viernes, 12 de enero de 2024

Un nuevo acompañante para un viejo conocido en la cola de la ría de Avilés. Martinete común (Nycticorax nycticorax).

Si mi memoria no me falla, hace ya casi dos años (marzo de 2.022) cuando, no sin dificultades, se descubriera por Gaspar Sutil Juan la aparición de una especie de ave ciconiforme de la familia de las ardeidas en la cola de la ría de de Avilés. Me estoy refiriendo al Martinete común (Nycticorax nycticorax), una garza un tanto extraña con unos claros hábitos crepusculares y nocturnos.




Se trata de una especie extendida prácticamente por todo el mundo a excepción del continente australiano, pero que en Asturias no es muy habitual que digamos.




Desde entonces hemos sido un buen número de aficionados los que hemos podido disfrutar de su cercana presencia, aunque, eso sí, no sin importantes dificultades para conseguir observarle y fotografiarle en condiciones.




Ello es debido fundamentalmente a su localización habitual en la margen de la cola de la ría no transitable, mediando entre su situación habitual y la zona que se puede transitar, un gran entramado de ramas y hojas de la abundante vegetación que bordea ambos márgenes de la ría.




A esa dificultad habría que añadir que durante las horas de luz en las que puedes intentar observarle y fotografiarle es capaz de permanecer prácticamente inmóvil durante mucho tiempo, a veces medio dormido, entre un enramado curioso para permanecer desapercibido y a una cierta distancia.




No debemos olvidar que se trata de un ave de costumbres eminentemente crepusculares y nocturnas, aunque en época de cría es posible verle en actividad a la luz del día.




A favor de su localización y facilitación de su adecuado enfoque a distancia, está la coloración clara de su plumaje que contrasta bastante con la oscuridad del espesor del follaje en el que acostumbra a descansar, sobre todo si lo vemos de frente.




Una vez localizado y encontrada la perspectiva más adecuada para evitar la mayor parte de las ramas y hojas que habitualmente se interponen entre él y nosotros, enseguida te sientes medio hipnotizado por el espectacular colorido de sus grandes ojos de un vivo rojo escarlata, especialmente cuando incide la luz sobre ellos.




Evidentemente, en la temporada primaveral o estival, al haber mucha más abundancia de hojas en los arbustos, su observación acostumbra a ser más dificultosa, aunque, eso sí, las condiciones de luz son mejores y más duraderas en esas temporadas.




Desde mis primeras observaciones en abril de 2.022 han sido muchos los días en los que le he podido observar en esa misma ubicación, ya que se trata de una de las rutas más habituales que utilizo para realizar ejercicio físico, ya sea corriendo, caminando o paseando en bicicleta, llegándose a hacer tan habitual que apenas te paras para observarle y mucho menos fotografiarle.




Con todo y con eso, de vez en cuando he continuado fotografiándole aprovechando los momentos en los que se situaba en zonas más despejadas que permitieran ver en su totalidad su bello y peculiar plumaje y en diferentes posiciones.




No obstante, he de reconocer que tras realizarle un buen puñado de fotografías en diferentes posturas y ubicaciones dentro de la misma zona, he llegado a la conclusión que las fotografías que consigues enfocar bien mientras permanece medio oculto, tienen un gran encanto para mí, probablemente debido a sus llamativos ojos que le proporcionan un cierto halo enigmático o de misterio. No es de extrañar que en ciertas localidades de Chile (Chiloé) esta ave tenga un papel importante en la mitología local, porque es asociada con la brujería y las fuerzas del mal.




La lastima es no poderle observar y mucho más fotografiar en los momentos de mayor actividad ya que recordemos que se trata de una garza de hábitos crepusculares y nocturnos que inicia su actividad cuando el resto de los componentes de su familia se retiran a descansar. Es entonces cuando esta ave de bello plumaje se dirige hacia sus cazaderos habituales, donde captura peces, anfibios y grandes invertebrados acuáticos. A la vista de esto no es de extrañar que en Asturias se la conozca como “Garcina de nueche”.




Pero la gran sorpresa la hemos tenido recientemente, concretamente a finales del pasado mes de diciembre, cuando se localizó en esa misma ubicación a ese ejemplar adulto, pero esta vez acompañado  de un ejemplar juvenil.




Tras enterarme de esa observación por una entrañable pareja de aficionados al pajareo (Gloria y Salva) que acostumbran también a frecuentar la zona, tuve la oportunidad de desplazarme allí para intentar localizar al nuevo y sorprendente inquilino.




Tuve la fortuna de que ese primer día se encontraban los dos ejemplares relativamente cercanos y bastante visibles, lo que me permitió poder comparar fácilmente a ambos ejemplares.




Como podréis comprobar en muchas de las fotografías que ahora comparto, el plumaje de ese ejemplar joven es mucho más críptico que el del adulto, lo que le hace pasar aún más inadvertido.




Además, desde mi particular apreciación, ese ejemplar juvenil habitualmente se esconde mucho más que lo hace el ejemplar adulto, lo que añadido a lo anteriormente comentado, dificulta, si cabe aún más, su localización.




El Martinete común es una garza de mediano tamaño que mide unos 58-65 cm. de longitud y tiene una envergadura de entre los 90-100 cm. Su peso oscila entre 750 y 1.000 gramos. No existe dimorfismo sexual en esta especie.




Los ejemplares adultos por la parte superior, capirote, dorso y parte de las alas, son de color gris pizarroso oscuro, pero que puede tornarse casi negro según varíe la incidencia de la luz.




La parte inferior y los flancos son de color blanco. En la cara, alrededor de los ojos, tienen una zona de piel desnuda que es de color azul.




Durante la época reproductiva presentan tres largas plumas blancas de hasta 24 cm de longitud, que nacen en la nuca y cuelgan por la espalda. Éstas plumas son más cortas en las hembras.




El pico es de tamaño medio, grueso y puntiagudo, de color verdoso en la base y negro en la parte superior. 




Los ojos tienen el iris de un llamativo rojo coral con una gran pupila negra.




El cuello blanco o blanco grisáceo, es exageradamente corto a diferencia del de otras ardeidas. La cola es muy corta.




Las patas son de tamaño medio y de un color amarillo claro que se intensifica en la época de reproducción. Los dedos son extremadamente largos.




Las alas y la cola son grises, anchas y redondeadas.




Realizan un vuelo pausado y elegante presentando una silueta muy compacta, con la parte trasera corta, pies poco visibles y alas relativamente cortas y redondeadas. Lo hacen con el cuello estirado a diferencia de las garzas que lo hacen con el cuello retraído (todas las fotografías en vuelo son de archivo del verano 2023 en Alicante).




Los jóvenes por la parte superior y las alas son de color marrón achocolatado con motas blanquecinas.




Por la parte inferior son de color grisáceo rayado de marrón oscuro.




Tienen los ojos de color naranja y no presentan las plumas de la nuca hasta el primer año de vida.




Su reclamo consiste en un graznido ronco parecido al que emite el cuervo cuando vuela, lo que, unido a sus hábitos crepusculares o nocturnos, da origen a su nombre científico “Ardea Nycticorax” que procede de la combinación de las palabras griegas “nyktos” (noche) y “korax” (cuervo).




El Martinete común (Nycticorax nycticorax) acostumbra a permanecer inactivo durante el día a no ser en época de nidificación en la que vuela al descubierto incluso a pleno sol. Oculto en los árboles y arbustos que crecen cerca del borde de cursos de agua, marismas y lagunas, no abandona su refugio hasta la caída de la tarde. Si se le sorprende en su retiro, apunta con el pico hacia el cielo o se mantiene rígido e inmóvil, pretendiendo así pasar desapercibido.




Se distribuyen por todos los continentes (Europa, África, Asia y América) excepto por el australiano.


En España hay una minoría que es residente habitual pero la mayoría llegan desde África durante el período estival para reproducirse, permaneciendo entre nosotros de marzo a octubre, para emprender entonces un viaje migratorio que los llevará hasta sus zonas de invernada en África tropical.




Nuestro territorio, incluyendo Baleares y Canarias, acoge aves en dispersión y recibe también un importante paso migratorio de individuos centroeuropeos, algunos de los cuales se suman al escaso contingente invernal.




La distribución de esta pequeña garza en España está asociada a los tramos medios y bajos de los grandes ríos peninsulares y sus principales afluentes, así como a los humedales de la fachada mediterránea, incluidas las islas Baleares y la costa sur. Falta, sin embargo, en extensas regiones, como la totalidad de la cornisa cantábrica, Galicia, el área pirenaica, el este de Castilla y León y de Castilla-La Mancha, el sur de Aragón y buena parte del sureste peninsular. En invierno aparece en escaso número en el bajo Guadalquivir, así como en las cuencas del Tajo, Guadiana, Júcar y Ebro, fundamentalmente, y también en las islas Baleares.



Sus hábitats son los humedales, preferentemente de aguas dulces de ríos y lagos donde haya abundante vegetación ribereña, también se les ve en albuferas, arrozales y marismas.




Se alimentan principalmente de peces, moluscos, crustáceos, anfibios, insectos y ocasionalmente de pequeños roedores.




Las principales amenazas que tiene el Martinete común están la destrucción de humedales, construcción de embalses o los planes hidrológicos a gran escala pueden suponer un importante factor limitante para el mantenimiento de las poblaciones. También hay que destacar las molestias ocasionadas durante la época de nidificación, que pueden provocar su abandono. 




El Martinete común aparece incluido como especie Invernante/Migratoria y Reproductora en la Lista Roja de las Aves de España, con la categoría de NT- Casi amenazado en ambos casos. También figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sin embargo, no está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

1 comentario:

  1. Extraordinaria entrada como de costumbre, dando a conocer las características y hábitos de comportamiento de esta hermosa garza. Enhorabuena José Ignacio. Saludos desde el País Vasco.

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