han pasado el invierno en aguas ibéricas retornan por el Cantábrico a sus lugares de cría.




El Negrón común (Melanitta nigra) es una especie de ave anseriforme de la familia Anatidae. El nombre de su género procede de la combinación de las palabras griegas melanos “negro” y netta “pato”, y su nombre específico "nigra" en latín significa “negra” (puesto que anas y netta son femeninos).




Se trata de un gran pato marino de entre 45-55 cm de longitud, una envergadura que va desde los 70-84 cm y que pueden llegar a pesar hasta 1,5 Kg. Existe un notable dimorfismo sexual en esta especie.




Los machos, haciendo honor a su nombre, son de color totalmente negro, siendo el único pato marino de plumaje enteramente negro sin ninguna parte blanca (si la tienen, el Negrón careto y el Negrón especulado)..




Lo más destacable en su anatomía es su pico de color negro en el que destaca un abultamiento a modo de joroba que, partiendo de la base de la mandíbula superior, llega hasta su zona media (culmen) y que es de un llamativo color amarillo-anaranjado.




La cola es larga, bien visible cuando nada y ligeramente apuntada.




La cabeza es redondeada y los ojos son pequeños y de color pardo-rojizo oscuro.




Las patas son de color marrón oscuro y tienen los dedos palmeados.




Siguiendo con la cronología de mis recientes observaciones de Negrón común, el pasado día 20/11 tuve la oportunidad de observar y fotografiar junto a Joaquín Meana, a un grupo de cinco ejemplares hembras en una zona más adentro de la Ría de avilés a la altura del Centro Niemeyer.




Días más tarde a ese grupo de cinco se les unió uno más, es decir seis ejemplares como se puede apreciar en éstas fotografías.




Tras un par de días de los seis juntos, uno de ellos desapareció quedando de nuevo cinco ejemplares que, al día de hoy permanecen en la zona.




Como se puede apreciar en las imágenes, las hembras son de color pardo oscuro con el pecho y el vientre algo más claros.




En la cabeza tienen un capirote pardo oscuro que abarca el píleo, el tercio superior de la cara que incluye al ojo dentro de él. El resto de la cara (mejillas) y la parte anterior y las zonas laterales del cuello son de color marrón claro (beige).




Su pico carece del abultamiento que tiene el de los machos y es de color gris oscuro o negro con manchas amarillas alrededor de las fosas nasales, aunque éstas son mucho más pequeñas que la de los machos.




En las hembras, las patas son de color marrón verdoso.




Los ejemplares jóvenes son muy parecidos a las hembras pero algo más oscuros. 




A este respecto quiero comentar que, tras observar detenidamente las fotografías de ese grupo cabe la posibilidad de que entre las seis supuestas hembras hubiese dos ejemplares jóvenes macho.




Digo esto porque, aunque tal como comenté anteriormente, las hembras tienen el pico de color gris oscuro o negro con manchas amarillas alrededor de las fosas nasales, los machos jóvenes de primer invierno van cambiando su plumaje poco a poco e igualmente la coloración de su pico apareciendo, poco a poco, la coloración amarilla en su culmen, tal como parece verse en dos de los ejemplares del grupo.




Cuando llega la primavera esos cambios en la muda de su plumaje y de la coloración de su pico se hacen mucho más ostensibles. A ese respecto aprovecho la ocasión para compartir alguna imagen de esos cambios que pude captar en un mes de abril de hace unos años en Gijón. En ellas se puede observar su transición desde un plumaje muy parecido al de las hembras, aunque con el vientre mucho más pálido, hacia el plumaje de adulto que adquieren en primavera y que va adquiriendo poco a poco un color más oscuro. 

Imagen de archivo
Imagen de archivo
Imagen de archivo
Los jóvenes machos de primer invierno que empiezan a mudar pueden presentar dos pintas pálidas en las mejillas pero conservan el vientre blancuzco. Esos jóvenes machos aunque tienen de color amarillo una zona de la parte superior del pico, carecen del característico abultamiento que si presentan los machos adultos en esa parte del pico. 

Imagen de archivo
Imagen de archivo
Imagen de archivo
Son unos excelentes buceadores, pudiendo alcanzar en sus inmersiones los 20-30 m de profundidad. 




Para capturar a sus presas habituales, se sumergen completamente, tomando impulso con un pequeño salto y plegando las alas al cuerpo.




El Negrón común es un pato de costumbres esencialmente marinas que no penetra casi nunca en el interior, a excepción de cuando hay temporal que algunos ejemplares se refugian en las bahías y estuarios. Habitualmente se les acostumbra a contemplar a algunos kilómetros de la costa, posados tranquilamente entre las olas y sumergiéndose con facilidad durante bastante tiempo ya que son unos excelentes buceadores. En el invierno se mantienen en la mar, pero no lejos de las costas a las que se acercan con preferencia de noche.




Su hábitat durante la época de cría acostumbra a ser en zonas del interior en regiones cubiertas por tundras o vegetación baja, aunque también puede aparecer en zonas húmedas. Sin embargo, fuera del periodo reproductor, su hábitat es predominantemente marino y se instala en costas poco profundas, bahías, rías, playas y estuarios, donde esperarán hasta que las condiciones climáticas sean más favorables en las altas latitudes donde se reproducen.




Su alimentación se compone fundamentalmente de moluscos (mejillones, almejas), crustáceos (cangrejos), peces pequeños, insectos y gusanos aunque durante la época de cría también comen plantas acuáticas y brotes.




Me parece interesante hacer mención a una curiosa costumbre arraigada hasta el siglo XIX en algunas partes Francia y que relataron Alexander Wilson y Charles Luciano Bonaparte, en su libro “La historia natural de las aves de los Estados Unidos”.




Resulta que, en esa época, la Iglesia Católica aceptaba al Negrón común como un sustituto del pescado y por lo tanto, como un alimento permitido durante todos los viernes del año (en especial, los viernes de cuaresma), en los que no estaba permitida la ingesta de carne, en conmemoración del día de la semana de la crucifixión del Señor. Recordar que el cuarto mandamiento de la Iglesia Católica dice: “Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia”.




El Negrón común, durante la época invernal, abandona sus frías áreas de cría en el norte de Europa (islas Británicas, norte de Escandinavia, norte de Rusia e Islandia) y pasa el invierno al sur de sus áreas de cría.




En ese periodo migratorio, acostumbran a desplazarse en grandes grupos y es frecuente verlos a escasos kilómetros de la costa, posados tranquilamente entre las olas y sumergiéndose en grupo en busca de comida.




Se da la circunstancia de que, en las costas del norte de Francia, estos patos se sienten atraídos por un determinado tipo de almeja autóctona de esa zona, por lo que, tan pronto como el primero de ellos percibe las conchas, hace un receso para sumergirse en busca de ellas y el resto sigue el ejemplo e igualmente se dedican a bucear en busca de esos moluscos.




Esta circunstancia la aprovechaban los pescadores de la zona, que situaban sus redes flotando horizontalmente entre la arena y el nivel del agua, en el área donde se dan estas almejas y conseguían así que se enredasen en ellas los negrones, cuando buceaban para alimentarse.




Esa práctica de la pesca del Negrón común, se vio muy extendida en esa época, debido a que la Iglesia Católica permitía su consumo en esos días (todos los viernes del año) de “abstinencia de carne”, dado su sabor a pescado.




Su periodo reproductor se realiza entre los meses de mayo a junio. Construyen su nido bien oculto entre la vegetación o directamente en alguna depresión del suelo, cerca del agua junto a charcas, lagunas o arroyos y que luego recubren con musgo, plumas y plumón.




La puesta se compone normalmente de 6-8 huevos. La incubación dura un mes aproximadamente. Las crías son nidífugas y a las pocas horas de nacer abandonan el nido aunque la madre cuida de ellas durante su primer mes y medio de edad.




Las amenazas más importantes que padece esta anátida giran en torno a la alteración de los hábitats de cría e invernada; además, resulta especialmente sensible a los vertidos de petróleo y a la escasez de alimento debida al marisqueo abusivo. El Negrón común está clasificado como de Preocupación Menor en la Lista Roja de la UICN.

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