Esta semana me he decidido a publicar esta entrada dedicada a un ave que considero sin temor a equivocarme, que a cualquier aficionado a las aves le hace una ilusión muy especial encontrarse con ella. Sí, me estoy refiriendo a este extraño pajarillo que si resulta difícil encontrarle, más aún si cabe, poderle fotografiar. No es de extrañar que en la propia SEO lo consideren como “Una de las aves más enigmáticas y escasas de cuantas habitan en Europa”.
Se considera que es un ave muy escasa porque la población europea se estima en 15.000-28.000 parejas reproductoras. En España se calcula que habitan 9.000-12.000 parejas, si bien se ignora cuál es la situación exacta de las poblaciones, ya que por su difícil detección y lo agreste de su hábitat, apenas se dispone de información sobre la especie. De igual manera y por los mismos motivos, se desconoce la tendencia demográfica. En Asturias se estima que existe una población de entre 270-760 parejas.
La verdad es que no tenía pensado publicar una entrada dedicada a él hasta conseguir unas fotografías un poco más decentes que las que ahora presento, pero pensándolo bien he llegado a la conclusión de que en ocasiones en que las dificultades de encontrar una especie es elevada, merece la pena publicar una entrada aunque las imágenes sean francamente mejorables.
Y digo esto porque he cometido el terrible error de ver en la red algunas imágenes del Treparriscos obtenidas por otros fotógrafos y la verdad es que las hay maravillosas y la comparación con las mías es un tanto deprimente, pero bueno, si lo ves por el lado positivo, piensas que así tienes la ilusión y el reto de en un futuro, volverte a encontrar con él en unas condiciones mejores que te permitan mejorar las imágenes actuales.
La verdad es que las pasé bastante "canutas" para poder hacer este puñado de fotografías, pues la ortografía del lugar donde le encontré (parque natural de Las Ubiñas-La Mesa) a más o menos 1.918 msnm, es un terreno de múltiples rocas calizas, que te dificultan notablemente el desplazamiento para acercarte a la pared donde se movía incansablemente y así poderle seguir a una distancia más o menos adecuada.
Y claro, si te tienes que desplazar por una pendiente considerable, plagado de rocas que en muchas ocasiones tienes que escalar, y además no puedes perder de vista al pajarillo que es de un tamaño bastante pequeño, y no para de moverse por las grietas y paredes de unas rocas enormes, pues te puedes imaginar el plan.
Para animar aún más el "momentazo", tal como podréis comprobar en las fotografías, su camuflaje es impresionante y si no llega a ser porque se movía o porque en ocasiones abría sus llamativas alas coloreadas, no hubiese habido manera de localizarle y poder seguir sus movimientos.
Eso sí, una vez que consigues volverle a localizar pero a una distancia considerable, ten el pulso tranquilito y no te muevas un ápice, si quieres conseguir algún resultado medianamente decente y además date prisa en seleccionar los parámetros adecuados de tu cámara para adecuarlos a unas condiciones de luz que justo en esos momentos, por no sé qué maldición, se nubla, con lo cual tienes unas altísimas posibilidades de que te salgan un buen puñado de churros, y todo ello para una puñetera vez que te echas a esa especie a la cara.
Pero en fin, volviendo a la positividad, hay que tener en cuenta que el publicar esta entrada, como ya es costumbre, me va a permitir hacer una revisión más o menos amplia de esta extraña y difícil especie y así conocerla mejor. Espero que alguno más de los lectores de este blog piense igual que yo y atraiga de esta manera su interés.
Como ya sabréis muchos de vosotros, el Treparriscos (Tichodroma muraria) conocido en Asturias como el Esguilatorres, es una paseriforme que pertenece a la familia Tichodromadidae y único miembro del género Tichodroma.
Tienen un tamaño pequeño que alcanza entre los 15,5-17 cm de longitud, con una envergadura que puede llegar a los 32 cm. Su peso ronda los 20 gr aproximadamente. Existe un pequeño dimorfismo sexual en esta especie, aunque los machos durante el invierno son muy parecidos a las hembras.
En esa época (invierno), la coloración de su plumaje por la parte superior es gris claro, a excepción del obispillo que es negruzco. Los carrillos, la garganta y el pecho son blanquecinos y contrastan con el vientre y los flancos que también son de color gris claro.
El macho durante el periodo reproductor (primavera-verano) presenta un color de plumaje en general, más oscurecido y con el mentón, garganta, pecho y parte de los carrillos, de color negro intenso. Esta coloración general (tanto en primavera como en invierno) les permite mimetizarse muy bien con las piedras de los lugares donde habitan y pasar inadvertidos, sobre todo si permanecen posados sin moverse.
Pero si algo llamativo tiene este pájaro son sus alas anchas de base (aunque estrechas en la base), redondeadas y desproporcionadas al tamaño del pájaro, que en cierta manera recuerdan a las de una mariposa o a las de la Abubilla. En la zona de los hombros las plumas son de color gris y las cobertoras, base de las primarias y secundarias, de un llamativo color rojo carmesí, pero el resto es de color negro con los extremos ribeteados de color gris claro. Además, cada una de las cuatro primeras primarias tienen dos manchas blancas; la más distante es redondeada y la más cercana algo más alargada. En total presentan 8 manchas blancas en cada ala completa.
La cola es de tamaño medio con el extremo recto y de color negro con una franja terminal de color gris claro y unas pequeñas manchas blancas en el extremo de las rectrices externas y menos destacadas en el resto.
Los ojos son de color negro y están rodeados por un fino anillo periocular de color blanquecino.
Otra característica inconfundible de este pájaro es su muy largo pico que es muy fino, está ligeramente curvado hacia abajo y de color negruzco. Como luego veremos, está perfectamente adaptado a la alimentación insectívora ya que le permite hurgar hasta en las cavidades más pequeñas.
Las patas son cortas, de color negro y están dotadas de unas uñas excepcionalmente largas y fuertes que le permite andar por las paredes, como si fuera inmune la gravedad, pareciéndose a lo que hacen los agateadores, pero a diferencia de ellos, el Treparriscos no se apoya en la cola para la escalada.
Las hembras en primavera-verano se diferencian de los machos por tener la garganta blancuzca con sólo una zona central grisácea o en algunos casos una pequeña mancha negra. En el invierno es difícil poder separar los sexos por el color del plumaje.
Los jóvenes se reconocen antes de la muda por la uniformidad de su plumaje que es completamente gris, excepto las alas que ya son como las de los adultos, con las 8 manchas blancas en las primarias y el rojo carmesí de las alas (aunque eso sí, menos vivo). La cabeza de los jóvenes presenta matices rosados y la garganta es blanquecina, carece mancha negra y tiene tonos ocres o rosáceos.
El Treparriscos es un pájaro de aspecto inconfundible, del tamaño de un agateador, pero con las alas tan largas que cuando están plegadas apenas dejan entrever la cola y que le dan la apariencia de ser mayor de lo que en realidad es.
Habitualmente, en sus desplazamientos revoloteando por las rocas, agita las alas desplegándolas de forma que queda bien al descubierto el color rojo carmesí de gran parte de las alas, así como las manchas blancas redondeadas sobre el negro de las primarias. Su nombre común chino significa “flor de roca”.
Se mueve con extraordinaria soltura prospectando meticulosamente las rocas, apoyándose sólo con los pies y cuando asciende por una pared vertical, va dando pasos con los pies bien apoyados en la roca y ayudándose con las alas a intervalos.
Si en su camino encuentra un saliente pronunciado, revolotea hacia afuera para salvarlo antes que rodearlo. Estos continuos vuelos y revuelos son los que hacen que pueda ser descubierto pronto si se presta atención a un roquedo en la alta montaña.
Su errático vuelo lo podemos calificar de ondulante o espasmódico, como el de una enorme mariposa. Su forma de volar se asemeja mucho a la de las mariposas y a la de las abubillas.
La actividad del Treparriscos parece que es mayor en días nublados y sobre todo a determinadas horas; más al atardecer que durante el resto del día y buscando siempre lugares y roquedos a la sombra, donde resulta difícil de descubrir. Además, siempre se le ve solitario o todo lo más en parejas.
El Treparriscos es un pájaro bastante silencioso. Su reclamo lo ejecuta con silbidos agudos y sostenidos, mediante una nota ascendente y otra descendente, tuuuu-ruuiii-ziiuuuu. El canto es semejante al sonido descrito, aunque más variado, con algunos silbidos cortos, tsuíí.
Su distribución mundial es fundamentalmente por regiones montañosas de Europa y Oriente Próximo. En Europa aparece, principalmente, en Pirineos, Cordillera Cantábrica, Alpes, Apeninos, Cárpatos, Balcanes y Cáucaso. Existen tres subespecies, de las cuales la T. muraria es la más extendida y la que podemos encontrar en nuestro continente.
En nuestro país son residentes habituales, localizándose durante la época reproductiva fundamentalmente en dos núcleos de reproducción; uno en el sector centro-oriental de la Cordillera Cantábrica (macizo central y occidental) y otro en el Pirineo central. Durante el invierno realizan migraciones hasta cotas menos elevadas o hacia otros lugares más al sur y a gran distancia donde hace menos frió, como son hoces y cañones calizos de Castilla-León, algunas áreas apropiadas de Extremadura o Sierra Nevada.
Su hábitat durante la época reproductora son las zonas alpinas y subalpinas (entre los 2.200 y los 3.000 msnm de altitud); se encuentran en los paredones más altos e inaccesibles y en los cortados calcáreos de las montañas y de los riscos. Durante el invierno amplía su hábitat ya que emigran a otras zonas bastantes lejanas como son los cañones calizos de la Meseta o entre los canchales de algunas serranías del sur peninsular.
Su alimentación se compone fundamentalmente de insectos, arácnidos y también de pequeños invertebrados que captura aferrándose a las rocas, caminando a saltos e introduciendo hábilmente su largo y curvado pico en la menor grieta, huecos, fisuras y repisas con algo de vegetación, para así capturar los insectos aletargados que allí se encuentran.
Esta especie, durante la época de cría, que abarca el periodo mayo-junio, son aves que defienden encarecidamente su territorio. La hembra construye un nido que ubica en los huecos, grietas y fisuras de las paredes rocosas calizas que estén situadas en un lugar inaccesible para cualquier depredador; para su elaboración utilizan pequeños tallos, raíces, hierbas, líquenes, pequeños trozos de madera y musgo que después lo recubren con lana, plumas y pelos. La puesta se compone de 3-5 huevos. La incubación, que es llevada a cabo por la hembra en solitario, dura unos 18-20 días aproximadamente. La alimentación de los pollos corre a cargo de ambos progenitores y las crías abandonan el nido cuando tienen unos 28-30 días de edad.
Las principales amenazas para esta especie son la proliferación de actividades turísticas o deportivas en las montañas (principalmente la escalada deportiva) que pueden ocasionar el abandono de algunas nidadas, como también lo pueden ocasionar la construcción de embalses en sus territorios de cría.
El treparriscos es una especie amenazada y como tal aparece incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial”.
Jose Ignacio eres demasiado critico contigo mismo. Soy de la opinión que cualquier foto de este ave es digna de ver, dada la dificultad para llegar a su habitat y localizarlo y su continuo movimiento, eso si no te detecta y se queda completamente quieto, que, como alguna de tus fotos perfectamente muestra, lo hace prácticamente invisible.
ResponderEliminarPodríamos jugar con alguna de tus fotos a ¿Donde está el pájaro?. Jajjaja.
Recibe mis felicitaciones por tan magnificas fotos de esta entrada y de las anteriores
Un saludo
Te quedo muy agradecido por tu amable y generoso comentario. Saludos.
ResponderEliminarTus fotos y comentarios son verdaderas lecciones, gracias por todo.
ResponderEliminarMagnífico y completo documento, perfectamente explicado, enhorabuena, me ha sido muy útil para incluir este precioso pájaro en la reedición de mi próximo libro de rutas por el Pirineo Aragonés Occidental. Muchas gracias.
ResponderEliminarPues no sabes como me alegro y te deseo lo mejor en tú nuevo libro que tiene una pinta soberbia. No dejes de pasarme noticia de él cuando lo publiques que tendré mucho interés en adquirirlo. Muchas gracias. Saludos.
EliminarMuy buenos el reportaje y las fotos. Enhorabuena por todo tu trabajo.
ResponderEliminarMuchas gracias José. Como se nota que eres un buen amigo. Un abrazote.
Eliminar