Continuando mis excursiones “pajariles” y paisajísticas por la media o alta montaña de Asturias y León, hoy os voy a presentar a otro pajarillo del que podemos disfrutar fundamentalmente en el tercio septentrional de la península (de ahí lo de su denominación vulgar de “norteña”), donde se reproduce, y al que se le unen en la temporada estival y durante los pasos migratorios, otros ejemplares provenientes del resto del continente europeo.
Al igual que ocurre con el protagonista de la entrada anterior, el Escribano cerillo (Emberiza citrinella), a la Tarabilla norteña (Saxicola rubetra), en época de reproducción, le gusta ocupar ambientes de montaña en los que existan terrenos abiertos, pastizales y prados húmedos con algo de matorral.
En este sentido, elegí como mejor lugar para encontrarme con este pajarillo al Parque Natural de Somiedo (Asturias), donde tuve la oportunidad de poder realizar la mayoría de estas fotografías. Concretamente, en los alrededores del pueblo de Santa María del Puerto de Somiedo (el Puertu), braña vaqueira situada a dos kilómetros del límite con León, en la cabecera del río Sil, que cuenta con apenas 85 habitantes y donde se alcanza una altitud cercana a los 1.500 msnm.
Aparte de ser un pájaro poco tímido y bastante confiado, en esta época del año (primavera/verano), en especial los machos, se exhiben mucho más de lo habitual para seducir a las hembras y marcar sus territorios de cría. Por su parte, ellas acostumbran a ser mucho más retraídas y permanecer más ocultas entre la vegetación.
Con frecuencia se les puede ver comiendo en el suelo o posados en sus “perchas” habituales situadas a poca altura y que utilizan para lanzar sus ataques y poder cazar los insectos al vuelo.
Exhiben su bello plumaje y su poderío encaramados en los puntos más elevados de las ramas de los arbustos, matorrales, postes, alambres de espino, rocas o cualquier otro punto no muy elevado de la zona (cantaderos), desde donde emiten sus repetitivos cánticos, lo cual te proporciona una buena oportunidad para poderles fotografiar a placer.
Normalmente son solitarias y realizan desplazamientos cortos con vuelo bajo y enérgico a lo largo de todo su territorio, yendo de unos posaderos a otros en donde adoptan una característica posición erguida, dando sacudidas con su cola o haciéndola vibrar lentamente.
Esta pequeña paseriforme, perteneciente al género “Saxicola”, familia “Muscicapidae”, viene a medir unos 13 cm de longitud, pudiendo llegar a los 24 cm de envergadura aproximadamente. Su peso puede llegar a los 18 gramos. En esta especie existe un acentuado dimorfismo sexual. No presenta subespecies.
En esta época (primavera/verano), el plumaje de los machos por la parte superior es de color pardo negruzco con algunas estrías de color pardo ocráceo rojizo. El obispillo es de color pardo amarillento moteado de oscuro.
Tanto la garganta, como el pecho, los flancos y la zona lateral del vientre, son de color anaranjado rojizo, mientras que la parte central del vientre y la zona caudal inferior son de color ocráceo blanquecino.
Las alas son cortas, anchas y algo redondeadas. Son de color pardo negruzco con algunas estrías de color pardo ocráceo rojizo y en ellas destaca una franja longitudinal de color blanquecino en su base (coberteras internas). Las plumas primarias y las secundarias son de color pardo.
El píleo es más oscuro y de color pardo negruzco con listas longitudinales de color pardo ocráceo.
Un rasgo destacado y muy característico de este pájaro es la presencia de una gran lista superciliar (ceja) blanca que va desde la base de la mandíbula superior hasta la nuca. Presenta también otra franja de color blanco, que se inicia debajo de la base del pico y luego describe un arco que bordea las mejillas por su parte inferior llegando casi hasta la nuca. Las mejillas son de color pardo negruzco. Por debajo de esta franja blanca el resto de la garganta es de color anaranjado rojizo.
El pico es corto, fino, puntiagudo y de color negro.
Los ojos son grandes, con el iris marrón oscuro y están rodeados por un fino anillo periocular de color negruzco.
La cola es corta, con una amplia base de color blanco y una ancha franja terminal de color pardo negruzco que se aprecia sobre todo cuando despega para iniciar el vuelo.
Las patas son largas y de color negro.
El plumaje de los machos durante la época invernal, es mucho más apagado, pareciéndose al de las hembras.
Por su parte, las hembras se parecen a los machos pero presentan en general un plumaje de una coloración más pálida y menos contrastada que el de los machos.
Las partes superiores son de color pardo ocráceo con algunas estrías de color pardo oscuro, lo mismo que el píleo.
Las partes inferiores carecen también del brillante colorido beige ocráceo de los machos y solamente se le aprecia una banda beige en el pecho. La garganta y el vientre son beige pálido o crema.
La lista superciliar (ceja) no es blanca como la de los machos, sino pardusca u ocrácea. Las mejillas son de color marrón más oscuro.
El pico, los tarsos y los pies son negros.
El iris de los ojos es de color pardo oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular de color ocráceo blanquecino.
La cola es corta y de color blanco con una franja terminal de color marrón oscuro pero con una separación entre ambas poco nítida.
La franja longitudinal blanquecina en la base de las alas, es de menor tamaño que la de los machos y por eso no se ve cuando tienen las alas tiene plegadas.
Tienen el píleo marrón negruzco algo rayado de rojizo y todo el dorso está profusamente manchado de beige rojizo producido por los bordes de este color de las plumas marrones.
Las plumas de la cola y de las alas son del mismo color que en los adultos, pero carecen en general de blanco y con las alas plegadas las plumas presentan un aspecto uniforme.
La Tarabilla norteña (Saxicola rubetra) puede llegar a confundirse con la hembra y juveniles de la Tarabilla europea o común (Saxicola torquata), pero se diferencian de ella fundamentalmente porque su coloración es más clara, carece de ceja y garganta blancas y sin la base de las plumas de la cola de la cola blanca. También guarda un cierto parecido con la Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae).
Su canto es variado y melodioso, está constituido por una secuencia rápida de estrofas cortas, en las que intercala gorjeos y trinos acelerados. En su canto se aprecian bien claramente imitaciones de cantos de otros pájaros.
Se alarma con facilidad y entonces despliega la cola en abanico, moviéndola ligeramente de lado a lado mientras lanza un sonido que es muy parecido al emitido por la Tarabilla Común, un “tec-tec”, pero resulta más suave, menos áspero y no lo repite con tanta insistencia.
Se distribuye por la práctica totalidad de Europa, faltando únicamente en Islandia, extremo norte de Escandinavia, en los países mediterráneos y siendo local en el sur de Francia e Irlanda. También se distribuye por el continente asiático y africano.
Las tarabillas norteñas son aves estivales en nuestro país, donde principalmente crían en zonas montañosas, aunque en algunos casos pueden hacerlo próximas al mar. En la Península Ibérica, como especie reproductora, ocupa el tercio norte, con un núcleo pirenaico y otro más cantábrico que penetra en la región mediterránea hasta el norte del Sistema Central. Las mejores poblaciones se encuentran en las zonas de media montaña de la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica, en el norte de Castilla y León (Burgos, León y Palencia) y en los Pirineos orientales. En la Meseta norte, Galicia, Cantabria y el País Vasco se encuentra más dispersa. Durante la migración transahariana se la puede localizar por toda la Península Ibérica. Inverna en el África tropical, desde Nigeria hasta Gambia y ocasionalmente, en el norte de África e incluso en el sur de la Península Ibérica. El paso prenupcial se produce de marzo a junio, y el posnupcial se registra entre agosto y octubre, con máximos en septiembre.
Inverna en el África tropical, aunque también puede hacerlo en el norte de África e incluso en el sur de la Península. Entre marzo y junio se produce el paso prenupcial, el posnupcial lo realizan entre agosto y octubre, destacando el mes de septiembre.
Como hábitat preferido prefiere terrenos abiertos, laderas de media montaña orientadas al Sur (entre 500 y 800 m), monte bajo, marismas, pastizales, brezales, campos de cultivo, páramos con arbustos, praderas húmedas que alternen con setos o arbustos dispersos y los campos baldíos. Resulta relativamente frecuente en zonas de media montaña cantábrica.
Su alimentación se basa fundamentalmente en los insectos y sus larvas, lombrices, gusanos, arácnidos que habitualmente captura en el suelo. Durante el otoño también se alimentan de bayas y frutos silvestres.
Durante el cortejo nupcial el macho levanta la cola y la despliega, echa la cabeza hacia atrás, deja las alas caídas moviéndolas como si temblaran y se pone a cantar delante de la hembra. También canta mientras monta la guardia cerca del nido donde su compañera incuba los huevos.
El periodo reproductivo lo realiza entre los meses de abril y julio. Ocasionalmente, pueden llegar a efectuar 2 puestas al año. La hembra construye el nido en el suelo, bien oculto entre la vegetación y bajo la protección de un matorral o un arbusto, con forma de cuenco; para su elaboración utilizan hierbas, pelos y musgo, después lo tapizan con hierbecillas y plumas.
La puesta se compone habitualmente de 2-7 huevos. La incubación dura 12-15 días aproximadamente. Los pollos son alimentados por ambos progenitores y abandonan el nido cuando tienen unos 17 días de edad aunque siguen siendo atendidas por los padres durante otros 13 días más.
En cuanto a las principales amenazas que presenta esta especie, hay que destacar la alteración del hábitat de cría por roturación de pastizales y prados húmedos, y la “matorralización” del monte por el abandono de las prácticas ganaderas tradicionales y por las repoblaciones forestales. En los últimos años ha mostrado una ligera tendencia regresiva. Está considerada “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
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