martes, 13 de noviembre de 2018

Una de nuestras escasas limícolas reproductoras. Andarrios chico (Actitis hypoleucos). Mazaricu andarríos.

En la entrada que hoy publico quiero compartir un buen número de fotografías que recientemente he conseguido realizar a una de las escasas limícolas que se reproducen en nuestro país, siendo el Principado de Asturias uno de los escasos territorios elegidos por esta pequeña ave para llevar a cabo dicha reproducción. 






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Todo un privilegio, que en el último censo de los que tengo conocimiento (2005), alcanzaba la cifra de entre 6-15 parejas (Atlas de la Aves Nidificantes de Asturies 1990-2010), localizadas fundamentalmente en los cauces fluviales medios de los ríos Caudal, Cares y Sella, ubicados en la zona central y oriental de Asturias, aunque al parecer, últimamente también se había conseguido en la Ría de Villaviciosa, así como en el río Nora y Deva. 




Dicho así, parece desprenderse de estas palabras que estamos hablando de una especie poco abundante o común en nuestro país, cosa que excepto en temporada invernal (desde noviembre hasta febrero), para nada es correcta. Se trata de un ave limícola que nos podemos encontrar muy habitualmente en la mayoría del territorio nacional, debido fundamentalmente al gran número de ejemplares que nos acompañan durante el periodo estival procedentes de diversos lugares de Europa, así como otro gran número que se añade a estos, durante los pasos de los emigrantes europeos en primavera y otoño. En España una parte de la población es residente todo el año pero otra parte emigra a África. 





Si tuviera que destacar alguna característica singular de esta pequeña ave limícola, tal vez señalaría la de que, como su denominación común destaca, es el menor de los andarríos que podemos ver habitualmente por la Península Ibérica, entre los que cabe mencionar al A. grande (Tringa ochropus) y al A. bastardo (Tringa glareola), sin olvidarnos del muy ocasional A. maculado (Actitis macularius) con el que comparte género y que, de cuando en cuando, nos visita procedente de tierras de Norteamérica, donde se reproduce y con el que guarda un mayor parecido en lo referente al tamaño, proporciones y actitudes (enlace)




Otra característica interesante de la inmensa mayoría de los ejemplares de andarrios chicos, es que suelen invernar de manera aislada, casi siempre solitarios y dispersos entre sí, aspecto curioso en un grupo de aves, las limícolas, a las que habitualmente estamos acostumbrados a ver invernando en bandos. Esto lo viene a ratificar el hecho de que aún en esta época, no sea extraño que se comporten de forma territorial y peleen entre ellos cuando se encuentran. 




A la hora de destacar aspectos característicos de esta ave, decir que es muy activa moviéndose constantemente, caminando o corriendo en búsqueda de alimento. 




Cuando se encuentra en el suelo, acostumbra a adoptar una postura más bien agachada con la cola levantada mientras realiza frecuentes y rápidos movimientos de la cola hacia arriba y hacia abajo, acompasándolo también con un movimiento oscilatorio con la cabeza. Es de todos los andarríos, el que lo realiza de manera más llamativa. Recuerda en gran manera a los movimientos que realizan las lavanderas, por lo que no casualmente la traducción de su denominación en inglés como “Common Sandpiper” sea la de “Lavandera común”. 




En lo referente a su carácter decir que desde mi propia experiencia, a la mayoría de los ejemplares que he podido observar y fotografiar, lo he tenido que realizar a cierta distancia, dado su carácter inquieto y muy huidizo, siendo habitual que al mínimo acercamiento levantaran rápidamente el vuelo, desplazándose a ras del agua y huyendo mientras emitan una característica voz de alarma de tonos muy agudos. 




Sin embargo, al igual que me ha ocurrido con otras muchas especies, he tenido la fortuna de que algún ejemplar ha confiado en mí cercana presencia y me han dejado realizarles alguna sesión fotográfica interesante, que desde mi punto de vista, merecía la pena compartir en este blog. Además, he tenido la oportunidad de poderlos fotografiar en tres distintos ambientes en los que tenía localizada su presencia habitual: en los márgenes de la Ría de Avilés, en la desembocadura del arroyo de Llantada, en la playa de Bañugues y en el embalse de La Granda, en el concejo de Gozón (Asturias). 





El Andarrios chico (Actitis hypoleucos) es una ve limícola de pequeño-mediano tamaño que pertenece al orden de las “Charadriformes”, familia “Scolopacidae” y género “Actitis” que viene a medir unos 18-20 cm de longitud, con una envergadura alar que puede oscilar entre los 32-35 cm. Su peso ronda entre los 40-80 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie. Su longevidad se estima en unos 10 años en libertad. 




La etimología de su denominación científica “Actitis hypoleucos” proviene de los términos griegos; “Actitis” (aktites), habitante de la costa y el de “hypoleucos” (hypo), debajo, más (leykos, e, on), blanco. 




Presentan un dorso de color pardo-grisáceo oscuro o marrón con ligeros tonos dorados a modo de barrados y punteaduras. El plumaje invernal es más apagado pero tiene el barreado de las alas más conspicuo. 




El obispillo y la cola son igualmente del mismo color pardo-grisáceo oscuro que el del dorso, luciendo ésta bordes de color blanco. 






El cuello es corto y la garganta es de color blanquecino. 




En la zona superior del pecho poseen una banda de coloración parda clara con un rayado vertical de color marrón oscuro. Esta banda viene a ser como un babero redondeado por su parte inferior que le recorre el pecho, pero que se encuentra interrumpida en la zona interclavicular, exhibiendo entre el babero y el ala una franja blanca que sube hacia arriba bordeando el hombro por delante. Esta circunstancia le confiere al blanco de los flancos un aspecto de "cuña" característico que sirve para diferenciarle del A. grande (Tringa ochropus) y del A. bastardo (Tringa glareola) ya que ambos carecen de ella. 




Las partes inferiores son completamente blancas. 




Las alas son puntiagudas, están arqueadas y son de color pardo oscuro por la parte superior, siendo más oscuras en los bordes y extremos. Vistas en vuelo presentan una conspicua franja blanca (zona de las secundarias) en la parte posterior que también sirve para diferenciarles del A. grande (Tringa ochropus) y del A. bastardo (Tringa glareola), ya que ambas especies no presentan esa franja alar en vuelo. 






En la cara presentan una ceja de color blanco que se extiende desde el pico hasta más atrás del ojo. También tienen una brida de color marrón oscuro por delante del ojo. 




Los ojos son grandes, de color marrón oscuro y están bordeados por un anillo periocular de color blanco. 




El pico es corto, delgado y recto, aunque algunos ejemplares lo tienen ligeramente curvado hacia abajo. Es de color pardo grisáceo con la base amarillenta y en su extremo es algo más oscuro. 





La cola es larga, estrecha y cuando está en reposo sobrepasa las puntas de las alas. Sus bordes (rectrices más externas) son de color blanco o blanco apagado, dependiendo de la edad de las aves. 




Las patas son cortas y su coloración puede ser desde gris a parda, variando entre pardo-verdosa y verdoso-amarillenta. Están adaptadas para andar sobre el agua, con el dedo posterior mucho menor que los tres anteriores y ubicado más arriba que éstos. 





Los juveniles son muy parecidos a los adultos pero tienen unas franjas claras en las plumas coberteras y un punteado en el borde de las plumas terciarias. La lista superciliar destaca poco. La patas son a menudo de color amarillento. 




Cuando vuelan lo hacen habitualmente a ras de la superficie del agua y batiendo rápidamente sus puntiagudas y rectas alas, alternando el aleteo con cortos planeos y emitiendo una característica voz aguda de alarma, tipo “tui-sii-sii”. Al verlos volar destaca en ellos una característica ancha franja blanca enmarcada por plumas más oscuras en el dorso de las alas. 




El Andarríos chico como reproductor tiene una amplia distribución en Europa, Asia y África. Su presencia disminuye hacia el sur de Europa, donde parte de la población migra e inverna, así como en Asia meridional, África y Oceanía. 





En nuestro país como especie reproductora es un ave poco común (se calcula que existen unas 3.000-4.000 parejas) que resulta más frecuente en la mitad norte, en zonas de cierta altitud y con presencia de ríos y embalses en especial del área de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica, mientras que falta o es muy escasa en amplias áreas del sur y Levante. También tiene presencia en las cuencas altas y medias de los ríos Miño, Duero, Tajo y Guadiana, y especialmente en el Ebro y sus afluentes. No se encuentra como reproductor en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. 









Una parte de la población es residente todo el año pero otra parte emigra a África. En invierno desde noviembre hasta febrero su número es escaso, pero en verano su número aumenta debido a la presencia de aves procedentes de Europa. En la temporada invernal la población está muy dispersa, pero tiende a ocupar enclaves propicios de Andalucía atlántica, Galicia y Asturias. Durante la primavera y el otoño también aumenta su número coincidiendo con los pasos de los emigrantes europeos. 





Su hábitat preferido para criar se encuentra en los cursos fluviales en buen estado de conservación y en los que las molestias sean mínimas. Prefiere aquellos cauces de agua dulce de corrientes rápidas y que posean isletas y orillas pedregosas que tengan, además, abundante vegetación. Los andarríos reciben este nombre por su costumbre de aparecer en las orillas de los cursos de agua, sobre todo dulce. En migración e invernada puede aparecer también en estuarios, humedales, marismas, lagunas, embalses, deltas, albuferas y también en playas y áreas rocosas. 





Su dieta principal es a base de invertebrados, fundamentalmente insectos (tanto terrestres como voladores), escarabajos, arácnidos, gusanos, moluscos, crustáceos, renacuajos y alguna materia vegetal. 





El periodo de reproducción lo llevan a cabo entre los meses de abril a junio. Corresponde habitualmente a la hembra la tarea de la construcción del nido que acostumbran a situar en las orillas de los ríos, especialmente si éstas están compuestas de piedras y cantos. Aprovechan alguna depresión en el terreno a la cual tapizan con hierba y hojas secas. 




La puesta tiene lugar a fines de abril o principios de mayo y se compone normalmente de 4-5 huevos. La incubación dura unos 22 días aproximadamente y es llevada a cabo por ambos sexos. Los pollos, alimentados por la pareja, dejan el nido a las pocas horas (nidífugas), volando después de 4 semanas.





Las principales amenazas que existen para esta especie se derivan de las molestias humanas debidas fundamentalmente como consecuencia de la pesca deportiva, el turismo y el senderismo. También supone una amenaza la alteración y destrucción del hábitat fluvial debido al “acondicionamiento” de riberas, construcciones de minicentrales hidroeléctricas, extracción de áridos, etc.). El Andarríos chico se incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

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