martes, 22 de mayo de 2018

Un verdadero acróbata del vuelo. Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida). Garrochín Caretu.

En mi reciente visita a los humedales manchegos, una vez más he podido disfrutar observando a varios ejemplares de esta maravillosa especie de estérnido, me estoy refiriendo al Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida) que junto con los otros tipos de fumareles (F. común y F. aliblanco), los charranes (Ch. patinegro, Ch. común, Charrancito común) y las pagazas (P. piconegra y P. piquirroja), completan la lista de aves de esta peculiar familia "Sternidae" que habitualmente podemos ver por la Península Ibérica.




Se trata de aves marinas con unas dotes especiales para volar, ya que a su vuelo ligero y elegante, se le añade unas características muy especiales como la de volar durante sus migraciones, unas distancias que ninguna otra ave puede superar (en especial los charranes) y además poseer la habilidad de cernirse o de realizar grandes picados, e incluso zambullirse (charranes), para capturar a sus presas, realizando frecuentemente acrobacias dignas del mejor piloto de aeronaves.




Esa facilidad de maniobrabilidad aérea les permite también capturar insectos al vuelo, tanto sobre cultivos y pastizales, como sobre las masas de agua, realizando prodigiosos vuelos raseros. 




Es quizás por todas esas peculiaridades, por las que cada vez que tengo la posibilidad de observarles, disfruto sobremanera intentando captar las mejores instantáneas de esos habilidosos y acróbatas vuelos. 




Aspecto nada fácil, al menos para mí, ya que tienen un vuelo muy rápido, con constantes cambios de dirección y que, a diferencia de por ejemplo, las gaviotas, casi nunca planean o se les ve posados en el agua o nadando. 




Eso sí, cuando consigues captarles y fotografiarles con un buen enfoque y en sus distintas posturas de vuelo, es un verdadero placer ver la plasticidad y la aerodinámica de su vuelo. En mi caso concreto me ha supuesto tener mucha paciencia y tesón, dedicándoles el tiempo necesario para cogerles el "tranquillo" a las rutinas que realizan, sobre todo a la hora de alimentarse. 




En el caso concreto de los fumareles, su vuelo es algo más pausado que el de los charranes, pero con más cambios de dirección, siendo menos directos que ellos, lo cual dificulta más su seguimiento con la cámara de fotos, máxime si lo haces con un teleobjetivo que alcance grandes distancias, con el que continuamente estás perdiendo el foco. 




El Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida) es un ave que pertenece a la familia “Sternidae”, que como ya comenté antes, incluye a los fumareles, charranes y pagazas y aunque su tamaño se puede considerar como medio, es el mayor y más abundante de los fumareles ibéricos (algo mayor que el F. común y que el F. aliblanco) y el de coloración más clara que le asemeja bastante a la de los charranes. Pertenece al género de las “Chlidonias” cuya etimología proviene del término griego “khelidonios”: parecido a la golondrina y a la especie “Hybrida” que proviene del término latino “hybrida”: híbrido. 




Los tres fumareles difieren en general de los charranes por tener las alas más cortas y más anchas, así como por tener la cola más corta y menos ahorquillada. 




Miden aproximadamente entre los 23-28 cm de longitud y pueden tener una envergadura de entre los 64-70 cm. Su peso puede llegar a los 100 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie. 




Se pueden diferenciar dos tipos de plumajes diferentes. 

En la temporada primavera/verano (plumaje nupcial) tienen la parte superior de color gris ceniza, incluyendo obispillo y la cola. 




El pecho y las partes inferiores son de color gris, más oscuro en el vientre, que contrastan con la parte inferior de las alas de color gris pálido y las cobertoras blancas.




Las alas son largas, algo anchas y puntiagudas; son de color grisáceo blanquecino con las puntas de las pumas primarias más externas de color negruzco. Las infra-coberteras caudales son blancas. 




En la cabeza tienen un capirote negro que llega desde la frente hasta la base de la nuca e incluye al ojo. La mitad inferior de la cara (mejillas), la garganta y los laterales del cuello son de color blanco y contrastan notablemente con el píleo negro (de ahí lo de cariblanco).




El pico es fino, puntiagudo, de color rojo y es más robusto que el de los otros fumareles. 



Los ojos son grandes y el iris es de color marrón oscuro, casi negro. 




La cola es ancha, apenas está ahorquillada y es de color blanco. Cuando están en reposo la cola no sobrepasa la punta de las alas. 




Las patas son cortas, tienen los dedos palmeados y son de color rojo oscuro. Son más largas y grandes que las de los otros fumareles. 




Durante el invierno o durante el periodo de muda, pueden pasar inadvertidos entre otros fumareles o charranes. En esa época, por la parte superior son de color gris pálido, mientras que por la parte inferior son de color blanco y carecen de las manchas oscuras en el pecho. 




En la cabeza el capirote negro presenta un listado de color blanco y no abarca la frente ya que ésta es de color blanco. Presentan una mancha de color negro intenso detrás del ojo. El pico se vuelve en parte negruzco. 




Por su parte, los jóvenes tienen en el dorso un moteado de color parduzco oscuro que le confiere un aspecto escamoso. Las alas son de color gris claro con algunas finas líneas de color marrón claro. En vuelo se puede apreciar la barra carpal de color muy tenue o ausente. El obispillo y la cola son de color gris claro. 




En la cara tienen una mancha negruzca que abarca de forma incompleta la parte anterior y posterior del ojo y luego se continúa hacia arriba ocupando la parte media y posterior del píleo. No presentan la mancha oscura de ambos lados del pecho. Tienen el pico de color negro.




En lo referente a su hábitat, decir que durante la época reproductiva se encuentran en los humedales continentales de agua dulce o salobre con buena cobertura de vegetación en las orillas: lagos interiores, ríos, lagunas, embalses, marjales, marismas y salinas. Fuera de la época de cría, frecuenta lagos más abiertos y, localmente, lagunas costeras y estuarios. 




Su dieta se compone de insectos e invertebrados acuáticos y terrestres así como sus larvas y también de peces pequeños, anfibios y crustáceos. 




Habitualmente apresan sus presas en masas de agua, pero pueden hacerlo también en terreno seco. En las masas de agua capturan sus presas principalmente en la superficie del agua, mientras vuelan a escasa altura realizando cortos planeos y dirigiendo la mirada verticalmente hacia abajo. Realizan cernidos y grandes picados para capturar a sus presas, pero raramente se zambullen, al menos completamente. También capturan insectos al vuelo, tanto sobre cultivos y pastizales como sobre las masas de agua. 




Los fumareles cariblancos se reúnen al ponerse el sol en grandes dormideros que pueden llegar a acoger a varios cientos de aves; al amanecer parten de nuevo en todas direcciones hacia los comederos circundantes, donde pasarán más de la mitad del día en incesante movimiento, buscando presas acuáticas y en menor medida insectos voladores, realizando para ello frecuentes quiebros y picados. 




En cuanto a su canto, decir que habitualmente emiten una especie de “kigk” a modo de nota de alarma en las proximidades del nido, o un “cherk” seco y áspero a modo de reclamo cuando vuelan.


El Fumarel cariblanco tiene una distribución bastante amplia por Europa fundamentalmente por el oeste de España, Ucrania y en el este de Rumanía, así como en , Portugal, el oeste de Francia, noreste de Italia, Polonia, los Balcanes, sur de Rusia y Kazajstán. No aparece en Alemania, Países Bajos, Islas Británicas y Escandiavia. También está presente en el sur de África, sur de Asia y Australia. Existen seis subespecies reconocidas, pero en nuestro territorio aparece la subespecie “hybrida”. 


En España vive una de las poblaciones más importante de Europa y aunque se trata de una especie típicamente migradora, hay poblaciones reproductoras e invernantes en los humedales más favorables de toda la Península, como son las marismas del Guadalquivir, las lagunas de Cádiz, los humedales alicantinos, la albufera de Valencia y el delta del Ebro. Además, cría de forma irregular en humedales de Galicia (Orense y Pontevedra), Castilla y León (Zamora, Salamanca y Valladolid), Aragón, Castilla-La Mancha (Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real), Extremadura (Badajoz), Andalucía (Málaga y Almería), Murcia y Cataluña (Gerona y Barcelona). No se reproduce en Baleares ni en Canarias. En paso puede aparecer por todas las provincias aunque de forma escasa. 


Durante la época invernal, la mayor parte de la población del oeste de Europa se desplaza al África tropical occidental, mientras que la del este europeo se desplaza hasta Irán, Pakistán y África oriental. En España, sus desplazamientos en paso migratorio se producen principalmente por el interior, donde se detecta solo en humedales, siendo raro observarlos en las costas. Su abundancia varía notablemente cada año y su presencia es mayor en la zona centro y el Mediterráneo que en el norte y el Atlántico. El paso primaveral, mucho más notorio, tiene lugar entre marzo y mayo, mientras que el otoñal transcurre desde últimos de julio hasta últimos de octubre. 




El periodo de reproducción lo llevan a cabo entre los meses de mayo y agosto. Crían en colonias muy numerosas, muchas veces compartidas con el Fumarel común, Zampullín cuellinegro y la Gaviota reidora. 




La aparición del Fumarel cariblanco está muy condicionada por el nivel hídrico de los humedales, ya que aunque generalmente construyen el nido flotante en aguas poco profundas, se requiere una profundidad de agua aceptable. En general, se reproduce en lagos interiores con buena cobertura de vegetación en las orillas. En la elaboración del nido participan tanto el macho como la hembra y utilizan juncos y hierbas y lo sujetan en la vegetación emergente. La puesta se compone de 3-5 huevos y la incubación, llevada a cabo por ambos progenitores, dura aproximadamente 20 días. Las crías abandonan el nido a los 12-14 días, volando a las tres semanas. 




La principal amenaza que afecta a esta especie es la destrucción de sus hábitats fundamentalmente por la transformación de zonas húmedas en cultivos, por la contaminación de las aguas y también la bajada del nivel del agua ya que ésta favorece el acceso de los depredadores a sus nidos. El Fumarel cariblanco está incluido en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Vulnerable” y aparece como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

2 comentarios:

  1. Una información muy completa y fotografías excelentes, gracias

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  2. Muchas gracias Sbas, eres muy amable. Ya no me acordaba de ésta entrada. Saludos cordiales.

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