Una vez que terminé de editar y publicar mi anterior entrada al blog, en la que quise compartir las recientes fotografías que, el miércoles siete de febrero de 2018, le puede realizar a un Gavión hiperbóreo (“Larus Hyperboreus”), en el muelle del puerto pesquero del Rendiello, en Gijón, me dispuse a revisar y también a editar el buen número de fotografías que, durante un par de horas que permanecí allí ese mismo día, pude realizar a varias gaviotas.
Me centré inicialmente en las que realicé a alguna gaviota de las que vulgarmente denominamos blancas. Obviamente me estoy refiriendo a la Gaviota polar o groenlandesa (“Larus glaucoides”) que, junto con el Gavión hiperbóreo, son las únicas gaviotas grandes con las primarias blancas, y que era el objetivo que tenía pensado para ver ese día en el puerto.
Tenía claro que había visto y fotografiado a más de un ejemplar de esa elegante y bonita especie, pero no podía concretar cuantas habían sido en concreto porque las hice en distintos momentos y lugares y me había centrado fundamentalmente en el principal y extraordinario hallazgo de ese día, el Gavión hiperbóreo, que también se estuvo moviendo de un lado para otro en busca de comida.
Tras analizar detalladamente todas las imágenes he podido comprobar que, ese día, miércoles siete de febrero de 2018, entre las 10:40 y las 12:40 h, había en el puerto pesquero del Rendiello, en Gijón, ni más ni menos que tres ejemplares distintos de Gaviota polar o groenlandesa.
Todo un auténtico lujo de observación, máxime si a ese trió le añades un ejemplar de Gavión hiperbóreo y dos de Gaviota del Caspio (“Larus cachinnans”), y todo ello en un espacio muy reducido como es el muelle de ese puerto pesquero.
Hasta la fecha, yo me consideraba un auténtico privilegiado por haber tenido la fortuna de haber visto y podido fotografiar a una pareja de gaviotas polares que se dejaron ver por el puerto pesquero de Avilés, allá en el mes de marzo de 2015 y de las que os adjunto alguna de esas imágenes.
Excepto estas últimas imágenes, todas las anteriores pertenecen, si no me equivoco, al primer ejemplar que se me ha antojado llamarla “la parlanchina” por la tendencia que en todo momento tuvo, a lo largo de la sesión fotográfica, a “abrir el pico”.
Y vaya que si lo abría, solo le faltó hablar.
De las tres protagonistas de esta entrada, esta era sin ningún lugar a dudas, la que presentaba una coloración más blanquecina y menos moteada de las tres.
Fue también la que demostró tener más tendencia a permanecer en el agua, tal vez porqué era la que más hambre tenía, y como consecuencia, estaba pendiente de disputar la comida a cualquier cormorán que se distrajera.
Incluso se atrevió a disputar un hermoso pez, a su hermano mayor, el Gavión hiperbóreo que supo defender, de una manera prodigiosa y sin contemplaciones, su valiosa captura.
Desde mi particular punto de vista, es la que presentaba un mejor aspecto y poderío. Daba el aspecto de ser más grande que las otras dos.
El segundo ejemplar, que me ha dado por bautizarla como, “la aseada”, por aquello de que permaneció, durante la mayor parte de la sesión fotográfica, realizando tareas de limpieza y aseo.
Aunque también la podía haber llamado “la contorsionista”, dadas las posturas tan extremas que adoptó y por las que temí que se terminara haciendo un nudo.
Es también una de las dos que pude fotografiar en una misma toma, tanto con una bella Gaviota del Caspio, como con otra Gaviota polar o groenlandesa, que será la siguiente protagonista y que formaron un trió, que desde mi punto de vista, no es nada fácil de conseguir en una misma fotografía.
Gaviota del Caspio que no toleraba mucho su cercana presencia y que, a la mínima oportunidad que tuvo, no dudó en lanzarle un furibundo ataque que dio al traste con ese peculiar trió.
Este ejemplar es el que más se me parece al ejemplar que fotografié en ese mismo lugar, la última semana del pasado mes de enero y al que le dedique una amplia entrada recientemente.
Me baso sobre todo en tipo y la cantidad de moteado que presenta en sus partes anteriores, aunque sinceramente, no lo tengo del todo claro, por lo que prefiero dejaros unas comparativas para que vosotros mismos lo valoréis.
Para terminar, os presento a la tercera protagonista de esta entrada, “la oscura”, en la que destaca notablemente su coloración general más oscura.
El moteado de su cabeza y partes anteriores destacaba notablemente y aunque en alguna toma parece ser distinta, si nos fijamos en pequeños detalles como algún punto oscuro de la cara, llegas a la conclusión de que es la misma, o al menos, eso me parece a mí.
Nada que ver con las dos anteriores, sobre todo con la primera que lucía un color blanco mucho más generalizado y más níveo.
Y hasta aquí esta extensa exposición fotográfica de ese día, siete de febrero de 2018, que seguro recordaré en lo sucesivo, dado lo inusual de ese avistamiento: tres gaviotas polares, un Gavión hiperbóreo y dos gaviotas del Caspio, todas ellas juntas y en un espacio bastante reducido, el muelle del puerto de el Rendiello, en Gijón.
Magnifica entrada y magnífico blog, te añado a mis blogs favoritos. Que ganas tengo de ver una polar en Ondarroa.
ResponderEliminarSaludos Juankar.
Muchas gracias Juankar. La verdad es que si que son una maravilla, llevo disfrutando de ellas desde hace tiempo y en puerto de El Rendiello de Gijón es una maravilla para verlas de cerca.
ResponderEliminarAprovecho la ocasión para decirte que tú blog "Entre alpinas y marinas" (http://juankarandres.blogspot.com.es/) si que es magnífico y que le sigo y le tengo entre los recomendados de mi blog, desde hace muchos años. Saludos.