Poco a poco y sin apenas darme cuenta, se me va acumulando el trabajo y cuando me pongo a revisar las diferentes especies de pájaros que he podido observar y fotografiar a lo largo de esta primavera, me doy cuenta que me quedan un buen número de especies, a cual más interesante, que considero adecuadas para compartir con los lectores de mi blog.
Entre estas interesantes especies con las que he podido disfrutar esta primavera, quiero hacerle un hueco al Pájaro-moscón europeo (Remiz pendulinus) con el que tuve un fugaz encuentro en la gravera de Grulleros (León) en los primeros días del pasado mes de abril.
Digo fugaz encuentro, porque tan sólo pude seguirles, a duras penas, mientras se desplazaban nerviosamente entre la zona de eneas que rodean una de las charcas de esa gravera, mientras iban alimentándose de los pequeños insectos que abundaban entre la vegetación palustre.
Su pequeño tamaño, la rapidez de sus movimientos, el mimetismo de su plumaje con el entorno y la abigarrada vegetación entre la que se movían, supusieron serias dificultades para poderles enfocar de una manera medianamente aceptable, de ahí que las fotografías que pude obtener, no fueran de calidad, pero si testimoniales de ese emotivo y siempre interesante encuentro con esta especie.
De hecho, en muchas de las ocasiones, la única manera de encontrarles en su frenético desplazamiento alrededor de la charca, era viendo la estela de semillas que se iban desprendiendo de las eneas, cuando se iban agarrando con sus patas al “puro”, picoteándolos para alimentarse y esparciendo sus semillas al viento con los aleteos ocasionados en sus desplazamientos.
Al ver esas estelas de semillas que se desprendían en sus desplazamientos, enseguida me vino a la memoria la importante e interesante función que desempeñan estos pequeños pajarillos y que técnicamente se denomina ornitocoria.
Se trata de una de las múltiples estrategias que utilizan algunas plantas para extender su descendencia y poderse expandir ganando terreno a las demás. En este caso, valiéndose de la contribución de estos pájaros que actúan como auténticos vectores para conseguir la diseminación por el viento de sus semillas.
En el caso concreto de la espadaña (Typha) - también conocida como enea, junco, totora o gladio - el "puro" donde se encuentran acumuladas las semillas, está sumamente apretado y por mucho que el viento cimbree a la planta, las semillas no se dispersan. Sin embargo, la inestimable ayuda del Pájaro-moscón europeo, se considera fundamental ya que abre estas apretadas estructuras, permitiendo de esta manera, que sea el viento quien las disperse fácilmente (anemocoria) a gran distancia, a cambio de ofrecer algunas semillas al ave. Es por tanto destacable el papel que desempeñan algunas aves, entre las que se encuentra el Pájaro moscón europeo, en el mantenimiento y expansión de ciertas formaciones vegetales.
Pero, como la mayoría de vosotros ya conoceréis, si tuviéramos que señalar alguna característica destacable de esta paseriforme, no sería su contribución a la anemocoria sino por la habilidad y originalidad a la hora de construir sus nidos. Prueba de ello es su denominación científica “Remiz pendulinus” que proviene de “remiz”: (polaco, remiz), nombre de un pájaro y “pendulinus”: (lat, pendulus, a, um), suspendido, colgado, en alusión a la costumbre de construir unos elaborados y complejos nidos en forma de bolsa, que cuelgan en suspensión de las ramas flexibles de ciertos árboles.
Tal vez sea por esta peculiar característica por la que a cualquier aficionado a la ornitología le hace una ilusión especial observar y fotografiar a esta especie de ave paseriforme que como más adelante veremos, es mucho más fácil encontrar en el valle del Ebro, que es su principal área de reproducción, así como en determinadas zonas de Levante, pero que desde hace unos años, su expansión hacia el Oeste y Sudoeste ha sido grande, habiéndose encontrado nuevas colonias en los corredores hidrológicos del centro de peninsular, como son las cuencas de los ríos Tajo, Jarama, Henares y otros del centro de la Península Ibérica.
Donde resulta mucho más difícil de encontrar, como residente invernal, es en la zona cántabra y vasca de la cornisa cantábrica, donde tan sólo invernan pequeños grupos en determinadas marismas y humedales. Y digo esto, porque hay que tener en cuenta que habitualmente, su distribución en la Península Ibérica está vinculada estrictamente a riberas fluviales, ocupando cursos medios y bajos de las cuencas hidrográficas de los principales ríos. De hecho, las fotografías de la pareja cebando al pollo, están tomadas en la ribera del río Manzanares en Madrid (junio 2017).
El Pájaro-moscón europeo es una pequeña ave paseriforme y el único representante en Europa (y el de distribución más amplia en el mundo) de las trece especies incluidas en la familia de los remícidos (Remizidae), muchas de las cuales excepto dos (Auriparus flaviceps y Cephalopyrus flammiceps), tejen nidos colgantes de árboles con forma de bolsa y entrada en embudo.
Se trata de un pájaro bastante pequeño que tan solo mide unos 11 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 17 cm. Tienen un peso que puede llegar a los 10 gr. Su longevidad oscila entre los 3-5 años. En esta especie, existe un ligero dimorfismo sexual.
Los machos por la parte superior son de color castaño rojizo. Las alas son cortas, redondeadas y del mismo color castaño rojizo que el del dorso, pero con una mancha de color pardo-rojizo oscuro en la zona de las coberteras mayores. Las primarias y secundarias son de color pardo grisáceo con los bordes de color blanquecino. El obispillo es de color pardo claro.
Por la parte inferior son de un color cremoso con tonalidades castaño en los flancos y algo blanquecino en el centro del pecho y del vientre.
Presentan un característico antifaz negro con tintes castaños más o menos acentuados en sus bordes, en especial en la zona de la frente. Este antifaz nace en la base del pico y cubriendo los ojos se extiende hacia atrás abarcando las zonas auriculares. Su anchura es variable, más pequeña en la zona del pico y mayor en las zonas auriculares.
El píleo, la nuca y los lados del cuello son de color gris ceniza pálido. La parte inferior de la cara por debajo del antifaz, la garganta y la parte anterior del cuello son blanquecinas.
El pico es pequeño, fino, cónico y puntiagudo. Es de color gris oscuro por encima, con el culmen negruzco, y blancuzco amarillento por debajo.
Los ojos son pequeños, de color marrón oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular negruzco.
La cola es larga, estrecha, tiene el extremo ligeramente bifurcado y es de color pardo-grisáceo con los bordes de las plumas ribeteados de color blanco amarillento.
Las patas son medianamente largas y de color grisáceo oscuro.
Las hembras poseen un plumaje en general algo más apagado. Por la parte superior son de un color castaño más pálido que el de los machos y el pecho de tonos más claros.
El antifaz lo tienen más estrecho y menos contrastado (marrón oscuro) que el de los machos.
Los jóvenes se parecen a los adultos pero carecen de antifaz oscuro que se les desarrolla paulatinamente durante el otoño y, cuando les va apareciendo, es de color grisáceo, en vez de negro.
El comportamiento del Pájaro-moscón europeo es nervioso, revoloteando ágilmente por entre las ramas altas de los árboles, colgándose de ellas y moviendo la cola arriba y abajo continuamente. En otras ocasiones, los podemos observar, no sin dificultad, haciendo verdaderos malabarismos para sortear los tallos secos de las eneas (cohetes). Durante el otoño y el invierno se reúnen en grupos bastantes numerosos y en grandes dormideros, siendo habitual verlos moverse preferentemente en zonas de carrizales y en las marismas.
Su reclamo, habitual a partir de segunda quincena de marzo, pero más corrientemente en abril, consiste en un característico “tsiiii-ii”, fino y sibilante que repite varias veces y que emite con claridad y limpieza desde las copas de los árboles todavía sin hojas.
Su hábitat durante la época de la cría se encuentra en las riberas de los tramos medios y bajos de los ríos, así como lagos, arroyos, charcas o estuarios, siempre y cuando cuenten con abundante vegetación ribereña compuesta por árboles, sobre todo álamos blancos (árbol favorito para la nidificación), chopos y sauces, mezclados con carrizos, juncos, espadañas, eneas y arbustos espinosos. Una vez concluida la reproducción, durante el otoño e invierno, se forman grupos que se concentran preferentemente, en zonas marismeñas y pantanosas con abundantes carrizos.
Su alimentación es omnívora. Durante la temporada de primavera y verano, se compone principalmente insectos y sus larvas, arácnidos y otros pequeños invertebrados. A lo largo del otoño e invierno (cuando escasean las presas) ingiere también materia vegetal, sobre todo brotes y semillas de sauces, de espadaña y de otras plantas similares.
Se distribuyen por Europa y Asia. En Europa se reproduce en Francia, Italia, Dinamarca, Austria, Hungría, Alemania, Polonia, Estados Bálticos, Balcanes y Rusia.
En nuestro país las zonas reproductoras más importantes se localizan en los valles de los ríos Ebro, Duero y Tajo, así como en el litoral mediterráneo. En el resto de España (excepto en la mayor parte de Galicia, parte de la cornisa cantábrica y de Pirineos) son residentes habituales y su número aumenta durante el período invernal, debido a la llegada de aves procedentes del norte de Europa, que se desplazan al sur y suroeste de Europa, para invernar.
Estos desplazamientos son cada día más importantes, debido a la tendencia claramente expansiva de las poblaciones centro europeas, que cada vez crían más al Norte y Oeste de su normal área de reproducción.
También en España, se está detectando un considerable aumento en su área de distribución, ya que en la década de los setenta del pasado siglo, la población ibérica de Pájaro moscón se encontraba restringida fundamentalmente al litoral mediterráneo, con algunas incursiones por el valle del Ebro y sin embargo, en la actualidad, está teniendo una clara expansión hacia el Oeste y Sudoeste, concentrándose a lo largo de las cuencas de los grandes ríos de la Península y sus afluentes principales (Ebro, Tajo, Duero, Jarama, Henares…), así como en numerosas localidades del litoral mediterráneo. Debido a esta expansión, ya no solo los podemos ver en Navarra, Rioja, y Levante, sino que también aparecen en provincias como Toledo, Guadalajara, Madrid y posiblemente ya, en Cáceres y Badajoz y por el Oeste, y más al Norte, en la provincia de Zamora (Villafáfila). Está ausente de ambos archipiélagos, así como de Ceuta y Melilla.
El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril mayo, pudiendo llegar a efectuar dos puestas por temporada. A partir de abril los machos, además de cantar con insistencia, comienzan a construir el nido colgante que fijan en una horquilla terminal de alguna de las ramas flexibles de los álamos blancos, sauces o chopos que se encuentran en las riberas de los ríos, lagunas y zonas palustres.
De esta manera, intenta el macho atraer a una o varias hembras (ya que es polígamo) que muestren interés por la construcción y que entren en ella, pero si no acude ninguna, dejan el nido a medio terminar y pueden comenzar a construir otro nido nuevo (un macho puede hacer tres nidos seguidos); es por ello, por lo que con cierta frecuencia, se pueden ver nidos inacabados.
Si por el contrario, una hembra acepta y se constituye la pareja, entonces ella colabora en la terminación del nido con la elaboración de un túnel de acceso, que comunica con la estructura principal que inició el macho y con un revestimiento interior mullido. El resultado es una resistente y perfecta estructura con forma de globo y aspecto algodonoso, que tiene una entrada lateral de forma tubular en su parte superior y que está completamente aislada del exterior. Posteriormente, la hembra echa al macho y desde ese momento toda la responsabilidad de la reproducción recae sobre ella.
Para su construcción utilizan fibras vegetales que recubren externamente con la blanca pelusa vegetal que producen estos árboles, con las inflorescencias plumosas de los carrizos y con telarañas. Después lo tapizan por dentro con lana de oveja que queda enganchada en los matorrales y pelusa vegetal. Con infinita paciencia, utilizan su pico para sujetar y tejer una complicada estructura con todos estos materiales. La estructura de lana o fibras queda muy bien enganchada en los brotes y rugosidades de las ramas y es capaz de soportar la fuerza del viento (puede soportar vientos hasta de 80 km/h) y de la lluvia. El Pájaro-moscón europeo lo construye de manera que su elasticidad resulte muy duradera, cerrándose cada vez que el pájaro entra en el nido y abriéndose cuando sale. Una vez terminado, se puede afirmar que constituye uno de los nidos más bellos, sofisticados, seguros y confortables de nuestra avifauna.
La hembra deposita entre 5 y 8 huevos que incubará solo ella, durante 13 o 14 días, mientras el macho se dedica a aportar alimento a las distintas familias que ha formado. Transcurrido este tiempo, nacen los pollos, que se desarrollan en unos 21-25 días.
Los principales problemas para la especie provienen de la destrucción de su hábitat de nidificación, con actuaciones como la eliminación de árboles en las márgenes, acequias y linderos, la quema de carrizales y el uso abusivo de insecticidas, a lo que hay que añadir la recolección de sus nidos. En todo caso, la especie se encuentra en expansión en la Península Ibérica gracias, en buena medida, a las actuaciones de conservación de sotos ribereños y zonas palustres incluidos en espacios naturales protegidos. El pájaro-moscón europeo se considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario