martes, 28 de julio de 2015

Un migrador atípico. Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio). Picanzu roxu.

Quiero dedicar esta entrada al blog a una pequeña ave con la que recientemente he tenido varios encuentros y de los que afortunadamente, he podido dejar un buen testimonio fotográfico, lo cual me va a permitir realizar una revisión de las características y peculiaridades de esta bonita y curiosa especie.




Especie que, como algunos expertos dicen, está a caballo entre las rapaces y las propias paseriformes, basándose para ello en la existencia de: un pico robusto y ganchudo que les permite descuartizar sus piezas con relativa facilidad, unas las largas patas acabadas en unas potentes y afiladas uñas y cómo no... sus hábitos alimenticios, parcialmente carnívoros.





De hecho, el significado etimológico de esta familia Laniidae proviene del término latíno “lanius-ii”: carnicero (de “lanio”: desgarrar) al que se le añade el sufijo “idus-a-um” para designación de familias, con el significado de relación o pertenencia. Es decir, el ser de la familia Laniidae significa pertenecer a la familia de las aves a las que se identifica con costumbres de carniceros.





Su tamaño es de unos 17 cm de longitud, con una envergadura de entre 24-27 cm y un peso de hasta 37 gr.





Existen claras diferencias anatómicas entre ambos sexos en esta especie.





Los alcaudones en general son pájaros de un tamaño de cabeza considerable, de ahí que el origen etimológico de la palabra alcaudón, según el DRAE, deriva del árabe “alqabtún” que significa “el cabezón”.





Los machos por la parte superior tienen el píleo, la nuca y el obispillo de color gris ceniza. 





La espalda y la plumas escapulares son de color pardo rojizo, lo que le da el nombre de dorsirrojo. Las plumas primarias son negras.  Pecho y vientre rosáceo parduzco claro con la zona caudal de color blanco. 







En la cara tienen el característico antifaz negro de los alcaudones, que se extiende desde la base del pico y tras englobar al ojo, avanza hacia atrás hasta las auriculares. A menudo presenta un estrecho borde blanquecino por encima de él y por la frente. La garganta es de color blanco. 





Sus grandes ojos son de color negro y tienen alrededor un fino anillo periocular negruzco.





El pico es corto, también de color negro y ligeramente ganchudo en la punta de la mandíbula superior.





La cola es característicamente larga, estrecha y de color negro con manchas blancas en la base de las plumas más externas de la cola. Por otro lado, las plumas infracobertoras caudales son blancas. En ocasiones presentan una pequeña mancha blanca en la base de las plumas primarias.





Las patas son relativamente largas y de color negro.





Las hembras tienen el píleo pardo o gris parduzco y la nuca más grisácea que la de los machos. 




El manto es de color pardo rojizo algo más apagado y claro que el de los machos y con ondas marrones oscuras. Por la parte inferior son de color blancuzco crema con vermiculaciones pardas en forma de ondas transversales en el pecho, los flancos y a ambos lados de la garganta.




No tienen antifaz sino una lista ocular parda en la zona de las auriculares y por encima de ella una lista ocular blanquecina.




La cola es pardo oscura con las dos rectrices externas de cada lado con bordes blancos.




Las patas de la hembra del Alcaudón dorsirrojo son de color gris parduzco y el pico marrón oscuro.






Los jóvenes se parecen a las hembras pero con matices más rojizos y más profusamente vermiculados de ondas cortas onduladas de color marrón oscuro en el píleo, parte superior, el pecho y los flancos. 





Por debajo son de color crema, teniendo cada pluma una ondulación o raya curvada negruzca, formando como escamas, que faltan, sin embargo, en el vientre y en las plumas infracobertoras de la cola. Al igual que las hembras, carecen de antifaz y en su lugar tienen una gran mancha parda en la zona de las auriculares y por encima de ella una lista ocular blanquecina.





Los alcaudones dorsirrojos en situación de alarma, emiten sonidos cortos, secos y repetitivos, a modo de chasquidos, tschek-tschek-tschek, que recuerdan a los de las currucas. El canto sin embargo, es más elaborado y puede ser de varios tipos, pero en cualquier caso poco melodioso y de poca intensidad. Ambos adultos cantan pero la hembra lo hace menos y más suavemente. A modo de curiosidad decir que son unos excelentes imitadores del canto de otras aves.



Es una especie paleártica que se distribuye por Europa y Asia occidental. Por el norte desde el sur de Escandinavia hasta el oeste de Siberia, y por el sur desde el NO de la Península Ibérica hasta el mar Caspio.





En España ocupa únicamente la mitad septentrional, desde el nivel del mar en Galicia y la media montaña de toda la vertiente norte cantábrica. En latitudes más meridionales (cordillera Cantábrica y Pirineos y sus estribaciones sur, Sistema Ibérico norte y Sistema Central norte) su presencia está restringida a zonas montañosas. Su distribución en la Península Ibérica parece extenderse paulatinamente hacia el sur.

El Alcaudón dorsirrojo es de las cuatro especies de alcaudones que se reproducen en nuestro país, la que está más presente en el tercio norte peninsular, lugar donde comparativamente con ellos, existe una mayor densidad.





En la Península Ibérica es un ave nidificante y fundamentalmente lo hace en el tercio norte, donde la sequía estival es menor, siendo sus hábitats preferidos las zonas bajas de montaña (hasta los 1.500-1.700 m.s.n.m.) y más concretamente en lugares húmedos y abiertos como son los campos y pastizales con setos en sus bardiales, en los que se den los matorrales y arbustos espinosos (zarzas, endrinos, piornos, brezos etc.) que emplea como posaderos, como ubicación del nido y donde empala las presas, así como en lindes de bosque de árboles caducifolios (hayas, robles, avellanos, etc.).





Desde hace ya unos años y gracias a la aplicación de las modernas tecnologías, utilizando dispositivos miniaturas que acoplan en la espalda de estas pequeñas aves, se sabe que los Alcaudones dorsirrojos realizan una migración denominada “en lazo”. 





Habitualmente las aves acostumbran a desplazarse en su migración en sentido norte-sur atravesando la Península Ibérica en la ruta prenupcial y al revés en la postnupcial. Pues bien, se ha comprobado que las poblaciones de Alcaudones dorsirrojos de Europa occidental, en vez de realizar el típico desplazamiento de norte a sur y viceversa, abandonan los territorios de cría entre los meses de julio y septiembre pero volando hacia el este. 





En el mapa expuesto abajo se puede ver la migración “en lazo” de 20 alcaudones adultos, diez machos y diez hembras, que fueron capturados en León y a los que se les acopló este dispositivo cuyo resultado fue un apasionante viaje hasta Mozambique como se puede analizar. 



El color amarillo describe la ruta prenupcial que es notablemente más larga que la otoñal y que culmina en abril-mayo, cuando los alcaudones llegan a la Península Ibérica. En rojo la postnupcial, una vez finalizada la reproducción, que inician en septiembre-octubre y es bastante diferente a la primaveral pero coincide con aquella en que no atraviesa España de Norte a Sur como muchas otras rutas migratorias que conocemos.





Efectivamente, a raíz de ese seguimiento se sabe que los pájaros marcados en la zona de cría de León inician la migración postnupcial hacia el este y llegan al norte de Italia a mediados de agosto. Desde allí cruzan el Mediterráneo y el Sáhara, y alcanzan el sur del desierto a principios de septiembre. Realizan paradas de entre uno y dos meses en las sabanas del sur de Sudán para seguir hacia el sureste hasta alcanzar las zonas de invernada a finales de octubre. Para entonces han recorrido 8.750 kilómetros. Estas zonas se sitúan al sur del Ecuador, en la sabana en el límite entre Zimbabue y Mozambique, donde permanecen hasta finales de febrero. 





El viaje de retorno se inicia en marzo, y les lleva hacia el norte-noroeste hasta que a finales de marzo alcanzan el Cuerno de África. Pasan el mes de abril en las vegas del Tigris y el Éufrates, tras atravesar la península Arábiga, y después recorren hacia el oeste el Mediterráneo, a través de Grecia y el sur de Italia para llegar de nuevo a los valles leoneses de donde salieron a finales de mayo. Para entonces han recorrido 10.950 kilómetros, 4.070 de ellos de desiertos. Llegan a recorrer en un día más de 203 kilómetros. 





Como resumen de este gran periplo migratorio, decir que los Alcaudones dorsirrojos marcados, que tan solo tienen un peso que ronda los 35-37 gr y unos 17 cm de longitud, recorrieron una distancia de unos 19.700 km en su trayecto migratorio de ida y vuelta, constituyendo uno de las mayores desplazamientos de entre las aves pequeñas. 





El dispositivo desarrollado para estudiar a los alcaudones, pesa tan solo 0,5 gramos y se colocan en la espalda y obispillo del ave a través de un arnés ajustado a las patas. Hasta hace unos pocos años, los aparatos utilizados pesaban a partir de 20 gramos, lo que limitaba su utilización a aves de gran tamaño. Los nuevos dispositivos no emiten señales de radio (los utilizados hasta ahora enviaban la información a través de señales de radio a los satélites para determinar la situación), contienen un reloj y un sensor de luz que almacena niveles lumínicos que se utilizan para calcular la longitud y la latitud a partir de la información sobre el momento de salida y puesta del sol. Estos dispositivos debido a su bajo peso y tamaño, pueden utilizarse con la mayor parte de las aves.





Su alimentación es fundamentalmente insectívora a base de escarabajos y saltamontes, aunque también de otros insectos como abejas, avispas, etc y arácnidos. Además, son capaces de cazar pequeños mamíferos, reptiles y anfibios, e incluso, pequeños pájaros y sus crías. 





Al igual que hacen otros alcaudones, son capaces de empalar a sus presas en las largas espinas de algunas plantas y en las púas de las alambradas metálicas, para utilizarlas como despensas que habitualmente no consumen, o como ayuda para desgarrar a sus presas.





En época de celo, el macho “atacado” de una inquietud súbita, vuela de un arbusto a otro con batidos de alas muy rápidos y elevando el vuelo nada más intentar posarse, como si las ramas quemasen. Observando con atención se descubre enseguida a la hembra posada muy cerca. La inmovilidad de que hacen gala estos pájaros parece a veces estudiada para pasar desapercibidas y desde lejos es fácil confundirlos con una hoja seca. Una vez que el macho calma sus ímpetus, captura alguna presa y se la ofrece a la hembra. Aunque ésta permanezca alejada, pronto vuela hacia él y la recibe con el pico abierto y agitando mucho las alas, situación corriente también en otras especies de pájaros.





El periodo de reproducción es bastante tardío ya que lo realizan en una única puesta a lo largo de los meses de mayo y junio. 





La hembra, con la ayuda del macho, construye un nido con forma de cuenco en arbustos densos y altos, tapizándolo después con plumón, musgo, hierbas y lana. La puesta se compone de 4-6 huevos. La incubación que lleva a cabo la hembra, dura unos 16 días aproximadamente y mientras tanto, el macho colabora con la ceba de la hembra y de las crías, las cuales abandonarán el nido a las dos semanas de edad.





Los principales peligros y amenazas existentes para esta especie se deben a la mala o inadecuada gestión de los hábitats en que se mueve y que podemos concretar en el excesivo uso de pesticidas y plaguicidas que obviamente, reducen sensiblemente la cantidad de insectos de los que se pueden alimentar, así como la utilización de una agricultura intensiva (concentración parcelaria) que ocasiona la destrucción y desaparición de los arbustos de las lindes y bardiales de campos y pastizales, que son de escaso interés agrícola, pero que como ya vimos anteriormente, constituyen sus principales hábitats donde alimentarse y reproducirse. Por ello, en ambos casos se disminuye seriamente la disponibilidad de hábitat y de alimento. En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas se considera como “De interés especial”.

1 comentario:

  1. Hoy mismo he estado observando a una pareja dando de comer a los pollos en el nido. Fantástico reportaje, menudas fotazas. Un abrazo José Ignacio.

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