A finales del pasado mes de enero, coincidiendo con los días de temporal marítimo que tuvimos en el litoral asturiano, me dirigí al bonito pueblo de San Juan de la Arena (concejo de Soto del Barco), y concretamente a su espectacular playa de los Quebrantos, para contemplar el espectáculo del temporal marítimo e intentar realizar desde esa perspectiva, alguna fotografía de las olas del mar embravecido, sin tener que correr riesgos innecesarios.
A la vuelta de allí, hice una parada obligada en el puerto deportivo donde acostumbran a descansar un buen número cormoranes y gaviotas en su espigón de entrada, para echar un vistazo en el mismo, así como en la pequeña playa fluvial que forma el río Nalón en la entrada del mencionado puerto y donde también acostumbran a descansar un buen número de gaviotas y alguna que otra limícola.
Se trata de una playa, que si no me equivoco, no suele utilizarse para el baño, dada la cercanía de la de los Quebrantos que presenta unas condiciones mucho mejores para el baño y que cuenta con todo los accesos y servicios de la que carece esta pequeña playa fluvial.
Su arena es oscura y en ella se pueden observar abundantes residuos que se han ido depositando como consecuencia de la crecida de los ríos y que el río Nalón transporta en su camino hacia el mar. Además, en la arena de esa playa, es muy abundante la presencia de moluscos y concretamente un cierto tipo de almejas cuya denominación científica desconozco.
Esa circunstancia hace que sea frecuentada por recolectadores locales de esos moluscos ataviados con instrumentos artesanales de arrastre y búsqueda de las preciadas almejas. También frecuentan la zona pescadores y los siempre inevitables paseadores de perros que en muchas ocasiones, y sin la más mínima consideración, les gusta demostrar lo hábiles que son sus mascotas en el asedio y persecución de las gaviotas.
Con todo y con eso, la sorpresa la tuve cuando al acceder al arenal de la playa por un pequeño sendero, pude observar cómo, a una escasa distancia, se encontraba un ejemplar de Ostrero euroasiático que se iba desplazando por la playa rebuscando entre la arena las preciadas almejas.
Conocedor de su carácter desconfiado y esquivo, nada más verlo me convertí instantáneamente en “estatua” y tras hacerme con los prismáticos y ajustar los controles de la cámara, pude contemplar con detalle el impresionante espectáculo de la enorme habilidad que ha desarrollado esta interesante ave para encontrar y abrir las almejas.
Digo encontrar porque, aunque en esa playa abundan esos bivalvos, la mayoría de lo que a primera vista se ve en la arena, son simplemente las conchas vacías, no siendo nada fácil distinguirlas de las que están llenas, al menos para el ojo humano y sin tener que remover la arena.
El caso es que una, tras otra, las iba encontrando y tras un leve y sutil toque de pico, las situaba de canto para, en cuestión de segundos, introducir hábilmente su gran pico por la mínima hendidura que dejan ente las valvas estos moluscos, e inmediatamente extraer su preciado contenido.
El problema vino cuando por el estrecho camino de acceso a esta playa empezó a llegar gente. Primero una furgoneta que se metió hasta casi el mismo arenal de la playa y del se apearon dos pescadores que, tras descargar sus múltiples aperos de pesca, pasaron pegados a mi situación y, sin ningún tipo de contemplaciones, se dirigieron a la orilla justo por el lugar donde se alimentaba el Ostrero.
Vuelta a empezar, y a buscar una nueva aproximación a otra zona donde se desplazó el Ostrero y por donde también, al rato, empezaron a llegar hasta dos recolectores de almejas, quienes, tras pasar a mi lado y sin pensar qué estaba fotografiando yo, fueron a dirigirse a las zonas a las que se iba desplazando el Ostrero y que lógicamente era donde más almejas había. Eso sí, ambos se cuidaron mucho en pedirme que no les sacara en mis fotografías.
Tras unas cuantas idas y venidas y ganarme poco a poco la confianza del Ostrero, pude realizar un buen puñado de fotografías de esta escasa ave en nuestro país y que voy a utilizar en esta entrada, para poder profundizar en un mejor conocimiento de esta especie.
El Ostrero euroasiático (“Haematopus ostralegus”) es un ave limícola que, en contra de lo que acostumbra a ser habitual en este tipo de aves, es inconfundible y su correcta identificación no ocasiona la más mínima duda, cosa nada corriente en otros casos de limícolas, sobre todo, si se hace a cierta distancia.
Perteneciente al orden de las “Charadiformes”, fue descrito científicamente por Carlos Linneo en 1758, con el mismo nombre que en la actualidad, “Haematopus ostralegus”. El nombre de su género, “Haematopus”, es la combinación de los términos de origen griego “hematos” (de αἷματος) «sangre» y “pus (πούς) «pie», en referencia al color rojo de sus patas. En cambio, su nombre específico, "ostralegus", proviene de las palabras latinas “ostrea” «ostra» y “legere” «elegir», en alusión a su alimentación de moluscos.
El Ostrero euroasiático es una especie politípica, aunque en nuestro país sólo nidifica la subespecie nominal. Es, de las seis especies de Ostrero existentes en el mundo, la más ampliamente distribuida y se reconocen las siguientes subespecies de él:
- "Haematopus ostralegus ostralegus", que se extiende por Europa occidental y del NE
- "Haematopus ostralegus longipes", se encuentra en Asia Central y Rusia
- "Haematopus ostralegus osculans", desde Kamchatka en el Lejano Oriente ruso y el norte de China
- "Haematopus ostralegus ostralegus", que se extiende por Europa occidental y del NE
- "Haematopus ostralegus longipes", se encuentra en Asia Central y Rusia
- "Haematopus ostralegus osculans", desde Kamchatka en el Lejano Oriente ruso y el norte de China
También es interesante comentar que en nuestro país, concretamente en las islas Canarias, existía otra especie similar, ahora extinta, el Ostrero negro canario (“Haematopus meadewaldoi”) que era endémico de esas islas. Se trataba de un Ostrero muy parecido al Ostrero euroasiático pero que, al igual que los anteriormente descritos, tenía el plumaje completamente negro. En el pasado se le llegó a considerar como una subespecie del Ostrero euroasiático o del Ostrero negro africano (H. moquini), pero más tarde se le consideró como una especie independiente dado que presentaba rasgos morfológicos suficientemente diferentes como para distinguirlo de esas dos especies, ya que la primera no tiene variedades completamente negras, y la segunda tiene patas más rojas, alas más largas y pico más corto, además de tener limitada su distribución al extremo sur de África.
El Ostrero euroasiático es un ave limícola de gran tamaño que viene a medir entre 39-44 cm de longitud con una envergadura que puede alcanzar los 83 cm. Su peso puede llegar hasta los 700 gr. Existe un mínimo dimorfismo sexual en esta especie. Son aves muy longevas que puede vivir cerca de los 15 años, aunque se tiene constancia de ejemplares anillados de hasta 30 años y más de edad.
Su plumaje en general, produce un fuerte contraste entre zonas negras y blancas. Tienen la espalda y el dorso de color negro brillante (azabache), a excepción del obispillo que es de color blanco.
Además, con su plumaje de invierno (no reproductor), en la zona del mentón, presentan una banda blanca a modo de un fino collar incompleto, que es mucho más llamativa en los jóvenes (completo). En plumaje nupcial el collar blanco desaparece.
El dorso de las alas, cuando le vemos en reposo, por la parte superior son de color negro con una amplia franja blanca subterminal, que va desde las secundarias interiores hasta las primarias medias y que se va estrechando distalmente, siendo especialmente visible cuando está en vuelo. Estas alas, por su parte inferior, son de color blanco con una franja negra en su borde posterior que se corresponde con el extremo de las plumas primarias y de las secundarias.
Los ojos son de color rojo oscuro y el anillo ocular de color rojo anaranjado.
Pero tal vez, lo más llamativo de esta ave sea su gran pico, largo y delgado que es de color rojo anaranjado intenso. En la época nupcial el pico toma una coloración más rojo bermellón.
Las patas son cortas y de color rosáceo (carne) y en la época nupcial adquieren un color rojo más intenso (coral).
Las hembras se parecen bastante a los machos pero ligeramente más grandes que éstos y se diferencian por poseer un pico algo más largo (8 cm) y más fino que el de los machos (7,6 cm).
Los jóvenes por la parte superior son de color pardo oscuro en vez de negros y la coloración más apagada. La cabeza y el cuello son de color negro apagado. Las plumas de las partes superiores tienen unas estrechas orlas claras y pueden presentar unas manchas blanquecinas en la parte inferior del cuello.
Los ojos son de color marrón y la punta del pico negruzca. Además estos juveniles tienen las patas de color grisáceo.
Los individuos de primer invierno tienen un plumaje similar al juvenil, pero sin las orlas claras y con un fino collar blanco, como ya comenté anteriormente. La franja caudal negra es más estrecha que la de los adultos.
El Ostrero euroasiático es un ave bastante ruidosa que emite un estridente “kip-kip” acelerado a modo de trino, y que cuando forman grupos, lo emiten a coro. El reclamo de vuelo es un “tui-tui” bastante aflautado.
Su vuelo es peculiarmente rápido y directo, apreciándose, cuando lo hace, lo conspicuo de su plumaje.
El Ostrero euroasiático (“Haematopus ostralegus”) se distribuye ampliamente por Europa, Asia y África. En Europa se reproduce fundamentalmente en Islandia, las costas de Escandinavia (N de Noruega, Finlandia), de Gran Bretaña (mar del Norte) e Irlanda, anidando incluso en zonas del interior de Escocia y en la región S del Báltico.
La población reproductora en nuestro país es bastante escasa (unas 50 parejas), circunscribiéndose fundamentalmente al delta del Ebro y también pero en menos cantidad, a ciertas localidades costeras de Galicia, Cantabria, costa occidental de Asturias y Cataluña (franja costera que va desde el Delta del Ebro hasta Francia). El núcleo más importante se sitúa en el Delta del Ebro.
Durante el invierno, a esta población residente habitual, se le añade otra (unas 2.000-3.000 aves) debido a que una parte de la población europea es migradora y pasa el invierno en las costas meridionales del continente (incluida la Península Ibérica) y en el norte de África.
Son las costas cántabro-atlánticas (fundamentalmente en Galicia y en las marismas del Guadalquivir) las que acostumbran a elegir estas aves durante la época de paso, donde por lo demás, pueden aparecer algunas aves veraneantes, algo que no ocurre en la costa mediterránea.
El Ostrero es el ave nacional de las Islas Feroe. Su utilización como símbolo nacional feroés se remonta al año 1805, cuando el escritor Páll de Nólsoy compone la obra "Balada de las aves", donde el Ostrero representa la resistencia feroesa frente al colonialismo danés.
El Ostrero es el ave nacional de las Islas Feroe. Su utilización como símbolo nacional feroés se remonta al año 1805, cuando el escritor Páll de Nólsoy compone la obra "Balada de las aves", donde el Ostrero representa la resistencia feroesa frente al colonialismo danés.
El hábitat preferido por estas aves limícolas para nidificar son las playas arenosas apenas visitadas por el hombre, estuarios, complejos dunares con escasa vegetación, isletas en marismas, salinas, así como islotes accesibles durante la bajamar, en el límite inferior de los acantilados e, incluso, en campos de cultivo.
Para alimentarse acuden al litoral marino, en especial donde las mareas son intensas, ya que se alimentan cuando baja la marea, y también en los estuarios fangosos de los ríos.
En esas áreas costeras su dieta se compone principalmente de moluscos, tanto bivalvos (mejillones, almejas, navajas y berberechos), como no bivalvos (caracoles marinos, lapas, etc.). También comen pequeños crustáceos, como son los camarones y los cangrejos. En áreas interiores, se alimentan fundamentalmente de insectos, gusanos y lombrices de tierra.
Dotado de su largo y potente pico es un consumado especialista a la hora de romper las duras conchas de los moluscos (mejillones o berberechos) y crustáceos que suelen componer su dieta. También desarrollan una especial habilidad para despegar les llámpares (lapas) de la roca (en Asturias se le conoce como el "Llevantallámpares") y para introducir el pico entre las valvas de los bivalvos, cortando los músculos aductores para provocar la separación de las conchas y vaciarlos en un instante.
A pesar de su nombre común, las ostras no forman una gran parte de su dieta, aunque sí se encuentra entre las pocas aves que son capaces de abrir sus conchas, por lo tanto, todavía hacen honor a su nombre.
Habitualmente localiza las presas visualmente, pero también utilizan su pico, muy sensible al tacto, para alimentarse en la oscuridad mediante el tacto y para sondear en el lodo en busca de gusanos o lombrices.
Además, los ostreros tienen otra curiosa costumbre, puesto que frecuentemente han sido observados grupos de ellos que recogen entre el limo o la arena de los estuarios, al bajar la marea, conchas de almejas, berberechos y mejillones, acumulándolos formando pequeños montones, conducta que no parece tener una explicación para los humanos, pero que, cuando se encuentran estos grupos de cáscaras y conchas, juntas, nadie se imagina que el recolector ha sido un pájaro.
El Ostrero euroasiático es un ave gregaria que forma bandos más o menos grandes que se alimentan y descansan en la costa, andando ágilmente de un lado a otro de las playas. También nada con facilidad e incluso puede sumergirse en el agua, sobre todo si están huyendo de algún depredador.
Realizan un curioso cortejo nupcial durante el cual, uno o varios ejemplares, se disponen en “corro” y comienzan a correr apuntando la cabeza y el pico abierto hacia el suelo y lanzando gritos penetrantes.
Su periodo reproductivo abarca entre los meses de abril y junio, aunque se puede prolongar hasta septiembre. Durante esta época de cría desarrollan una conducta muy agresiva. Se emparejan por toda la vida y la fidelidad a sus lugares de reproducción es muy grande.
Ambos sexos construyen el nido realizando o aprovechando alguna oquedad del suelo, generalmente al descubierto o entre vegetación rala, que delimitan con conchas y pequeñas piedrecillas y ocasionalmente también con algo de vegetación. La puesta se compone de 2-3 huevos y la incubación, que es llevada a cabo por ambos sexos, dura entre 28-32 días aproximadamente. Los pollos son alimentados por ambos padres y las crías al poco tiempo de nacer abandonan el nido (son nidífugas), volando aproximadamente a las 4 semanas.
La principal amenaza de esta especie se debe a la disminución del hábitat adecuado y a las molestias que sufre en los lugares de cría por la presencia de personas, perros, gatos, zorros, que ocasiona que los padres abandonen temporalmente el nido, lo que facilita la depredación de huevos y pollos por parte de la Gaviota Patiamarilla y de córvidos.
Las poblaciones reproductoras de Ostrero en nuestras costas, en los últimos años, ha presentado una tendencia a la baja, posiblemente debido al aumento de la población humana y lo frecuentadas que son todas las playas, impiden a los ostreros establecerse para criar. No hay que olvidar que el largo periodo de cría de esta especie, coincide en buena parte con la época de turismo estival.
En los países donde se reproducen en mayor cantidad, la excesiva abundancia de ostreros en lugares donde la industria de moluscos es un importante medio de las economías locales, se estima que el Ostrero causa graves perjuicios y con frecuencia son considerados como rivales, siendo perseguidos por los explotadores de viveros que aprecian poco su competencia. Esta situación se planteó recientemente en varios países europeos y en Gran Bretaña se ha autorizado la eliminación por cualquier medio de varios millares de estos pájaros. El Ostrero fue un ave cinegética hasta su inclusión en el Catálogo de Especies Amenazadas de 1980, motivada por la aplicación del Convenio de Berna que la considera especie protegida desde 1979.
En España el Ostrero euroasiático aparece incluido en el Libro Rojo de las aves de España, en la categoría de “Casi amenazado” y se le considera “De Interés Especial” dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. En la actualidad, figura en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias, como especie Sensible a la Alteración de su Hábitat.
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