sábado, 1 de agosto de 2020

Una curruca de plumaje poco llamativo, hábito escondidizo y difícil de ver. Curruca mosquitera (Sylvia borin). Papuda bardayera.

Ya tenía yo ganas de dedicarle una entrada a mi blog a ésta curruca que si se caracteriza por algo es por su gran discreción. Se trata de uno de los pájaros más escondidizos que tan solo se deja ver ocasionalmente en el periodo de reproducción en el que el macho se exhibe con su peculiar canto, o en la migración otoñal, cuando tienen predilección por comer higos o frutos silvestres y se exhiben con mayor facilidad. 




Se trata de un pájaro solitario, bastante activo, que se mueve casi siempre por el interior de la vegetación, evitando volar al descubierto y cuando lo hace, al poco rato se vuelve a esconder en el interior del follaje. 




Su plumaje como podéis comprobar en las diferentes fotografías que acompañan a esta entrada, es a diferencia con el de otras currucas, poco llamativo y uniforme y si a eso le añades su carácter sumamente discreto y escondidizo hace que el poderla observar e intentarla fotografiar, sea una tarea un tanto complicada. 




La verdad es que, tras estar un buen rato escuchando su prolongado, melodioso y aflautado canto, me costó bastante poderla localizar, dado que permanecía medio oculta entre la espesura de la vegetación. 




Más tarde, tras conseguir permanecer semioculto, poco a poco, fue cogiendo más confianza y se fue dejando ver más al descubierto lo que me permitió poderla fotografiar en mejores condiciones, aunque la luz no era la más adecuada que digamos para la fotografía. 




La Curruca mosquitera (Sylvia borin), al igual que el resto de las currucas, pertenece al Orden de las aves Paseriformes, familia “Sylviidae”. La denominación genérica de esta especie “Sylvia” hace referencia a la vinculación de estas especies al medio forestal denso, en donde hay un importante componente de sotobosque. 




Por su parte el término “borin” hace referencia al nombre genovés (italiano) para un tipo de curruca o mosquitero que se creía acompañaba a los bueyes (del latín, “bos”, buey).También se la conoce como "becca-figo" o “pica higos”, dado que esta curruca frecuenta los sotos donde hay higueras, debido a que es muy aficionada a comer ese fruto con el que suele coincidir durante su migración. Es también habitual de los jardines, razón por la que tanto en inglés, como en francés se la denomina curruca de jardín (Garden warbler y Fauvette des jardins). 




En nuestro país, y en el resto de la Europa occidental, septentrional y central hasta Finlandia, Polonia central, Hungría occidental y Bosnia, podemos ver a la subespecie nominal “Sylvia borin borin”. Por su parte, la subespecie “Sylvia borin woodwardi” se reproduce en Europa del Este y Asia templada del Este hasta Siberia occidental.




Se trata de una curruca de tamaño medio de una constitución más robusta y compacta (rechoncha) que el resto de las currucas que viene a tener una longitud de unos 13-14 cm, una envergadura de ente los 20-25 cm y un peso que puede alcanzar hasta los 20 gr. Esta curruca es una de las pocas currucas de Europa que no presenta dimorfismo sexual y los ejemplares jóvenes guardan un gran parecido con los adultos.




En lo referente al colorido general del plumaje de este pájaro, hay que especificar que es muy discreto ya que apenas tiene unos rasgos identificativos evidentes, siendo muy uniforme y poco llamativo. 




Por la parte superior presentan una coloración parda clara grisácea con tonos oliváceos en algunos casos. 




Las alas, al igual que el dorso, tienen una coloración parda grisácea con las plumas primarias y secundarias de color pardo oscuro.




El pecho, los flancos y las partes laterales del vientre son de color blanquecino con tonos amarillentos u ocráceos. 




En torno a su cuello destaca ligeramente un discreto collar más grisáceo. 




La parte central del vientre y la zona caudal inferior son blanquecinas. 




La cabeza redondeada, tiene también una coloración parda clara grisácea en la que destaca levemente una lista superciliar (ceja) blancuzca y corta. 




Anillo ocular difuso y más pálido (blanquecino) en torno al ojo que tiene el iris de color castaño. 




La zona de las auriculares es algo más oscura que el resto de la cara. 




El pico es corto, grueso y puntiagudo de color ocre grisáceo con la punta y el culmen algo más oscuros. La base de la mandíbula inferior es más clara. 




La cola es relativamente corta, ancha, con la punta cuadrada. Es de color pardo algo más oscuro que el dorso y sin nada de blanco. 




Las patas, de longitud media, tienen los tarsos y pies de color pardo grisáceo. 




El canto de esta curruca es bastante característico y guarda un cierto parecido con el de la Curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Melodioso, aflautado, con estrofas largas y un gorjeo prolongado. El reclamo tipo “chec-chec” repetitivo y penetrante, es similar al emitido por otras currucas.



Su distribución como especie reproductora es muy amplia por Europa (a excepción de Siberia, Islandia, Escandinavia e Islas Británicas) y Asia central. Se trata de un ave migrante transahariana, con una extensa área de invernada en el África subsahariana, desde Senegal hasta Etiopía, alcanzando Sudáfrica por el sur. 




Durante los pasos migratorios resulta común en toda la península Ibérica y en las islas Baleares. El paso prenupcial lo realizan entre abril y mayo y el postnupcial entre agosto y noviembre. 




En nuestro país como especie nidificante se distribuye de forma continua por la mitad norte peninsular, aunque resulta especialmente abundante en el noroeste, el área subcantábrica, los Pirineos y el Sistema Ibérico. Se halla ausente de la mitad sur peninsular, Baleares y Canarias. 




Su hábitat se encuentra sobre todo en bosques caducifolios (robledales, quejigares, etc.) con abundante sotobosque, setos arbustivos, pinares silvestres, zarzales o bosquetes de ribera y con ambientes frescos y húmedos. También en campos con árboles frutales y jardines con abundante maleza. 




Se alimentan fundamentalmente de todo tipo de invertebrados (insectos y sus larvas), escarabajos, hormigas y pulgones. A finales de verano y en otoño también se pueden alimentar de frutos (moras, saúcos, higos, acebuches, etc.) y bayas. 




El periodo de reproducción va desde mayo a julio, y ocasionalmente puede realizar dos puestas anuales. Aunque suele comportarse como una especie monógama, se han detectado casos de bigamia (un macho con dos hembras). 




Los machos son los primeros en llegar a la zona de reproducción y los encargados de la construcción de varios nidos, uno de los cuales es seleccionado y completado por la hembra. El nido consiste en un pequeño cuenco de ramitas y hojas, tapizado de musgos y plumas, y situado normalmente a baja altura en un arbusto o entre hierbas altas. La puesta contiene entre dos y seis huevos. Habitualmente, todos los años vuelven a criar en la misma zona donde nacieron (filopatría).




La incubación dura 11 o 12 días y corre a cargo de ambos padres. Los pollos, a los que cuidan los dos progenitores, son volanderos a los 10 días e independientes dos semanas más tarde. 




No se considera una especie amenazada. No se conocen factores de riesgo concretos para esta curruca, aunque podría verse muy afectada por condiciones adversas (sequías, etc.) en las áreas de invernada africanas. El Catálogo Nacional de Especies Amenazadas la clasifica como “De interés especial”.

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