Comienzo esta tercera parte y última de la serie de observaciones y fotografías que tan entretenido me tuvieron los dos últimos días de abril y los tres primeros de mayo, y lo hago presentando las imágenes que pude captar de nuevo a un Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) que sobrevolaba la famosa charca de Coneo a media mañana del día dos de mayo.
Comparando imágenes, todo parece indicar que este ejemplar es el mismo al que pude fotografiar también en ese mismo lugar el día 28 de abril y que aparece en mi anterior publicación. Si os interesa, lo podéis ver en este enlace.
Pero parece distinto de otro Aguilucho lagunero al que también fotografié muy malamente (fotografía tan solo testimonial) en ese lugar al día siguiente (03/05) por la tarde y del que sólo presento una imagen.
Esa mañana del día dos, estando observando las aves de la charca, pude contemplar como llegaban volando una pareja de Estornino negro (Sturnus vulgaris) y ambos ejemplares se proveían de unas pequeñas plumas de las que van mudando las aves limícolas que allí recalan y que les servirá para tapizar el interior de sus nidos. Sin duda es otro de los beneficios que aporta esa pequeña charca y que complementaría a las de proporcionar alimento, bebida, aseo y descanso a las aves que allí paran en su periplo migratorio.
Comparando imágenes, todo parece indicar que este ejemplar es el mismo al que pude fotografiar también en ese mismo lugar el día 28 de abril y que aparece en mi anterior publicación. Si os interesa, lo podéis ver en este enlace.
Pero parece distinto de otro Aguilucho lagunero al que también fotografié muy malamente (fotografía tan solo testimonial) en ese lugar al día siguiente (03/05) por la tarde y del que sólo presento una imagen.
Esa mañana del día dos, estando observando las aves de la charca, pude contemplar como llegaban volando una pareja de Estornino negro (Sturnus vulgaris) y ambos ejemplares se proveían de unas pequeñas plumas de las que van mudando las aves limícolas que allí recalan y que les servirá para tapizar el interior de sus nidos. Sin duda es otro de los beneficios que aporta esa pequeña charca y que complementaría a las de proporcionar alimento, bebida, aseo y descanso a las aves que allí paran en su periplo migratorio.
Una paseriforme habitual a la que pude observar a lo largo de todos esos días, fue a un bello ejemplar macho de Lavandera boyera (Motacilla flava) que me alegro unos buenos ratos con sus vuelos y cánticos.
Un precioso pajarillo que exhibía un espectacular colorido y que se comportaba sumamente confiado.
A media mañana del día tres de mayo, pude fotografiar de nuevo al grupo de Zarapito trinador (Numenius phaeopus) que de nuevo se seguía alimentando en el mismo prado recién segado en los que los vi el primero de mayo, pero en esta ocasión con la novedad de que estaban acompañados de una pareja de Aguja colipinta (Limosa lapponica).
Un hábitat no muy habitual para esta especie que prefiere los estuarios, marismas, deltas de ríos o las playas en donde las podemos ver estos días en un gran número. Lucían dos plumajes distintos, el de invierno y el nupcial o de primavera/verano.
Un precioso pajarillo que exhibía un espectacular colorido y que se comportaba sumamente confiado.
A media mañana del día tres de mayo, pude fotografiar de nuevo al grupo de Zarapito trinador (Numenius phaeopus) que de nuevo se seguía alimentando en el mismo prado recién segado en los que los vi el primero de mayo, pero en esta ocasión con la novedad de que estaban acompañados de una pareja de Aguja colipinta (Limosa lapponica).
Un hábitat no muy habitual para esta especie que prefiere los estuarios, marismas, deltas de ríos o las playas en donde las podemos ver estos días en un gran número. Lucían dos plumajes distintos, el de invierno y el nupcial o de primavera/verano.
No resultó nada fácil localizarle dado su pequeño tamaño y lo discreto del colorido de su plumaje que le permitían camuflarse perfectamente con el entorno. Además, su comportamiento era un tanto esquivo y con frecuencia permanecía en el interior de la vegetación, sin exponerse mucho en zonas abiertas.
El Correlimos de Temminck (Calidris temminckii) recibe su nombre del naturalista, botánico, zoólogo y aristócrata holandés Coenraad Jacob Temminck. Su “Manuel d'ornithologie, ou Tableau systematique des oiseaux qui se trouvent en Europe” (1815) fue el libro estándar sobre aves europeas durante muchos años.
Pertenece a la orden de las Charadriiformes y a la familia de las Scolopacidae, a la que también pertenecen entre otros el Correlimos menudo (Calidris minuta), el Correlimos Tridáctilo (Calidris alba) y el Correlimos común (Calidris alpina), con los que guarda un cierto parecido y puede llegarse a confundir.
Está considerada como el ave limícola más pequeña de las que podemos ver en nuestro país en los pasos migratorios, ya que su longitud oscila entre los 13,5-15 cm, con una envergadura de entre los 34-37 cm. Le sigue muy de cerca el Correlimos menudo (Calidris minuta) cuya longitud está entre los 14 y 15,5 cm, con una envergadura de 27-30 cm. El peso del Correlimos de Temminck puede llegar a los 40 gr y en su especie, ambos sexos son iguales (no existe dimorfismo sexual).
Durante la época reproductiva (nupcial) los ejemplares adultos presentan por la parte superior una coloración pardusca con mezcla de plumas oscuras, ribeteadas de color castaño claro y otras de color gris oscuro que corresponden al plumaje invernal.
La cabeza es de color marrón oscuro con el píleo muy estriado.
También es de color marrón la cara, la cual presenta estrías y una pequeña brida de un color marrón algo más oscuro.
Los ojos tienen el iris de color marrón oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular blanquecino.
La garganta es blanquecina.
El cuello es muy corto y sus laterales son de color pardo rojizo con estrías marrones.
El pecho es de un color marrón claro y en su inferior presenta una franja pectoral (babero) de color pardo rojizo con estrías marrones.
Las partes inferiores son de color blanco.
En las alas tienen una pequeña franja alar blanquecina. Las plumas primarias y secundarias son de color pardo oscuro.
La cola es larga, de color marrón y se extiende más allá que las puntas de las alas. Las rectrices externas son de color blanco.
Las patas son cortas y son de color amarillo verdoso.
El plumaje de invierno (no reproductor) es mucho más apagado con un color gris oscuro uniforme. El pecho también es grisáceo y no presenta estrías. Las partes inferiores son de color blanquecino.
Por su parte, los jóvenes se parecen a los adultos en invierno con las plumas de las partes superiores grises, con el raquis y una banda subapical oscuros y los bordes cremosos.
El Correlimos de Temminck se reproduce en áreas próximas al Ártico, tanto en el norte de Europa (Escandinavia y Rusia) como en Asia. Inverna en África tropical, sur de Asia y, en menor número, en la cuenca del Mediterráneo.
Su presencia en España es poco numerosa durante los pasos migratorios, aunque regular y bien repartido. El paso migratorio prenupcial va de mediados de marzo a finales de mayo y lo llevan a cabo por el entorno mediterráneo, mientras que el postnupcial va desde mediados de julio hasta finales de octubre y lo hacen por zonas del interior de la península. Es poco frecuente en Baleares y raro e irregular en Canarias. Tan solo un pequeño número de los emigrantes se quedan para invernar en las marismas del Guadalquivir.
Su hábitat son los humedales costeros y del interior, los deltas de los ríos y las ensenadas. No son tan gregarios como otros correlimos del género Calidris y raramente forman grandes bandadas.
Se alimentan de insectos y sus larvas, moluscos, crustáceos, lombrices y otros pequeños invertebrados. A menudo se mantienen apartados con respecto otros limícolas alimentándose en los bordes fangosos y embarrados de las láminas de agua, no muy lejos de zonas con presencia de cobertura vegetal.
El periodo reproductivo lo llevan a cabo entre los meses de mayo y junio. Tienen un curioso sistema de cría en el que machos y hembras incuban nidos separados, habitualmente en lugares diferentes. Los machos establecen pequeños territorios y se aparean con una hembra que pone la primera puesta de huevos de la que se encarga el primer macho. La hembra entonces se desplaza en busca de una nueva pareja (suelen aparearse con dos machos) y deposita una segunda puesta que incuba ella misma. Al mismo tiempo, el primer macho puede volver a aparearse con una segunda hembra, que puede poner su segunda puesta en su territorio.
Sitúan su nido en zonas con poca vegetación o en los claros que hay entre ella. Utilizan alguna pequeña depresión del suelo y la recubren con materia vegetal. La puesta se compone de 3-4 huevos y la incubación dura 22 días aproximadamente. Los polluelos dejan el nido poco después de salir del huevo y aprenden rápidamente a buscar alimento. Aprenden a volar a los 15-18 días.
Se consideran como principales amenazas para esta especie las molestias humanas en las zonas de reproducción, así como la caza ilegal y la transformación y destrucción del hábitat de paso e invernada (desecación de humedales, transformaciones agrícolas, etc.). Este correlimos se considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
A primera hora de ese día tres, tuve la oportunidad de poder fotografiar con cierta facilidad a una especie de ave a la que el destino le jugo una mala pasada y la convirtió en una de las aves cinegéticas más perseguidas, motivo por el que pasa una importante regresión, en la que también está teniendo mucho que ver la alteración de su hábitat. Me estoy refiriendo a la Perdiz roja (Alectoris rufa).
A mí particularmente, me parece un ave preciosa y sumamente fotogénica que luce ese impresionante color rojo en anillos oculares, pico y patas, que junto con sus llamativos flancos barrados y su garganta blanca y pecho moteado de negro, le proporcionan un conjunto sumamente bello.
No es una espacie que acostumbre, como en este caso, a ir en solitario, pero al parecer encontró una buena fuente de alimentación en el montículo de cucho (estiércol). Me encantó poderla fotografiar a placer, aunque como puede apreciarse en alguna fotografía, al poco rato comenzó a llover y agarré una buena mojadura.
Ya para terminar los avistamientos de ese día, cuando ya marchaba, me llevé otra buena alegría ya que pude observar posadas en un cable eléctrico, a tres ejemplares juntos de Tórtola europea (Streptopelia turtur). Recordad que el día uno de mayo había fotografiado a otro ejemplar solitario, con lo que, con un poco de suerte, serían cuatro.
Una hermosura poder observar en ese entorno a un ave que está pasando por unos momentos difíciles, aunque al parecer, va remontando poco a poco.
A mí particularmente, me parece un ave preciosa y sumamente fotogénica que luce ese impresionante color rojo en anillos oculares, pico y patas, que junto con sus llamativos flancos barrados y su garganta blanca y pecho moteado de negro, le proporcionan un conjunto sumamente bello.
No es una espacie que acostumbre, como en este caso, a ir en solitario, pero al parecer encontró una buena fuente de alimentación en el montículo de cucho (estiércol). Me encantó poderla fotografiar a placer, aunque como puede apreciarse en alguna fotografía, al poco rato comenzó a llover y agarré una buena mojadura.
Ya para terminar los avistamientos de ese día, cuando ya marchaba, me llevé otra buena alegría ya que pude observar posadas en un cable eléctrico, a tres ejemplares juntos de Tórtola europea (Streptopelia turtur). Recordad que el día uno de mayo había fotografiado a otro ejemplar solitario, con lo que, con un poco de suerte, serían cuatro.
Una hermosura poder observar en ese entorno a un ave que está pasando por unos momentos difíciles, aunque al parecer, va remontando poco a poco.
Esperemos poder seguir viéndola por estos parajes.
Ya para terminar esta entrada, quiero completarla con una última especie a la que pude fotografiar también justo por la zona de la charca y que me pareció muy guapa, por lo que la quiero compartir. Se trata de un estupendo ejemplar de Águila calzada (Hieraaetus pennatus) de fase oscura que me permitió fotografiarla el día 10 de mayo por la mañana.
Nunca antes la había visto en ese entorno del cabo Peñas un Águila calzada en fase oscura, aunque si fuera de él, pero me pareció una verdadera hermosura verla tan cerca, aunque sólo permaneció en la zona unos escasos minutos.
El Águila calzada es el águila más pequeña de Europa y una de las más pequeñas del mundo, de ahí que en muchas ocasiones se le mal denomine como Águililla calzada. Se trata de una especie dimórfica, existiendo dos tipos o fases de coloración bien diferentes: una variedad clara de plumaje y otra oscura, siendo con mucho la fase clara o pálida la que incluye muchos más ejemplares (80%) en comparación con la oscura.
En su color totalmente marrón acastañado oscuro, destacan unas características manchas blancas en la base del borde anterior de las alas, que son especialmente visibles en el perfil frontal del ave cuando vuela y que popularmente se las conoce como las “luces de aterrizaje”.
Hasta aquí las múltiples observaciones y fotografías que a lo largo de cinco días (medias jornadas de finales de abril y primeros de mayo) he podido realizar y que tan entretenido me han tenido. Si a ellas les añades las dos que publiqué a mediados del mes de abril en el mismo entorno del cabo Peñas, el resultado es más que atrayente y como para no aburrirse. A continuación os resumo la relación de las principales especies observadas y fotografiadas es esos días en el entorno del cabo Peñas: Ánade rabudo, Ánade real, Andarrios grande, Archibebe común, Cerceta carretona, Garceta grande, Bisbita pratense, Chorlitejo chico, Chorlitejo grande, Cigüeña blanca, Correlimos común, Gaviota reidora, Aguilucho lagunero occidental, Alondra común, Combatiente, Chorlito dorado, Chorlito gris, Correlimos zarapitin, Tarro blanco, Zarapito trinador, Aguilucho pálido, Andarríos bastardo, Collalba gris, Milano negro, Pardillo común, Tórtola europea, Estornino negro, Lavandera boyera, Aguja colipinta, Correlimos de Themminck, Perdiz roja, Águila calzada (fase oscura).
Si a esto le añades la posibilidad de disfrutar de unos maravillosos paisajes del litoral costero asturiano, podrás deducir que los encantos de esta localidad son innumerables.
Si has llegado hasta aquí, tan solo me queda darte las gracias por tú paciencia y espero poder seguir consiguiendo tu interés en próximas entradas. Saludos cordiales.
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