Pues sí, efectivamente, no resulta nada fácil poder observar a esta guapa ave limícola que hace unos días (28/09/2019) tuve la fortuna de poder fotografiar en la playa de Bañugues (Gozón. Asturias) y ello se debe fundamentalmente a varios motivos.
Por una parte, como fácilmente podréis comprender, a su pequeño, por no decir diminuto tamaño en comparación con el resto de las aves limícolas que podemos ver en nuestro país y con las que acostumbra a relacionarse.
Estamos hablando del ave limícola más pequeña que habitualmente podemos ver en nuestro país durante el paso migratorio y en la invernada. Como muy bien indica su nombre, el Correlimos menudo “Calidris minuta” tan sólo mide entre 14-15,5 cm de longitud y unos 27-30 cm de envergadura. Tan solo se le aproxima el Correlimos de Temminck (Calidris temminckii) que es un poquito menor con 13,5-15 cm de longitud, pero que tiene una envergadura de 34-37 cm lo cual le proporciona un aspecto más alargado.
Correlimos de Temminck |
Tampoco es menos valorable a la hora de tratar de observar a esta pequeña limícola, el mimetismo con el entorno por el que habitualmente de mueve cuando no vuela, que dificulta notablemente su localización sobre todo cuando permanece parado, descansando o durmiendo.
Tan solo el color blanco de sus partes ventrales facilitan en parte su localización, pero a lo que habitualmente se denomina “a vista de pájaro”, es decir desde arriba, no debe ser nada fácil y si no que se lo digan a ciertas rapaces a las que, en más de una ocasión hemos visto realizar verdaderos ataques un tanto a bulto entre las limícolas que se alimentan o descansan en esa playa, para así levantarlas y poderlas cazar en vuelo, como es la especialidad de por ejemplo, el Halcón peregrino.
Otro de los importantes motivos por lo que no resulta fácil poder observar a esta pequeña limícola por nuestras playas asturianas, es el hecho de se trata de un migrante de por sí escaso, que además utiliza una ruta migratoria de retorno (entre mayo y junio) más oriental, por el corredor mediterráneo. En la cornisa cantábrica asturiana tan sólo acostumbran a aparecer algún ejemplar juvenil aislado o como mucho formando pequeños grupos de dos o tres ejemplares durante el paso postnupcial, entre los meses de agosto y septiembre. No obstante, parece claro que el avistamiento de esta limícola por nuestras playas asturianas, se ha vuelto mucho más escaso en los últimos años.
Al Correlimos menudo habitualmente le gusta más que otros limícolas alimentarse de invertebrados acuáticos en pequeñas masas de agua dulce. Así lo he podido corroborar y documentar en las dos anteriores entradas que dediqué a él en mi blog, en las que le localice en la desembocadura del pequeño arroyo (arroyo de Llantada. Bañugues) que se bifurca en pequeños regatos antes de su llegada al mar y que habitualmente utilizan esas y otras aves para beber, alimentarse y darse unos buenos baños de agua dulce, lo cual les permiten desalinizar su plumaje y así mantenerlo en perfectas condiciones para poder seguir sus largos periplos migratorios.
Sin embargo, en esta ocasión me ha llamado la atención el hecho de que tuviera una verdadera predilección por alimentarse de los abundantes insectos que pululaban por el ocle depositado en la playa y que muchas personas consideran como simple suciedad de la playa, sin valorar la importancia que esas algas tienen para la alimentación de las aves limícolas. Un ocle que además cada día se recolecta más no sólo como abono, en medicina o en cosmética, sino que también para usos culinarios, ya que de él se obtiene el agar-agar un ingrediente culinario que popularizo el famoso chef Ferrán Adriá y que se le ha llegado a denominar como el “oro rojo” de la alta cocina.
Como acostumbra a ser habitual en esta especie, su actitud en todo momento fue muy confiada, sin mostrar el más mínimo recelo a aproximarse a mi posición según iba subiendo la marea, llegando en ocasiones a tener que retroceder sobre mi posición fija para poder meterle en el plano.
En otras ocasiones, parecía que le gustaba arriesgarse al remojón, moviéndose en la linea intermareal, cerca de las olas, en plena subida de la marea.
El correlimos menudo pertenece a la orden de las “Charadriiformes” y a la familia de las “Scolopacidae” a las que también pertenecen entre otros el Correlimos de Temminck, el Correlimos Tridáctilo y el Correlimos común con los que guarda un cierto parecido y puede llegarse a confundir. El origen etimológico de su denominación científica proviene de los términos Calidris = kalidris (griego): ave limícola mencionada por Aristóteles y que, probablemente, se trataba de un andarríos, y de Minuta = minutus (latín): pequeño.
Como ya comenté anteriormente, el Correlimos menudo tan sólo mide entre 14 y 15,5 cm de longitud y unos 27 a 30 cm de envergadura. Su peso puede llegar a los 30 gr. La edad máxima conocida de un Correlimos menudo anillado es de ocho años. No existe dimorfismo sexual en esta especie.
En cuanto a su plumaje, debemos diferenciar el plumaje estival (nupcial o reproductivo) que presenta un colorido más variado en su manto a base de un anaranjado rojizo (herrumbroso) con moteado marrón que abarca a la cabeza y los laterales del cuello (más marcado en los machos).
En las partes superiores el plumaje es negro con bordes castaños y las puntas blanquecinas que irán desapareciendo con el plumaje nuevo. En el manto es característica una marcada "V" de color blanco amarillento (ausente en el Correlimos de Temmick). También en esta época presentan una clara bifurcación en la lista superciliar que es menos clara o inapreciable en plumajes de invierno de jóvenes o adultos.
Correlimos de Temminck |
El píleo es de color anaranjado con múltiples estrías de color marrón oscuro.
La cara es anaranjada con estrías parduzcas y con tonos parduzcos en las auriculares, además en ella hay una brida marrón oscura entre la base del pico y el ojo.
La garganta es siempre blanca (pardusca en el de Temminck).
En las alas se puede ver una franja alar de color blanco mientras vuelan. Las plumas primarias y las secundarias son de color pardo oscuro. Destaca la proyección primaria sobre las terciarias, que llega a rebasar el extremo de la cola.
Las plumas de las partes inferiores (vientre) son blancas durante todo el año.
La cara es blanca y los ojos tienen el iris de color marrón oscuro (casi negro) y están rodeados de un fino anillo periocular blanquecino.
El pico es de tamaño medio (igual o menor que el diámetro de la cabeza), recto (a diferencia del Correlimos común) y de color negro.
La cola es corta (el Correlimos de Temminck la tiene más larga) y con línea gris oscura central (de color blanco en el Correlimos de Temmick).
Correlimos de Temminck |
Las patas son medianamente largas, de color negro (a diferencia del Correlimos de Temminck que las tiene amarillentas y más cortas), con tibias y tarso cortos y con cuatro dedos (tres delanteros y un espolón trasero) a diferencia del C. tridáctilo. Presentan una pequeña membrana interdigital entre los dedos.
Por su parte, con el plumaje de invierno (no reproductor) lucen un dorso de color pardo grisáceo con centros oscuros y un aspecto escamoso que le proporciona el hecho de tener los bordes de las plumas de color blanco. Ese color pardo grisáceo se extiende hacia la cabeza, el pecho y los laterales del cuello.
El plumaje de los juveniles es variable, alternando las plumas de color anaranjado con bordes castaños de su manto con otras más grisáceas.
En el dorso presentan una doble línea blanca marcada en cada lado. La "V" del manto está más marcada que en el adulto.
La cabeza tiene un plumaje estriado menos anaranjado que la de los adultos, con frente blanca y una ceja blanca muy marcada y hendida. En el píleo se les puede apreciar una franja central oscura.
Se distribuyen por latitudes árticas de Europa y Asia donde se reproducen y posteriormente emigran hacia el África central y meridional (así como el Asia meridional) y de forma mucho más escasa en la cuenca del Mediterráneo.
En nuestro país son habituales durante los pasos migratorios tanto en la Península como en las Islas Canarias y las Baleares, pero también hay una parte de ellos que se quedan para invernar (zona mediterránea) y otros pocos que se quedan durante el verano. Su paso postnupcial lo realizan principalmente entre los meses de agosto y septiembre y el retorno acostumbran a realizarlo entre los meses de mayo y junio a lo largo de la costa mediterránea.
En España se localizan fundamentalmente en las marismas del Guadalquivir, bahía de Cádiz, humedales manchegos y delta del Ebro. También en Baleares y Canarias. Son muy escasas en la cornisa cantábrica y en Galicia.
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Son unas aves muy vivaces con un rápido picoteo que se les puede encontrar correteando por playas y marismas formando grupos (carácter gregario) o unirse a otros grupos de limícolas pequeñas.
Sus hábitats preferidos durante los pasos migratorios y la invernada son las zonas bajas costeras, lagunas y marismas. Durante la época reproductiva amplían esos hábitats con las aguas interiores.
En su dieta incluyen fundamentalmente a pequeños invertebrados acuáticos, crustáceos, moluscos y de insectos y sus larvas. También incluyen en su dieta algunas materias vegetales.
Se alimentan por picoteo rápido de la superficie del barro. También sondean a veces y vadean en aguas poco profundas. Las presas son detectadas por la vista. A veces pueden defender su territorio de alimentación contra otras aves limícolas.
Su vuelo es más rápido que el de otros correlimos y se caracteriza por un revoloteo distintivo realizando giros bruscos y aleteos rápidos.
Su voz de reclamo es un "stit" o "tirri-tit-tit" penetrante y agudo. Su canto (en vuelo o desde el suelo), consiste en un "suii-suii-suii" débil, entrecortado por un "svirrr-r-r" suave y claro.
Se reproducen durante los meses de junio y julio. Sitúan el nido en una pequeña depresión en el suelo oculta entre la vegetación a la cual recubren con materia vegetal. La puesta, que tiene lugar desde finales de junio a comienzos de julio, se compone normalmente de 3-4 huevos. La incubación dura unos 21 días aproximadamente y la realizan madre y padre. Las crías son nidífugas, al poco de nacer abandonan el nido.
Inciden negativamente sobre esta especie las molestias humanas durante la reproducción, la caza ilegal y la destrucción de sus hábitats. El Correlimos menudo aparece calificado como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
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