En esta temporada del año en la que hay poco movimiento de aves, he querido dedicar una entrada al blog al que casi con seguridad, se trata del pato más sobrio, discreto y poco llamativo de los que habitualmente podemos encontrarnos en nuestro país. Me estoy refiriendo al Ánade friso (Mareca strepera).
Es precisamente por esa discreción del colorido general de su plumaje por lo que habitualmente se le dedica poca atención en reportajes fotográficos y entradas a blogs, máxime si tienes que comparar su belleza con la del resto de patos que estamos acostumbrados a ver en nuestro entorno, ya que, el que no tiene un colorido variado y llamativo, tiene un diseño o característica anatómica especial.
Incluso el más frecuente y habitual acompañante de esta especie, como es el Ánade azulón o real, es mucho más llamativo que el protagonista de esta entrada, el Ánade friso, al menos en lo referente a los machos de la especie, porque en el de las hembras el parecido es importante, como luego veremos.
Desde hace tiempo venía queriendo dedicar una entrada a este pato, pero hasta ahora siempre había optado por alguna otra especie más fotogénica o menos frecuente en nuestro medio. En esta ocasión, aprovechando las fotografías que le pude realizar a esta especie en mi reciente viaje a Santoña (Cantabria), unidas a otras que poco a poco he ido archivando, quiero sacarme la espinita y dedicarle una entrada que permita conocer un poco mejor a esta especie de la que acostumbramos a publicar o escribir poco.
Para empezar quisiera comentar que la denominación científica de este pato, que hasta hace relativamente poco la mayoría conocíamos como “Anas strepera” (Linneo en 1758), desde el año 2009, a raíz de la realización de estudios filogenéticos moleculares en los que se comparó secuencias de ADN mitocondrial del género “Anas”, se llegó a la conclusión que lo razonable sería segmentar ese género en cuatro secciones monofiléticas, cada una con su nivel genérico. Así, se decidió que su nueva denominación científica fuera la actual de “Mareca strepera” cuyo origen etimológico proviene de la palabra en portugués “marréco”, que se emplea para designar a un pato pequeño y “Strepera”: ruidoso. En esta nueva denominación adoptada por la AOS (American Ornithological Society), se encuentra emparentado, entre otros, con los silbones.
El Ánade friso es un pato de tamaño mediano que viene a tener una longitud de entre los 46-58 cm, con una envergadura de 78-90 cm. Pueden alcanzar un peso de 1,100 Kg en el caso de los machos y los 850 g en el de las hembras.
Al igual que ocurre en otros géneros de patos, se pueden distinguir dos tipos de plumaje en el caso de los machos: el que lucen durante el periodo estival (junio-agosto), el llamado plumaje de eclipse que es menos llamativo y se asemeja al de las hembras, y el que exhiben durante el resto del año, denominado nupcial, que es mucho más vistoso y que, durante el período reproductivo, intensifica aún más su coloración.
Los machos en plumaje nupcial tienen las partes superiores de color pardo grisáceo, algo más claro en la cabeza y el cuello.
En la uniformidad del colorido pardo grisáceo de su plumaje, destaca un espejuelo blanco (plumas secundarias) con los bordes de color gris y negro, que se hace especialmente visible cuando extienden las alas, momento en el que también se puede apreciar el color castaño-rojizo de las coberteras alares.
El pecho es de color grisáceo y presenta un conspicuo vermiculado con infinidad de dibujos con forma de pequeñas curvas de color blanquecino.
Al igual que el pecho, también los flancos son grises y tienen un profuso y fino vermiculado blanco.
En su parte posterior destaca mucho la cola que es de color negro, excepto la parte terminal que es de color gris.
Por su parte inferior tienen el vientre blanco.
En la cara se puede apreciar la existencia de una brida de color pardo por delante del ojo y una lista ocular de color pardo más oscuro que desde la parte posterior del ojo se dirige hacia atrás.
El pico es delgado y es de color gris plomizo, casi negro.
Las patas son de color amarillo anaranjado o amarillo grisáceo y tienen los dedos palmeados.
Durante la fase de eclipse (junio-agosto) el plumaje de los machos es menos llamativo, les desaparecen los dibujos vermiculados del cuerpo y se muestran uniformemente coloreados de pardo-grisáceo, más aún que las hembras en plumaje nupcial. Sin embargo, no pierden su espejuelo blanco ni el color castaño rojizo de las cobertoras alares.
El plumaje de las hembras guarda un gran parecido con el de las hembras de Ánade azulón, ya que al igual que ellas, también son de color pardo, aunque algo más claro o incluso algo grisáceo (cabeza).
Al abrir las alas se les nota un ligero tinte acastañado en las cobertoras mucho menos vivo que en los machos y carecen de las plumas negras de la parte trasera tan notorias en aquellos.
Su vientre es blanquecino.
Al igual que los machos también tienen un espejuelo blanco en las alas que es más visible cuando las extienden.
El pico es delgado y es algo negruzco por la parte superior y de color naranja por los laterales.
Las patas y pies son amarillo anaranjado o amarillo negruzco.
Los jóvenes son casi iguales que las hembras con el plumaje pardusco, pero tienen el pecho rayado y el vientre no es blanco uniforme sino moteado.
El dato más notorio es el espejuelo de color grisáceo muy poco marcado.
La cabeza es más grisácea. El pico es muy similar al de las hembras, es de color anaranjado negruzco.
El Ánade friso es un pato bastante silencioso, excepto durante el cortejo. La hembra emite graznidos en series descendientes de tipo “cuac” como la del Ánade azulón pero más agudos, que suelen transcribirse como “gag-ag-ag-ag”. Los machos emiten gruñidos que se transcriben como “merc” y silbidos.
Es una especie tímida, lo cual, unido a su color discreto, hace que muchas veces pase desapercibida. Nunca se le ve en gran número y suele encontrarse en compañía de otras aves como ánades reales.
El Ánade friso (Mareca strepera) se distribuye ampliamente por Gran Bretaña, sur de Escandinavia, buena parte de Europa central y meridional (incluida España), Turquía, Rusia, Asia central y Norteamérica al sur del círculo polar.
En España son residentes habituales pero su número aumenta notablemente durante el invierno, ya que se les unen ejemplares procedentes del centro y norte de Europa que acuden para invernar y que permanecen en nuestro territorio entre octubre y marzo. Los ejemplares reproductores se comportan como parcialmente migradores, ya que solo llevan a cabo movimientos dispersivos ocasionales relacionados siempre con las condiciones meteorológicas y, en particular, con las fluctuaciones en los niveles hídricos de los humedales donde habitan.
La llegada de los ánades frisos europeos que invernan aquí se produce normalmente a partir de septiembre y continúa hasta diciembre, a no ser que una inesperada ola de frío arroje sobre la Península Ibérica millares de anátidas en meses tan tardíos como enero y febrero.
Los principales núcleos reproductores que podemos encontrar en nuestro país se focalizan en las marismas del Guadalquivir, delta del Ebro y La Mancha, aunque cría también de forma más dispersa en diversas localidades de Aragón, Extremadura, Toledo, Madrid, Castilla y León, Álava, Galicia, Asturias, Cantabria y Levante. Se reproduce también en Baleares, en tanto que resulta raro e irregular en Canarias y falta en Ceuta y Melilla.
Su hábitat preferido son lugares donde exista agua dulce, poco profunda y con abundancia de vegetación palustre como es el caso de los humedales, lagunas, marismas, embalses y ríos.
El Ánade friso no es una especie de anátide buceadora, nunca sumergen el cuerpo por entero dentro del agua. Se cala como el Ánade azulón, dejando fuera solamente la parte posterior del cuerpo y ayudándose con las patas.
Su alimentación es fundamentalmente vegetariana a base de plantas acuáticas (hojas, tallos y raíces) y sus semillas pero también comen ocasionalmente lombrices, caracoles, moluscos, peces pequeños, renacuajos, ranas pequeñas e insectos acuáticos.
Su periodo reproductivo lo llevan a cabo entre los meses de abril y julio. Previamente, la hembra elige a su macho a través de una serie de posturas a las que este debe responder, terminando ambos haciendo un gesto conjunto, hundiendo el pico en el agua
Es la hembra la encargada de construir el nido con materia vegetal revestida de plumón, normalmente en el suelo entre la vegetación pero no necesariamente cerca del agua. La puesta se compone normalmente de 6 a 15 huevos. La incubación, llevada a cabo por la hembra, dura de 24-26 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido.
Las principales amenazas para esta especie son la pérdida o alteración del hábitat en el que viven (contaminación o eutrofización), así como las molestias humanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario