A principios de este mes de enero de 2019 tuve la oportunidad de volver a la localidad de Navia (Asturias), en donde había estado en el pasado mes de diciembre para realizar un reportaje fotográfico de una pareja de hembras de Eider común que habían aparecido en su ría y que publiqué en este blog el día 20/12/2018.
Para mí supuso todo un descubrimiento esta interesante localidad del occidente asturiano, en la que ya había estado en otras ocasiones, pero prácticamente de paso, sin llegar a descubrir una serie de rincones y parajes bien bonitos y cuidados que ahora, poco a poco, voy descubriendo y que recomiendo a todos los lectores que se animen a leer estas líneas.
En aquella visita rápida que hice a la zona de la entrada de la ría, pude descubrir, casi, casi de pasada, las maravillas que desde el punto de vista de la observación y fotografía de aves, tenía la denominada Poza de Navia y su entorno más cercano.
Se trata de una laguna de agua salada, que al parecer se recuperó recientemente (2018), tras abrir y rehabilitar el canal que comunica esta laguna con el estuario, a través de la escollera de canalización, y que permite la renovación de todo un ecosistema de forma regular. De esta manera, con el ciclo regular de las mareas se consigue vaciar y llenar parte del agua contenida de la poza, evitando su vaciamiento completo en bajamares importantes. Esta reciente actuación ha conseguido mantener una importante variedad de especies de aves que pueden ser avistadas fácilmente a través de diversos sendas peatonales que discurren por su perímetro.
Recordando de memoria las especies que de pasada pude ver en esa primera visita, entre otras cabe destacar: Eider común, Ánade real, Cerceta común, Zampullín común, Silbón europeo, Agachadiza común, Garceta común, Garza real, Cormorán grande, Cormorán moñudo, Focha común, diversas especies de gaviotas, Ánade rabudo, Archibebe común y claro, Martín pescador, Escribano soteño, Zorzal común, Mirlo común, Bisbita pratense, Jilguero, etc.
A la vista de esta gran variedad y dado que la climatología reinante a lo largo de este mes de enero no ha sido muy favorable que digamos para la presencia de especies en paso, decidí volver a esa localidad de Navia, para entre otras, intentar fotografiar a varias parejas de Silbón europeo (Mareca penelope) que pude ver tan solo de pasada en mi primera visita.
Desde siempre, el Silbón europeo (Mareca penelope) me ha parecido un pato muy guapo y especialmente simpático, por lo que siempre que tengo la oportunidad de observarlo, me gusta fotografiarlo. Aunque ya lo había logrado en varias ocasiones anteriores, ahora no quería dejar de pasar la ocasión de poderles fotografiar en ese bello entorno de la Poza de Navia, en la que se les podía ver formando varias parejas y alimentándose continuamente en sus aguas someras, y dedicarle esta nueva entrada al blog. Además he querido aprovechar esta ocasión, para compartir un buen puñado de fotografías de esta especie, que a lo largo de los últimos años he ido consiguiendo y que hasta ahora no había publicado.
El Silbón europeo (Mareca penelope) es uno de los patos más abundantes que podemos ver en España durante la temporada invernal. Al igual que ha ocurrido con el protagonista de mi anterior entrada al blog, el Ánade friso (Mareca strepera), con el que se encuentra directamente emparentado, su denominación científica, que hasta hace relativamente poco la mayoría conocíamos como “Anas penelope” (Linneo en 1758), desde el año 2009, a raíz de la realización de estudios filogenéticos moleculares en los que se comparó secuencias de ADN mitocondrial del género “Anas”, se llegó a la conclusión que lo razonable sería segmentar ese género en cuatro secciones monofiléticas, cada una con su nivel genérico.
Por este motivo, se decidió que su nueva denominación científica, adoptada entre otros por la AOS (American Ornithological Society), fuera la actual de “Mareca penelope” cuyo origen etimológico proviene de la palabra en portugués “marréco”, que se emplea para designar a un pato pequeño y “penélope” del griego “penelops”, que como muchos ya sabéis en la mitología griega fue hija de Ícaro y esposa de Ulises, pero de la que no he conseguido saber la razón exacta que dio lugar para dar ese nombre a la denominación científica de esta anátide. Existe la teoría de que puede venir a que era un pato que se suponía que había rescatado a Penélope cuando la habían arrojaron al mar. Su nombre también deriva del griego antiguo “πήνη”; pene, que significa trenza y ”ops”; apariencia, del ardid que usó Penélope para disuadir a los pretendientes mientras su esposo, Ulises, estaba ausente.
Lo que sí es conocido, es que su nombre vulgar o común, hace referencia a que los machos emiten frecuentemente un silbido agudo audible a una considerable distancia y que es diferente del que emiten las hembras (graznido muy grave). Se trata de un corto silbido emitido en dos tonos, tipo “tuiiuuu”, muy característico. El primero es más alto e inmediatamente está seguido de otro más débil y apenas perceptible.
Se trata de un pato zambullidor de mediano tamaño, ya que mide entre 42 y hasta 50 cm de longitud, alcanza una envergadura alar de hasta 80 cm y un peso de entre 600 y 850 gr.
A la hora de describir a esta especie, hay que tener muy en cuenta la existencia de un claro dimorfismo sexual. Además, los machos tienen un tamaño ligeramente más grande que las hembras.
Al igual que ocurre en otras muchas especies de anátidas, en el caso de los machos, se pueden distinguir dos tipos de plumaje: el denominado de eclipse, que es mucho menos vistoso y que lucen durante el verano, y el plumaje nupcial, durante el resto del año, que es mucho más llamativo, sobre todo durante el periodo reproductivo.
Los machos, en plumaje nupcial, por la parte superior y los flancos son de color gris claro y están profusamente vermiculados de negro. Tienen un pequeño obispillo blanco.
La cabeza, que es grande y redondeada, es de color castaño rojizo y presenta una característica franja vertical de color amarillo cremoso en la frente y píleo.
El cuello es corto y del mismo color castaño rojizo que la cabeza.
Los ojos son pequeños de color pardo oscuro y con una sombra oscura alrededor del ojo.
El pico es bastante pequeño, delgado y de color gris azulado con el extremo negro.
El pecho lo tienen de color rosa vinoso con tintes grisáceos.
La región ventral es totalmente blanca.
La parte trasera y su corta y puntiaguda cola, son de color negro (infracobertoras), excepto en su parte terminal que es de color gris azulado.
Las plumas cobertoras alares son blancas, y cuando están posados en el agua, se ven en forma de una pequeña franja horizontal blanca.
Las axilares y las infracoberteras alares son de color gris pardusco pálido.
Tanto los machos como las hembras, presentan una llamativa franja alar alargada blanca (coberteras), muy visible en vuelo (parte anterior del ala). Además, en las alas presentan un espejuelo verde (más apagado en las hembras) que es más visible cuando las extienden o les vemos en vuelo y que está bordeado por dos listas negras.
Las patas de color gris negruzco y tienen los dedos palmeados.
Durante la fase de eclipse (verano), el plumaje de los machos es muy parecido al de las hembras (sin mancha en el píleo, ni pecho rosado) aunque en general, es mucho más oscuro. También en ésta época, los machos tienen la cabeza mucho más rojiza que ellas y la parte anterior del ala de color blanco.
Las hembras tienen una coloración general parduzca (con bordes más claros), ligeramente rojiza (plumaje nupcial) pareciéndose a las del ánade azulón, pero de las que se puede diferenciar por el espejuelo verde oscuro, la llamativa franja alar blanca y sobre todo, por el pequeño pico grisáceo (algo más oscuro que el de los machos) con el extremo negro y la sombra oscura alrededor del ojo. El vientre es llamativamente blanco.
Los jóvenes son muy parecidos a las hembras pero con el plumaje más rojizo, las partes inferiores de color blanco, algo moteadas.
Espejuelo verde aún más apagado (ausente en las hembras jóvenes). Las coberteras alares tienen las puntas blancuzcas y apagadas.
Espejuelo verde aún más apagado (ausente en las hembras jóvenes). Las coberteras alares tienen las puntas blancuzcas y apagadas.
Se trata de una especie que se distribuye fundamentalmente en las áreas más septentrionales de Europa y Asia. Se reproduce en Islandia, norte de Inglaterra y Escocia (escaso), norte de Alemania y Escandinavia y hacia el Este por el norte y centro de Rusia.
Es un pato migratorio de larga distancia que pasa el invierno muy al sur de su área reproductiva asentándose en esa época en las costas de Europa occidental, la cuenca del Mediterráneo, el sur de Asia y, en menor medida, el África subsahariana.
En España son exclusivamente invernantes y muy habituales. Están presentes de octubre a marzo y se distribuyen principalmente por el litoral, Marismas del Guadalquivir, Albuferas Levantinas y Delta del Ebro así como en las costas cantábricas y las islas Baleares. También los podemos encontrar en lagunas y embalses ubicados en el interior en especial en las comunidades de Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Las poblaciones europeas se comportan, en su mayoría, como migradoras y se desplazan durante el invierno principalmente a las islas Británicas, Francia y España. Nuestro país recibe individuos procedentes de los países escandinavos, Islandia y Siberia, que, aunque comienzan a llegar a finales de verano, alcanzan su máximo en el mes de octubre. El regreso hacia las áreas de cría tiene lugar a mediados de marzo.
Es un ave muy gregaria que acostumbra a formar grandes bandadas, excepto en la época de cría.
Suelen tener su hábitat en aguas saladas cerca de la costa, salvo en la época de reproducción que prefieren la proximidad de aguas dulces poco profundas y con poca vegetación. En invierno los podemos encontrar además de en las costas marítimas, en lagunas, estuarios, humedales, marismas, albuferas, lagos, embalses y prados inundados estacionalmente.
Su dieta es principalmente herbívora (hierba, algas, raíces y tubérculos), completándola con semillas, granos y muy ocasionalmente con insectos. Obtienen su alimento mientras pastan en las orillas del agua o en las praderas inundadas, para lo cual disponen de un pico corto y puntiagudo, perfectamente adaptado para cortar la vegetación.
A veces, también bascula en el agua introduciendo en ella la cabeza y el cuello hasta alcanzar las plantas sumergidas.
A veces, también bascula en el agua introduciendo en ella la cabeza y el cuello hasta alcanzar las plantas sumergidas.
La época de reproducción se realiza en el mes de mayo. Las hembras construyen el nido en el suelo normalmente entre arbustos o helechos. Consiste en una depresión poco profunda forrado con hierbas y hojas y tapizada de plumón. La puesta se compone normalmente de 6-10 huevos que son incubados durante unos 25 días.
Las crías son nidífugas y a los las pocas horas de nacer abandonan el nido y, tras un periodo de 40-45 días, hacia finales de agosto aproximadamente, su desarrollo ya es completo.
La principal amenaza que pesa sobre esta especie la constituye la pérdida del hábitat —tanto en las zonas de cría como en las de invernada—, debida fundamentalmente a la acidificación de las aguas y a la merma de la vegetación asociada a los humedales, con la consiguiente reducción de lugares adecuados para nidificar.
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