Uno de los últimos días del pasado año (29/12/2019) aprovechando la buena meteorología y buscando un rato para disfrutar del “pajareo” entre tanta celebración navideña, decidí darme una vuelta por uno de los parques urbanos de Avilés para observar los pajarillos que en ésta época invernal se mueven por él.
Es una práctica que con cierta regularidad me gusta realizar cuando no dispongo de mucho tiempo, ya que no requiere realizar desplazamientos largos, búsquedas interminables y laboriosas, y además, casi siempre, te proporciona más de una satisfacción.
A través de la fotografía de esos increíbles seres, consigo poder admirar mucho mejor su belleza y conocerlos mejor a través de la revisión bibliográfica que realizo al escribir entradas como ésta, en las que comparto las imágenes que me parecen más interesantes.
En ese sentido hoy os presento las fotografías que recientemente he podido realizar a este bello pajarillo al que, al igual que me ocurre con otros muchos, ya había fotografiado en varias ocasiones, pero que, tal vez debido a que es bastante frecuente en nuestro país, hasta ahora nunca le había dedicado una entrada en exclusiva en el blog.
Como indico en el título de la entrada, se trata de un pajarillo muy activo e inquieto, pero muy confiado. Prueba de ello, es que me permitió realizarle un extenso reportaje fotográfico mientras a escasos metros de mi posición se alimentaba sin cesar de semillas de varios de los árboles de ese parque.
Dadas las facilidades que me proporcionaban para poderles fotografiar con buena luz, sin grandes obstáculos que se interpusieran, y sobre todo por la belleza plástica que suponía verles hacer grandes equilibrios y piruetas para poder extraer las semillas con las que alimentarse, me centre en un bello ejemplar de “Liquidambar styraciflua”, liquidámbar americano o, simplemente, liquidámbar.
Se trata de un árbol caducifolio que es un viejo conocido mío, ya que cada otoño me encanta ver y fotografiar. La espectacularidad de este árbol se la proporciona la forma de sus hojas con cinco lóbulos puntiagudos que recuerda a la de los arces, así como la variada gama de colores que éstas exhiben en esa época, que van desde el verde, a los brillantes naranjas, rojo o púrpura. Os dejo unas imágenes que a ese mismo árbol le pude sacar a principios del pasado otoño.
Además, éste magnífico árbol no solo sirve para embellecer el paisaje, sino que también proporciona alimento a los pájaros, ya que desarrolla unas infrutescencias péndulas esféricas de 3-4 cm de diámetro que cuelgan de un fino pedúnculo alargado que se resecan, oscurecen y se quedan "in situ durante largo tiempo. Dentro de ellas se desarrollan numerosas (20 a 50) cápsulas biloculares con dos tipos de semillas en su interior: unas elípticas alargadas, de escasos centímetros, negruzcas, apicalmente aladas (ala de color canela, algo traslucida) y otras abortadas, muy numerosas, de tamaño diminuto (milimétricas) y con aspecto de serrín.
Abedul
Para ello, no solo se sirven de su adaptado pico, sino que además, en ocasiones, utilizan los dedos de sus pies para enganchar esas infrutescencias con sus uñas, arrastrándolas a su posición más estable en las ramas, evitando de esa manera, el balanceo de las mismas, lo cual favorece la extracción de sus semillas.
El Jilguero lúgano (Spinus spinus) también conocido popularmente como simplemente Lúgano (en Asturias, Úbano), es un paseriforme perteneciente a la familia de los fringílidos (verderones, verdecillos pinzones, pardillos, camachuelos, picogordos) y que fue descrito por Carlos Lineo en 1758 como “Fringilla spinus”, posteriormente (1760) Brisson describió el género “Carduelis” y se le designó como “Carduelis spinus”, hasta que recientemente este género se dividió y a esta especie se la incluyó en el género “Spinus”, denominándosele actualmente “Spinus spinus”. A pesar de contar con una gran área de distribución es una especie monotípica, es decir, no tiene descritas subespecies.
Se trata de un pájaro de pequeño tamaño con unos 12 cm de longitud, con una envergadura de entre 20-23 cm de longitud y un peso que puede llegar a los 19 gr. En esta especie existe un claro dimorfismo sexual. Guarda un cierto parecido con algunos otros pajarillos con los que se puede llegar a confundir, como es el caso del Serín verdecillo, Verderón común o el Verderón serrano.
En el caso de los machos tienen las partes superiores de color verde oliváceo amarillento ligeramente rayado de negro.
La garganta es de color amarillento, lo mismo que el cuello, y en ella tienen una pequeña mancha negra debajo del pico (babero). La cantidad de negro en el babero es muy variable entre machos, y se ha relacionado su mayor tamaño con mayor dominancia dentro del grupo.
El pecho y el obispillo son amarillentos sin listas.
Por su parte, los flancos son de color blanquecino amarillento con listas de color negruzco.
La parte anterior del vientre es amarillenta, mientras que la parte posterior y la zona caudal inferior son blanquecinas.
Las alas son de color verde oliváceo-amarillento en la zona de las coberteras pequeñas y en el resto son de color negruzco con una ancha franja alar de color amarillento. Las plumas primarias y las secundarias son de color negruzco con los bordes blanquecinos.
La cola es corta y está muy bifurcada cuando está cerrada. Es de color negruzco con una gran zona amarilla en los lados de la base de las rectrices externas.
En la cabeza tienen un destacado capirote de color negro que abarca la frente y el píleo.
La cara es de color amarillento con una parte más oscura verde grisácea en la zona de las auriculares y una lista superciliar de color amarillento que se inicia encima del ojo y se dirige hacia la nuca describiendo una pequeña curva. Los ojos son pequeños y tienen el iris de color negro.
Su pico está adaptado para su alimentación ya que es corto, fuerte, pero fino y puntiagudo, para poder conseguir las semillas de las que se alimenta. Es de color parduzco con tintes negruzcos en el culmen.
Las patas son medianamente largas y de color parduzco oscuro.
En el caso de las hembras su coloración es mucho menos amarillenta, es más pálida y están más rayadas.
Se diferencian claramente de los machos porque no tienen el capirote negro ni la mancha negra en la garganta. El píleo y sus auriculares son de un color verdoso.
La garganta y el pecho son de color blanco grisáceo con tintes amarillentos en sus lados. El obispillo es de un color amarillo blanquecino levemente listado.
Por su parte los ejemplares jóvenes guardan un gran parecido con las hembras pero con una coloración de tonos más parduzcos, un plumaje más apagado y están mucho más listados.
Tiene un comportamiento muy activo e inquieto. Con respecto al ser humano resulta bastante confiado, pudiéndosele observar a poca distancia.
Durante el otoño e invierno es muy social y forma grupos con otras especies, normalmente junto a otros fringílidos, que suelen ser bastante pequeños y muy cohesionados, aunque pueden ser muy grandes. Ese comportamiento gregario deja de serlo en la época de cría en la que se vuelve mucho más tímido, solitario y difícil de ver. Al respecto de esto, existe una leyenda alemana que dice que los jilgueros lúganos guardan una piedra mágica en su nido que les convierte en invisibles.
El canto de este pájaro es similar al de otros fringílidos, un gorjeo y trino fluido y rápido, que mantienen largo tiempo y que interrumpen ocasionalmente por una sílaba más fuerte o cortante. Cantan durante todo el año y a menudo en grupo. Tiene dos tipos de reclamo y ambos son de gran alcance, pero contrapuestos: uno es descendente y el otro ascendente tipo “tilu” y “tluih”. También en ocasiones emite un chirrido traqueteante áspero.
Se distribuyen por la mayor parte de Eurasia y el norte de África.
En nuestro país, durante el otoño y el invierno son residentes habituales en prácticamente, todo el territorio. En esa época su número aumenta debido a la llegada de aves procedentes del Norte de Europa, en especial Finlandia y Noruega. En cambio, en primavera solo se encuentra de manera regular en los Pirineos y, más esporádicamente, en otros sistemas montañosos de la mitad norte: Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sistema Central. Ocasionalmente también se registra en las sierras béticas.
Los jilgueros lúganos tienen un comportamiento migratorio variable según el área de distribución. A su vez, muestra movimientos regionales y continentales que dependen de la disponibilidad de alimento y no están sujetos a una regularidad anual.
Las poblaciones del entorno del mar Báltico y Rusia se desplazan en invierno hacia el centro y sur de Europa. El número de ejemplares que migran depende del éxito reproductor de la primavera anterior y de la disponibilidad de alimento.
Su distribución estacional también está marcada por el hecho de que sigue un patrón anómalo de migración. Cada pocos años sus migraciones al sur son mucho mayores, y las poblaciones invernantes en la Península Ibérica se multiplican.
Este suceso ha sido objeto de diversas teorías, como que se produce en los años de fuerte fructificación del abeto rojo en el centro y norte de Europa, lo que hace aumentar en gran medida las poblaciones de Jilguero lúgano, o que se da en años de una gran fructificación de alisos y abedules. Es un ave que no se asienta por largo tiempo en un área, sino que varía mucho sus áreas de cría, alimentación, invernada de año en año.
Por ello, cada dos-cinco años, en función de la fructificación del abeto rojo en el norte de Europa, se producen grandes irrupciones de jilgueros lúganos en el centro del continente, que en ocasiones alcanzan también la Península Ibérica y otros territorios mediterráneos. Por otra parte, las poblaciones centroeuropeas son sedentarias, aunque, igualmente, la crudeza del invierno o la escasez de semillas fuerzan su desplazamiento hacia los países mediterráneos. A su vez, en estos territorios meridionales puede haber poblaciones reproductoras sedentarias que en invierno se desplazan de manera errática.
El hábitat preferido de esta especie en nuestro país en época de cría se encuentra en los bosques de coníferas (pino silvestre, pino laricio y pino negro), abetos y hayas. En temporada invernal, además de aparecer en dichos bosques, se observa en formaciones de ribera con alisos, abedules u olmos, también en los campos de rastrojos, barbechos, campiñas, orillas de los caminos, jardines y zonas abiertas con árboles.
Su alimentación (granívora) se basa en la ingesta de semillas de pinos, alisos, abedules, olmos y diversas herbáceas (cardos, dientes de león, artemisas, centaureas). Durante el periodo reproductor complementa esa dieta consumiendo insectos.
El Jilguero lúgano es una de las pocas especies de aves en las que se ha descrito el llamado “allofeeding”, comportamiento que se basa en el que los subordinados (del mismo sexo) regurgitan comida a los líderes dominantes del grupo; lo que contribuye a una gran cohesión en los grupos e implica una estructura jerárquica muy fuerte.
El periodo de reproducción acostumbra a iniciarse en el mes de abril y prolongarse hasta julio. El inicio de ese periodo puede verse influido por la disponibilidad de alimento que si es generosa puede hacer que se adelante hasta el mes de enero. También, si las condiciones son favorables, pueden llegar a efectuar dos puestas al año.
Ambos sexos construyen un nido con forma de cuenco y lo ubican en las ramas más altas de los árboles, sobre todo en las coníferas. Para su elaboración utilizan pequeñas ramitas, lana, musgo y líquenes, después lo tapizan con raicillas, plumas, pelos y lana. La puesta se compone habitualmente de 3-5 huevos. La incubación dura de 11-14 días. Las crías abandonan el nido cuando tienen unos 15 días de edad.
Las principales amenazas para esta especie provienen de la agricultura intensiva y de la caza con red o con liga, que aún se mantiene en algunas zonas. Esta especie sigue siendo víctima de la caza ilegal y es de las especies que se siguen enjaulando como ocurre con los jilgueros, pardillos y otros fringílidos. La tendencia clara en sus poblaciones es estable, lo que junto a su gran número de individuos y amplia distribución han llevado a que no se considere amenazada y haya sido catalogada por la UICN como “Preocupación menor”. En España también se le considera como “No amenazado”.
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