En una de mis últimas visitas al puerto pesquero del Rendiello, en Gijón, tuve la oportunidad de, una vez más, poder fotografiar un buen número de especies gaviotas, entre las que se encontraba, una de las protagonistas principales de este crudo invierno en ese puerto, me estoy refiriendo a la Gaviota polar o groenlandesa.
Como comentaba en la anterior entrada que dediqué a esta bella especie de gaviota, este invierno se ha podido identificar con seguridad y en ese mismo lugar, al menos a tres diferentes ejemplares de ella, coincidiendo en el tiempo y que fui describiendo por separado en esa entrada.
Lo que hasta ahora no había logrado, era poder plasmar esa circunstancia en una sola fotografía. Como mucho había podido fotografiar dos de ellas juntas e incluso, dos de ellas con una Gaviota del Caspio.
No resultaba nada fácil conseguirlo y hace unos días, por casualidad, tuve la fortuna de, a duras penas, conseguirlo. Digo que no era fácil porque a la casualidad de que se quisieran agrupar las tres en un mismo sitio, había que añadir el conseguir el suficiente espacio para poder encuadrar a las tres con un teleobjetivo, para lo cual te tenías que separar bastantes metros y el espacio para ello, en esa zona del muelle en concreto, no era mucho que digamos.
No resultaba nada fácil conseguirlo y hace unos días, por casualidad, tuve la fortuna de, a duras penas, conseguirlo. Digo que no era fácil porque a la casualidad de que se quisieran agrupar las tres en un mismo sitio, había que añadir el conseguir el suficiente espacio para poder encuadrar a las tres con un teleobjetivo, para lo cual te tenías que separar bastantes metros y el espacio para ello, en esa zona del muelle en concreto, no era mucho que digamos.
De cualquier forma y aunque las fotos no valgan un pimiento, pude plasmar esa coincidencia, tanto compartiendo espacio en tierra con otras gaviotas, como posadas en el agua.
Además, ese mismo día parece que quisieron darme una completa sesión de posados fotográficos que me permitieron plasmar como mejor pude, la incuestionable belleza de esta especie de gaviota que, al menos a mí me ocurre eso, no me canso de observar y fotografiar.
Ese día en concreto, como no, estaba bastante nublado como se puede comprobar en las fotografías y cada poco tiempo caía un buen chaparrón, aspectos que dificultaban notablemente para poder utilizar velocidades de obturación altas para lograr una buena nitidez de esas aves en vuelo.
Para que no todo sean disculpas, comentar que a favor tuve el hecho que, a pesar de ser una hora (media mañana) poco proclive para la descarga de pescado por algún barco, tal vez debido al mal tiempo, había un gran barco pesquero descargando cajas y cajas de diferentes pescados.
Esa circunstancia hizo que se concentraran un buen número de gaviotas de todo tipo y condición y que continuamente estuvieran volando en círculos y a poca altura, para ver si pillaban algo de alimento que echarse al pico.
Además, como esa descarga movilizaba a un buen número de trabajadores, tanto del barco, como de la rula, las gaviotas te ignoraban y se acercaban a muy pocos metros de las personas, para intentar conseguir su objetivo.
También, el viento soplaba con cierta intensidad, y aunque la sensación térmica se hacía notar de lo lindo, eso hacía que las gaviotas en vuelo quedasen como paradas o congeladas en el aire en torno a la descarga de pescado y eso era todo un lujo para poder obtener alguna que otra instantánea interesante. Como un auténtico pase de modelos por la pasarela.
Por todo ello y a pesar de haber publicado un buen número de fotografías de esta maravillosa especie de gaviota, no quería dejar pasar la oportunidad de compartir esas imágenes, no tan habituales y en las que, en la medida de mis posibilidades, se puede apreciar lo guapas que son.
Hubo momentos en que me quisieron mostrar la increíble capacidad de torsión de su cuello.
Tampoco estuvo mal el momento de hiperextensión del cuello.
También quisieron, casi, casi, entablar una conversación conmigo como ya lo habían hecho en anteriores ocasiones (entrada anterior sobre la Gaviota polar) y donde pude apreciar la increíble capacidad de abrir el pico que tienen.
Tampoco quisieron dejar de hacerme una demostración de su baño para mantener su plumaje en perfectas condiciones higiénicas. Primero el remojo completo con una buena inmersión en el agua ahuecando las alas.
Después vendría la fase de secado a base de fuertes sacudidas de las alas en el aire, que le permitían lucir el bello y sutil plumaje de sus alas.
En esta fase me permitió captar alguna instantánea donde parecía que literalmente, era capaz de levitar en vertical sobre el agua.
Posteriormente, vino el momento de limpieza, una a una de sus principales plumas.
Momento de posar para el fotógrafo para obtener unos bellos retratos: de frente,
de un lado,
y del otro.
de un lado,
y del otro.
Ahora tocaba unas poses de cuerpo entero, para poder apreciar con todo su esplendor su elegante y delicado plumaje.
Iniciamos la fase de despegue para comenzar el vuelo.
Aterrizando sobre la propia cubierta del barco, ante la persistencia de la lluvia.
Tampoco estuvo mal el aterrizaje en tierra, sobre el propio muelle.
Exhibiendo el dorso de sus alas.
Poniendo, “caritas” mientras vuela.
Fase de vuelo “congelado” aprovechando que el viento sopla de cara.
Por momentos su imagen me recordaba a la que nos enseñaban en el colegio del mismísimo Espíritu Santo.
Desplegando el “tren de aterrizaje”.
Desplegando las plumas de la cola.
En fin, una jornada de verdadero disfrute a pesar de lo adverso del tiempo,
Buenas, me encantan las fotos de las gaviotas en vuelo. Están francamente bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Ignacio, todo un halago viniendo de un experto como tú. Es una especie muy guapa y elegante que da gusto verlas y fotografiarlas. Saludos.
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