Ya va siendo hora de poner punto y final a esos estupendos días que en la mejor de las compañías pude disfrutar a lo largo del mes de enero en ese maravilloso entorno que es la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa.
Como podéis haber comprobado a lo largo de estas extensas entradas al blog, parece mentira la gran diversidad de especies que en unos pocos días pude fotografiar a placer y a las que habría que añadir otro buen número, que por aquello de no aburrir más, no he querido incluir en el blog.
En cuanto a la gran belleza de ese buen puñado de especies que he presentado a lo largo de estas entradas, considero que es indiscutible y por ello no quiero terminar sin incluir tres especies más que por derecho propio creo que se merecen ser incluidas dentro de ellas.
Ya habéis podido adivinar que una de ellas es el Mosquitero común (Phylloscopus collybita), un bello y simpático pajarillo que, como suele ser su costumbre, no paraba de revolotear entre la vegetación y que nos brindo a los aficionados que allí nos reunimos unas poses de lo más interesantes.
Suponía todo un reto conseguir congelar la imagen de un pajarillo tan inquieto, pero una vez conseguida el resultado era más que satisfactorio, o al menos eso me parece a mi.
Aunque se trata de uno de los pájaros más frecuentes en Europa, el colorido pardo olivaceo de su plumaje le proporciona una belleza especial.
Al Mosquitero común (o europeo) lo podemos observar en Asturias a lo largo de todo el año, pero es en el otoño (octubre/noviembre) cuando se produce la llegada de un buen número de ejemplares provenientes de diversos países del norte de Europa que acuden a nuestro país en búsqueda de alimento y de un mejor clima.
Su canto es una de las características que permite diferenciarlo de otras especies de mosquiteros, en especial del Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) y constituye una de las primeras señales de que da comienzo la primavera.
A este respecto, y a modo de curiosidad, me gustaría comentar que su denominación científica como "Phylloscopus collybita" proviene del término griego "Phylloscopus" (phyllon/φυλλον), hoja y "skopeo" (σκοπεω),"mirar", ya que el género comprende especies que pasan mucho tiempo alimentándose en los árboles, mientras que "collybita" es una corrupción de la palabra "kollubistes", "cambiador de monedas", relacionando el canto de esta especie con el tintinear de las monedas. Su congénere, el Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) tendría el mismo significado pero el término latino "trochilus", significaría, ave pequeña.
La segunda especie de ave que por derecho propio tengo que incluir en estas extensas entradas dedicadas a la gran diversidad de especies que a lo largo de unos pocos días pude observar y fotografiar en la ría de Villaviciosa, es el Archibebe claro (Tringa nebularia).
Una gran belleza la de esta delicada y elegante ave limícola con unas patas y un pico muy largos y de un considerable tamaño, siendo el mayor de los archibebes que habitualmente aparecen en nuestro territorio.
Su característica coloración bastante clara (Archibebe claro), dominada por los tonos blanquecinos y grisáceos, le permitían pasar bastante desapercibido al confundirse con el color que ese día nublado adquiría el agua.
Se trata también de un invernante regular escaso, siendo la ría de Villaviciosa una de las localidades costeras en donde se pueden observar las mejores poblaciones de esta especie junto a las marismas del Guadalquivir, las rías gallegas o el delta del Ebro. Su número se ve claramente aumentado durante los pasos migratorios.
Un verdadero placer poder observar a esta delicada y elegante especie alimentándose en las aguas someras de la ría de los pequeños peces, gusanos, moluscos, insectos acuáticos y sus larvas, que constituyen parte de su dieta habitual.
Y como punto final de toda esta extensa tanda de entradas de mis recientes observaciones en la ría de Villaviciosa, quiero dedicárselo al Archibebe común (Tringa totanus), un ave limícola, que no por el hecho de ser el más abundante de los cuatro archibebes que habitualmente podemos ver en nuestros litorales (A. común, A. oscuro, A. claro y A. fino), deja de ser, desde mi punto de vista, un ave zancuda con una belleza y elegancia muy particular.
Aparte de ser el archibebe más común o abundante en España, el Archibebe común tiene el privilegio de ser el único que se reproduce en ella, aunque eso sí, en escaso número.
En nuestro país son residentes habituales y durante los pasos migratorios (marzo-mayo y julio-octubre) su número se amplía debido a la llegada de algunos ejemplares europeos sobre todo en la costa atlántica andaluza (bahía de Cádiz) y el Mediterráneo (delta del Ebro). A nuestro territorio acuden además, individuos invernantes de toda Europa occidental.
En España existen núcleos de reproducción en Andalucía occidental, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, el sureste ibérico, las islas Baleares y, ocasionalmente, Aragón, Galicia y Extremadura.
Su dieta se compone habitualmente de pequeños invertebrados que recogen, bien de la superficie del agua o calando el pico en el fango y entre sus presas favoritas figuran los gusanos de arena y fango, lombrices, moluscos, insectos, crustáceos (pequeños cangrejillos) y ocasionalmente de alguna materia vegetal.
Última de una magnífica serie para mostrarnos la enorme diversidad de la Ría. Un saludo.
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