Hace mucho tiempo que no dedicaba una entrada al blog que no fuera dedicada a algún tipo de ave, pero hoy considero que merece la pena desviarme un poco de esa temática.
A primeros del pasado mes de febrero, mientras paseaba por una de las sendas que bordean los acantilados costeros del occidente asturiano (Castropol), tuve la fortuna de tener un encuentro que me resultará difícil de olvidar.
A primeros del pasado mes de febrero, mientras paseaba por una de las sendas que bordean los acantilados costeros del occidente asturiano (Castropol), tuve la fortuna de tener un encuentro que me resultará difícil de olvidar.
Fue al asomarme a uno de los muchos acantilados de la zona para disfrutar del bello paisaje marítimo, cuando pude apreciar como en una cercana ladera rocosa se movía algo.
Para mi asombro, me encontraba a escasos metros de una bella y hermosa Nutria (Lutra lutra) que, al igual que me ocurrió a mí, se quedó muy sorprendida por mi cercana e inesperada presencia, permaneciendo momentáneamente paralizada.
Pero en su actitud había algo no me cuadraba mucho, ya que yo esperaba que al advertir mi presencia tan próxima, inmediatamente iniciara la bajada del acantilado hacia el mar para alejarse de mí, sin embargo, permaneció allí unos cuantos segundos, pero volviendo la vista hacia atrás y un tanto inquieta.
No pudo aguantar mucho en esa situación y al poco tiempo descendió unos escasos metros, pero inmediatamente de nuevo, se paró y volvió a dirigir su mirada hacia atrás.
Yo mientras tanto intentaba adecuar los parámetros más básicos de mi cámara para poder inmortalizar tal encuentro, cuando sin apenas haberme percatado, pude averiguar cuál era la causa que mantenía tan inquieta a la buena de la nutría.
Efectivamente, su inquietud venía porque detrás de ella venían sus dos jóvenes cachorros que inmediatamente entraron en contacto con la madre e iniciaron el descenso conjuntamente.
Ahora la duda que me surgía era a donde se iban a dirigir ya que al final del acantilado tan solo había una minúscula playa pedregosa flanqueada por unos acantilados muy verticales.
Una vez abajo y agrupadas las tres, no se lo pensaron dos veces y se dirigieron directamente al mar.
Aunque había leído que la presencia de nutrias en las aguas costeras es relativamente frecuente en el litoral del océano Atlántico y del mar Cantábrico (Galicia, Asturias…), no por ello me produjo una gran sorpresa, ya que lo más habitual es poderlas observar en los tramos de los cauces fluviales más saneados.
Al verlas adentrarse en el mar, pensé que se dedicarían a intentar pescar algo que llevarse a la boca, pero de nuevo me lleve otra gran sorpresa ya que nada más entrar en el agua se dedicaron a juguetear entre ellas.
Era como si su madre hubiese decidido llevar a sus dos hijos de excursión a bañarse al mar y una vez allí no pararan de juguetear entrecruzándose continuamente mientras se subían una encima de la otra, y así, una y otra vez.
Según tengo entendido, es una práctica habitual que la madre enseñe a las pequeñas nutrias a nadar llevándolas en su espalda hasta la mitad del cauce de los ríos y dejarlas allí para que vuelvan solas hasta la orilla. Cuando los cachorros cumplen los 6 u 8 meses, abandonan a la madre para iniciar una vida independiente.
Un bello y divertido espectáculo el que me brindaron y en un marco incomparable que tuvo una duración aproximada de siete minutos hasta que las perdí de vista al adentrarse más en el mar.
Además, otra de las sorpresas de ese encuentro lo constituía el hecho de la hora en que se produjo, ya que el reloj marcaba exactamente las 12:29 h y que yo sepa, se trata de unos mamíferos con hábitos bastante crepusculares que acostumbran a estar activas desde el atardecer hasta el amanecer, pudiendo ser observadas durante el día en lugares no frecuentados por el hombre.
La Nutria europea o paleártica (Lutra lutra), a la que en Asturias se la conoce como “llondra”, es un mamífero carnívoro que pertenece a la familia de los mustélidos, al igual que las comadrejas, martas, garduñas y tejones, entre otros, pero a diferencia de éstos, la nutria presenta hábitos acuáticos. Es un gran nadador y buceador, por lo que sus características morfológicas están adaptadas a este tipo de vida.
Su cuerpo es grande, esbelto y ligeramente aplanado. Mide entre 59 y 85 cm, a lo que hay que añadir la cola, que es ancha y aplanada en la base, y algo puntiaguda en su extremo. Ésta mide entre 25 y 60 cm, es decir, más de la mitad de la longitud de la cabeza y el cuerpo juntos. Los machos suelen ser de mayor envergadura que las hembras. Tienen una masa corporal, 6,1-9,4 kg en machos y 4,4-6,5 kg en hembras. Las nutrias suelen vivir entre ocho y quince años.
Tiene unas patas proporcionalmente cortas y robustas. Pies con las plantas desnudas. Poseen cinco dedos unidos por una membrana interdigital bien desarrollada en manos y pies.
El pelaje es corto, lustroso, espeso e impermeable. El color en la espalda es pardo oscuro, más intenso en el lomo que en las extremidades, y en el vientre es gris sucio, menos en la garganta que es casi de color blanco.
Cráneo alargado, orejas muy pequeñas, casi ocultas bajo el pelo, y hocico ancho (chato) con largas y abundantes vibrisas. Los ojos, oídos y orificios nasales están desplazados hacia la parte superior de la cabeza. Todas estas características denotan su adaptación a la vida semiacuática.
La nutria nada con el cuerpo sumergido y la cabeza afuera. Se sumerge con movimientos rápidos, y bucea durante de 10 a 40 s.
Tiende a tener hábitos crepusculares y nocturnos, con zonas o momentos del año en los que pueden ser más o menos diurnas. Se trata de una especie solitaria excepto durante la época de celo o cuando las hembras tienen crías, como en el caso que nos ocupa.
Su hábitat óptimo se encuentra en los tramos bajos y medios de los ríos más ricos en fauna piscícola, pero, como lamentablemente normalmente están contaminados o muy degradados, ello les obliga a utilizar los tramos más altos. También vive en lagos, embalses e incluso en el litoral (como ocurre en las costas cántabro/atlánticas del norte peninsular). En el caso de esas poblaciones costeras de nutrias, la disponibilidad de agua dulce cercano es un factor determinante, ya que tienen necesidad de agua dulce para lavarse y eliminar la sal de su pelaje, manteniéndolo de esa forma en unas condiciones óptimas.
En general, utiliza cauces con riberas bien conservadas, con disponibilidad de alimentos, cierta tranquilidad y un mínimo de cubierta vegetal, indispensables para que puedan ubicar sus refugios y madrigueras de cría. La nutria, es una buena indicadora de aguas limpias.
Se alimenta fundamentalmente de peces (truchas), y en menor medida por anguilas, anfibios, culebras, cangrejos, reptiles y, en ocasiones si no dispone de los anteriores, insectos, aves acuáticas con sus polluelos y puestas o mamíferos.
Su madriguera suele estar ubicada al borde del agua, aprovechando cuevas naturales, madrigueras abandonadas, entre la maleza de las isletas de los ríos, etc. pero siempre protegidos de una posible crecida del río. Disponen de una abertura para mantener ventilada la madriguera. El suelo suele estar compuesto por hierba seca, o bien con musgo y hojas. En ellas se suelen encontrar deyecciones, y si hay crías dentro, tienen un olor desagradable y penetrante. Fuera del periodo de cría, la nutria no tiene domicilio fijo, valiéndose de diversos refugios temporales para descansar o pasar algunas noches.
La nutria es una especie capaz de reproducirse en cualquier momento del año, aunque la mayor parte de los partos tiene lugar entre los meses de mayo a septiembre, ya que adapta su ciclo biológico a los ciclos de abundancia de sus presas principales. La gestación dura aproximadamente dos meses, al término de la cual nacen 1-5 crías, más frecuentemente 1-2 que permanecen en la madriguera hasta su quinta semana de vida y no se independizan de la madre hasta después de un año. Alcanzan la madurez sexual a los dos años.
La Nutria europea se distribuye por la región paleártica, incluido el norte de África, y parte de la región Indo-malaya. La nutria era una especie presente por toda la geografía peninsular hasta mediados del siglo XX. A partir de los años 50 del siglo pasado la nutria experimentó un dramático proceso de rarefacción debido fundamentalmente a la persecución, la disminución de los recursos alimenticios, la destrucción de su hábitat y a la contaminación, lo que la llevó a desaparecer de gran parte de la Península, especialmente en su mitad este y en las zonas más habitadas. Hacia 1987 se produce una inflexión, iniciándose un proceso de recuperación que ha seguido hasta la actualidad. En el Levante y este de Andalucía este proceso es mucho más lento.
Está incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias dentro de la categoría de Especies de Interés Especial; su Plan de Manejo fue aprobado mediante Decreto 73/1993. Está incluida además dentro de la categoría de especie de interés especial del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Vaya pedazo de encuentro. Una maravilla que nunca olvidarás. ¡Qué gozada! (y que envidia sana). Un saludo y cuidaos.
ResponderEliminarSiempre tan amable, Jose. Te agradezco el comentario y ya me gustaría haberlo podido compartir con más entusiastas como tú. Pasa buen día y ¡cuídate!.
ResponderEliminarVaya encuentro mas oportuno. Preciosas fotos. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias Fer. Bueno lo realmente bonitas son las nutrías y verlas divertirse de esa manera en un marco precioso. Las fotos son simplemente testimoniales. Pasa buen día y ¡CUIDAROS!
EliminarImpresionante encuentro y fotografías.
ResponderEliminarTe agradezco el comentario. Saludos.
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