sábado, 21 de noviembre de 2020

Un año más, fiel a su cita otoñal. Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria). Pollu tordu.

Como cada año, para los aficionados a la observación y fotografía de aves que tenemos nuestro lugar de residencia en el centro de Asturias, una referencia casi segura durante los meses de octubre y noviembre, es la llegada del protagonista de esta nueva entrada, el Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria).




Habitualmente la zona más idónea para poderlos observar es el concejo de Gozón y particularmente la rasa del Cabo Peñas y los prados colindantes en los que en esa época abundan los rastrojos de los campos de cultivo de maíz.



Como podréis comprobar en muchas de las fotografías, el colorido de estos entornos favorece notablemente su camuflaje, ya que se confunde fácilmente con el color de su plumaje de tonos ocres y dorados, máxime si como es habitual, permanecen inmóviles, lo que les permite mimetizarse perfectamente, haciéndolos casi invisibles.



Una de las grandes ventajas con la que el observador y fotógrafo cuenta para poder localizar en ésta época a esta especialmente bella ave limícola, es su fuerte comportamiento gregario pudiendo llegar a juntarse decenas de ejemplares posados y/o formando bandadas al vuelo.



Vuelan velozmente a poca altura y frecuentemente realizando itinerarios circulares más o menos amplios, no tardando mucho en volverse a posar relativamente cerca del lugar desde donde salieron lo que facilita notablemente el poder fotografiarlos en vuelo y por lo que, lamentablemente, también son piezas favoritas de muchos cazadores.


Como en temporadas otoñales anteriores, éste año también he tenido la oportunidad de poder observarlos y fotografiarlos a lo largo de diferentes días,  en distintos grupos y en diferentes hábitats, pero también he podido encontrarme con individuos que andaban en solitario y con un comportamiento mucho más confiado que cuando se encuentran en grupo.


A éste respecto, según estaba revisando y ordenando las posibles fotografías que, día tras día, he podido ir obteniendo a lo largo de ésta temporada, me he encontrado con un buen puñado de fotografías que le pude realizar a esta especie la temporada pasada y que no encontré la oportunidad de poderlas publicar.




Viéndolas con detenimiento, he considerado que merecía la pena aprovechar ésta ocasión para publicar alguna de ellas ahora y no condenarlas al ostracismo almacenándolas en cualquier disco duro.




Considero que en ellas se puede apreciar con mucha más claridad la gran belleza que atesora el plumaje de esta especie.




Unas bellas figuras salpicadas de multitud de motas y franjas de color dorado, negro, amarillento y blanco que cuando las observas en posición de descanso, acicalándose o incluso plácidamente durmiendo, hace que aumente considerablemente la plasticidad de esas imágenes.




Como podréis observar en muchas de las fotografías de la temporada otoñal anterior (12/10/2019), ese bello colorido adquiere unas tonalidades muy diferentes en función de la hora del día y de la posición del sol.




Concretamente esas fotografías de la temporada otoñal anterior que ahora comparto, las pude realizar en la rasa costera del cabo Peñas, al final de un día soleado, en compañía de otros aficionados y a un pequeño grupo de chorlitos dorados que se mostraron totalmente confiados y que nos permitieron poder observar con sumo detalle su gran belleza con esas bellas tonalidades cálidas.




Nada que ver con las que se pueden apreciar a horas centrales del día o en días nublados en los que apenas destacan esos bellos tonos dorados.




Tal como comentaba anteriormente, en ésta época tienen un comportamiento muy gregario y a lo largo del día hay momentos en que se vuelven mucho más activos, realizando multitud de vuelos en grupo tras los que permanecen posados escasos minutos para volver a iniciar nuevos vuelos grupales.



Viendo volar esos grupos a tú alrededor, para cualquier aficionado a la fotografía, le supone todo un reto intentar obtener alguna fotografía decente de ellos en vuelo, tarea nada fácil como fácilmente podréis comprender.



Con tantos ejemplares juntos, volando a una gran velocidad hacia tu posición y realizando continuos quiebros, difícilmente te permiten en escasos segundos poderlos encuadrar y poder enfocar algún ejemplar medianamente bien.


El hecho de poder observar detenidamente en la pantalla de tú ordenador a esos grupos volando, también te permite poder diferenciar mejor a alguna que otra rara especie (americana o asiática) similar a los chorlitos dorados europeos y con los cuales acostumbran a asociarse: el Chorlito dorado americano (Pluvialis dominica) y el Chorlito dorado siberiano, también conocido como del Pacífico o asiático (Pluvialis fulva), que son más pequeños, esbeltos y con patas relativamente más largas que el Chorlito dorado europeo o común. Ambas especies tienen axilas grises y no blancas  como las del europeo (el plumaje sólo es visible durante el vuelo).



Como ya es habitual en mis entradas al blog, no sólo quiero publicar un buen número de fotografías, sino además aprovechar la circunstancia para conocer mejor y difundir las principales características de cada especie. En ese contexto decir que el Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria) es un ave limícola que pertenece a la familia de las “Charadriidae”, género “Pluvialis”.  



El significado etimológico de su denominación científica no está muy claro, ya que el término “pluvilis” proviene del término latino “pluvía-ae”: relativo a la lluvia, y el de  “apricaria” del también latino “aprícus-a-um”: expuesto al sol, que está al aire libre, despejado (or, inc.) + sufijo arius-a-um. Tanto el nombre genérico “Pluvialis” como el específico “apricaria” podrían recoger el hábitat en el que podemos encontrar a esta especie, pero también se ha especulado con que podrían tener relación con el moteado de su plumaje (salpicado, cómo de lluvia), con las migraciones relacionadas con la lluvia o incluso con que los sonidos que emiten presagian la lluvia.



El Chorlito dorado europeo o común es un ave limícola de un tamaño medio ya que viene a medir entre 25-28 cm de longitud, con una envergadura de hasta 60 cm y un peso aproximado de unos 220 gr. En esta especie no existe dimorfismo sexual.




Se han descrito dos subespecies: la nominal o “apricaria” presente en las islas británicas, Alemania, Dinamarca y sur de Escandinavia, que tiene un comportamiento sedentario (no emigra), y la”altifrons”, más norteña, originaria de Islandia y Europa septentrional (entre Escandinavia y Rusia) que es migratoria y que cuando empieza la temporada invernal se desplaza en dirección SO hacia el Oeste de Europa, incluida la Península Ibérica.



El motivo de la migración de estas aves no es el huir de las bajas temperaturas árticas, sino de la nieve y el hielo que cubren los campos donde invernan, y que les impide alimentarse adecuadamente.



Al igual que ocurre en la mayor parte de las aves limícolas, a la hora de describir su plumaje debemos distinguir dos épocas o periodos distintos:

En la época reproductora (primavera/verano) esta especie presenta un plumaje muy críptico (plumaje nupcial), ya que tienen la cara, la garganta, la parte anterior del pecho y el vientre de color negro. Esas zonas negras que quedan delimitadas en toda su extensión, por una franja de color blanco que tiene la forma de una S invertida con la primera curva que comienza en la cabeza por encima del ojo como si fuera una ceja y se prolonga por detrás de la cara bordeándola para a continuación dirigirse hacia delante describiendo otra segunda curva que bordea el lateral del cuello, el hombro y los flancos. El dorso, la parte posterior del cuello y el píleo están formadas por multitud de motas y franjas de color dorado, negro, amarillento y blanco. (fotografías de archivo)



Fuera de la época reproductiva (otoño e invierno) el color negro de las partes anteriores (garganta, cuello, pecho y parte del vientre) desaparece, siendo sustituido por un color pardo dorado fuertemente barreado sobre un fondo blanco sucio que se hace dominante en la zona del vientre donde apenas tiene barreado. Se convierte así en un plumaje mucho más homogéneo y mimético que les permite pasar desapercibidos ante sus predadores.




El dorso y las alas son de color marrón oscuro con los márgenes de las plumas de color dorado-anaranjado y blanco, teniendo en general, un plumaje menos contrastado, más homogéneo y con los dorados menos llamativos.




El píleo es de color marrón oscuro con estrías amarillentas.




La cara es amarillenta y está bastante estriada




El pico como es característico de la familia de los chorlitos (Charadriidae), es corto, delgado, recto, puntiagudo y de color negro. Existe una gran diferencia con el pico de otras limícolas como ocurre con la familia Scolopacidae (correlimos, agachadizas, zarapitos, agujas, etc) donde es excepcionalmente largo.

Estas diferencias anatómicas responden a una serie de adaptaciones para las distintas técnicas de alimentación, de manera que los chorlitos son fundamentalmente “comedores visuales”, esto quiere decir que detectan a la presa o sus indicios por medio de la visión, de ahí su típicos movimientos de “mirar-correr-parar y picotear”.



Por otra parte, la familia “Scolopacidae” son básicamente “comedores táctiles” y para ello han logrado un gran desarrollo de unas terminaciones nerviosas quimiorreceptoras y mecanorreceptoras presentes en el extremo distal de su pico, que les sirven para detectar a las presas en sus continuos sondeos de limos.


En esa adaptación como “comedores visuales” los ojos juegan un gran cometido, de ahí que tengan un gran tamaño. El iris lo tienen de color marrón oscuro.




La cola es corta y las patas son medianamente largas y de color gris-negruzco.



En vuelo se les puede apreciar una banda alar blancuzca, difusa y estrecha, así como las axilas y partes interiores de las alas que también son de color blanco.



En cuanto al canto de estas aves decir que consiste en una especie de “puu-píiiuu” y que cuando vuelan en bandos emiten como reclamo de contacto un “píurrli” repetido y rítmico.


El Chorlito dorado europeo está presente en Europa, Asia y África. Sus zonas de cría se localizan fundamentalmente en las tundras árticas de Islandia, norte de Gran Bretaña y de Escandinavia (Suecia, Noruega y Finlandia) y Siberia. Cuando llegan los fríos del invierno se desplazan a diversas zonas de Europa suroccidental y el noroeste de África. El límite de su área de invernada se encuentra en el sur de la Península Ibérica y el Norte de África.


En nuestro país no anidan y tan solo podemos disfrutar de ellos a partir del mes de octubre que es cuando recibimos los primeros efectivos de la especie y donde permanecerán invernando hasta aproximadamente, el mes de marzo.



Son más habituales en el cuadrante suroccidental de la Península (Extremadura y oeste de Andalucía), así como en algunos tramos de las costas atlánticas. Las principales áreas de invernada se localizan en los pastizales del Campo Arañuelo, en Cáceres, y los llanos y vegas centrales de la misma provincia, La Serena (Badajoz), y el Campo de Gibraltar. Resulta común en Baleares, pero escaso e irregular en Canarias. El paso migratorio lo realizan siguiendo las costas cantábricas y atlánticas o por aguas interiores.

SEO Bird/Life


El hábitat preferido por estas aves en época invernal y durante los pasos migratorios se encuentra en localidades costeras en terrenos abiertos cercanos a la playa, playas, estuarios, campos de cultivo, praderas húmedas, pastizales y humedales del interior. En cambio, en época de cría acostumbran a localizarse en zonas de la tundra ártica con herbazales y en los campos abiertos con matorrales.



Su alimentación se compone fundamentalmente de insectos, lombrices de tierra y otros pequeños invertebrados, aunque también incluyen en su dieta hierba, bayas y semillas. Cuando están en grupo es frecuente verlos comer compartiendo terreno con otras aves y en especial, con las avefrías. Capturan el alimento en la superficie o sondeando superficialmente con el pico en el limo.



Entre los meses de abril y junio llevan a cabo el periodo de reproducción. La cría la realizan en solitario y para ello construyen el nido escarbando en el suelo una pequeña depresión poco profunda que luego forran con restos de musgo y plantas y que sitúan, entre vegetación baja o, a veces, entre piedras.



Acostumbran a poner 4 huevos que incuban ambos padres durante 25-30 días, aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido y son capaces de desplazarse y alimentarse por sí mismas, aunque siguen siendo atendidas por sus padres durante unos 28 días más.




Las principales amenazas que se ciernen sobre esta especie son la caza incontrolada y la pérdida o alteración del hábitat, sobre todo como consecuencia de su transformación en regadíos. Aunque es una especie común, la población europea de Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Dinamarca y Países Bálticos, se ha reducido mucho en los últimos tiempos, debido fundamentalmente a la destrucción o transformación de su hábitat. El chorlito dorado europeo se incluye en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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