Como cada año, para los aficionados a la observación y fotografía de aves que tenemos nuestro lugar de residencia en el centro de Asturias, una referencia casi segura durante los meses de octubre y noviembre, es la llegada del protagonista de esta nueva entrada, el Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria).
Como podréis comprobar en muchas de las fotografías, el colorido de estos entornos favorece notablemente su camuflaje, ya que se confunde fácilmente con el color de su plumaje de tonos ocres y dorados, máxime si como es habitual, permanecen inmóviles, lo que les permite mimetizarse perfectamente, haciéndolos casi invisibles.
Una de las grandes ventajas
con la que el observador y fotógrafo cuenta para poder localizar en ésta época
a esta especialmente bella ave limícola, es su fuerte comportamiento gregario
pudiendo llegar a juntarse decenas de ejemplares posados y/o formando bandadas
al vuelo.
Vuelan velozmente a poca altura y frecuentemente realizando itinerarios circulares más o menos amplios, no tardando mucho en volverse a posar relativamente cerca del lugar desde donde salieron lo que facilita notablemente el poder fotografiarlos en vuelo y por lo que, lamentablemente, también son piezas favoritas de muchos cazadores.
Como en temporadas otoñales anteriores, éste año también he tenido la oportunidad de poder observarlos y fotografiarlos a lo largo de diferentes días, en distintos grupos y en diferentes hábitats, pero también he podido encontrarme con individuos que andaban en solitario y con un comportamiento mucho más confiado que cuando se encuentran en grupo.
A éste respecto, según estaba revisando y ordenando las posibles fotografías que, día tras día, he podido ir obteniendo a lo largo de ésta temporada, me he encontrado con un buen puñado de fotografías que le pude realizar a esta especie la temporada pasada y que no encontré la oportunidad de poderlas publicar.
Viendo volar esos grupos a tú alrededor, para cualquier aficionado a la fotografía, le supone todo un reto intentar obtener alguna fotografía decente de ellos en vuelo, tarea nada fácil como fácilmente podréis comprender.
Con tantos ejemplares
juntos, volando a una gran velocidad hacia tu posición y realizando continuos
quiebros, difícilmente te permiten en escasos segundos poderlos encuadrar y poder
enfocar algún ejemplar medianamente bien.
El hecho de poder observar detenidamente en la pantalla de tú ordenador a esos grupos volando, también te permite poder diferenciar mejor a alguna que otra rara especie (americana o asiática) similar a los chorlitos dorados europeos y con los cuales acostumbran a asociarse: el Chorlito dorado americano (Pluvialis dominica) y el Chorlito dorado siberiano, también conocido como del Pacífico o asiático (Pluvialis fulva), que son más pequeños, esbeltos y con patas relativamente más largas que el Chorlito dorado europeo o común. Ambas especies tienen axilas grises y no blancas como las del europeo (el plumaje sólo es visible durante el vuelo).
Como ya es habitual en mis entradas al blog, no sólo quiero publicar un buen número de fotografías, sino además aprovechar la circunstancia para conocer mejor y difundir las principales características de cada especie. En ese contexto decir que el Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria) es un ave limícola que pertenece a la familia de las “Charadriidae”, género “Pluvialis”.
El significado etimológico de su denominación científica no está muy claro, ya que el término “pluvilis” proviene del término latino “pluvía-ae”: relativo a la lluvia, y el de “apricaria” del también latino “aprícus-a-um”: expuesto al sol, que está al aire libre, despejado (or, inc.) + sufijo arius-a-um. Tanto el nombre genérico “Pluvialis” como el específico “apricaria” podrían recoger el hábitat en el que podemos encontrar a esta especie, pero también se ha especulado con que podrían tener relación con el moteado de su plumaje (salpicado, cómo de lluvia), con las migraciones relacionadas con la lluvia o incluso con que los sonidos que emiten presagian la lluvia.
El motivo de la migración de estas aves no es el huir de las bajas temperaturas árticas, sino de la nieve y el hielo que cubren los campos donde invernan, y que les impide alimentarse adecuadamente.
Al igual que ocurre en la mayor parte de las aves limícolas, a la hora de describir su plumaje debemos distinguir dos épocas o periodos distintos:
En la época reproductora
(primavera/verano) esta especie presenta un plumaje muy críptico (plumaje
nupcial), ya que tienen la cara, la garganta, la parte anterior del pecho y el
vientre de color negro. Esas zonas negras que quedan delimitadas en toda su
extensión, por una franja de color blanco que tiene la forma de una S invertida
con la primera curva que comienza en la cabeza por encima del ojo como si fuera
una ceja y se prolonga por detrás de la cara bordeándola para a continuación
dirigirse hacia delante describiendo otra segunda curva que bordea el lateral
del cuello, el hombro y los flancos. El dorso, la parte posterior del cuello y
el píleo están formadas por multitud de motas y franjas de color dorado, negro,
amarillento y blanco. (fotografías de archivo)
Fuera de la época reproductiva
(otoño e invierno) el color negro de las partes anteriores (garganta, cuello,
pecho y parte del vientre) desaparece, siendo sustituido por un color pardo
dorado fuertemente barreado sobre un fondo blanco sucio que se hace dominante
en la zona del vientre donde apenas tiene barreado. Se convierte así en un
plumaje mucho más homogéneo y mimético que les permite pasar desapercibidos
ante sus predadores.
Estas diferencias anatómicas
responden a una serie de adaptaciones para las distintas técnicas de
alimentación, de manera que los chorlitos son fundamentalmente “comedores
visuales”, esto quiere decir que detectan a la presa o sus indicios por medio
de la visión, de ahí su típicos movimientos de “mirar-correr-parar y picotear”.
Por otra parte, la familia “Scolopacidae”
son básicamente “comedores táctiles” y para ello han logrado un gran desarrollo
de unas terminaciones nerviosas quimiorreceptoras y mecanorreceptoras presentes
en el extremo distal de su pico, que les sirven para detectar a las presas en
sus continuos sondeos de limos.
En esa adaptación como
“comedores visuales” los ojos juegan un gran cometido, de ahí que tengan un
gran tamaño. El iris lo tienen de color marrón oscuro.
En cuanto al canto de estas aves decir que consiste en una especie de “puu-píiiuu” y que cuando vuelan en bandos emiten como reclamo de contacto un “píurrli” repetido y rítmico.
En nuestro país no anidan y tan solo podemos disfrutar de ellos a partir del mes de octubre que es cuando recibimos los primeros efectivos de la especie y donde permanecerán invernando hasta aproximadamente, el mes de marzo.
SEO Bird/Life
El hábitat preferido por estas aves en época invernal y durante los pasos migratorios se encuentra en localidades costeras en terrenos abiertos cercanos a la playa, playas, estuarios, campos de cultivo, praderas húmedas, pastizales y humedales del interior. En cambio, en época de cría acostumbran a localizarse en zonas de la tundra ártica con herbazales y en los campos abiertos con matorrales.
Su alimentación se compone fundamentalmente de insectos, lombrices de tierra y otros pequeños invertebrados, aunque también incluyen en su dieta hierba, bayas y semillas. Cuando están en grupo es frecuente verlos comer compartiendo terreno con otras aves y en especial, con las avefrías. Capturan el alimento en la superficie o sondeando superficialmente con el pico en el limo.
Entre los meses de abril y junio llevan a cabo el periodo de reproducción. La cría la realizan en solitario y para ello construyen el nido escarbando en el suelo una pequeña depresión poco profunda que luego forran con restos de musgo y plantas y que sitúan, entre vegetación baja o, a veces, entre piedras.
Buff...vaya pedazo de fotografías. Mi más sincera enhorabuena. Unsaludo.
ResponderEliminar