En esta entrada quiero presentar el reportaje fotográfico que a duras penas he podido realizar a un ejemplar de Zampullín cuellirrojo que ya a finales del mes de diciembre fue descubierto por José Antonio García Cañal en la localidad gozoniega de Luanco (Asturias).
Aunque ya lo había fotografiado en otras ocasiones, no quería dejar de pasar la oportunidad de observar e intentar fotografiar de nuevo a uno de los zampullines más escasos y raros de ver en nuestro país junto con el aún más escaso, Zampullin picogrueso (“Podilymbus podiceps”).
Al menos eso era así hasta hace unos pocos años en los que tan sólo era posible poder observar a esta ave acuática en lugares muy concretos de Cantabria (marismas de Santoña) y como mucho en las costas gallegas o catalanas, aunque en menor cuantía y por supuesto en temporada invernal.
Afortunadamente, parece que en los últimos años esa tendencia se va rompiendo y cada vez son más frecuentes las estancias invernales en las costas asturianas y casi todos los años podemos disfrutar de algún que otro ejemplar en nuestras costas, eso sí en un número muy escaso.
El caso es que desde hace ya un mes aproximadamente podemos disfrutar de su presencia, aunque la verdad no resulta nada fácil fotografiarle, pues al hecho de haber tenido un comienzo de invierno con bastantes días nublados y muchos de ellos lloviendo, había que añadir el carácter bastante tímido y esquivo de este zampullín.
Tuve que encontrar un día medio decente con más nubes que sol para acercarme a la bonita localidad de Luanco e intentar fotografiarle, pero claro, para poderlo realizar en unas condiciones lo más idóneas posibles, también había que contar con que la marea estuviera lo más alta posible, ya que en esta época invernal, con bajamar, la distancia desde la plataforma del puerto al nivel del agua es bastante considerable y las fotografías pierden la perspectiva más idónea.
En cualquier caso, aunque se tratará de un día un tanto nublado con la marea a medias y sobre todo, con una actitud de lo más esquiva por parte del zampullín, pude completar este reportaje tras una larga espera y teniéndome que ocultar malamente entre las pocas rocas que bordean una zona del puerto, para intentar pasar inadvertido al bueno del zampullín, pues de lo contrario, en cuanto te divisaba iniciaba una serie de repetidas zambullidas para poco a poco alejarse de la zona, pudiéndole sacar tan solo algún que otro plano posterior.
El Zampullín cuellirrojo (“Podiceps auritus”) es uno de los componentes de la familia de los “Podicipediformes”, que como muchos ya sabéis en nuestro entorno, también incluye a otros zampullines como el Z. cuellinegro (“Podiceps nigricollis”), el Z. Chico o común (Tachybaptus ruficollis), el Z. Picogrueso (“Podilymbus podiceps”) y a los somormujos lavanco (“Podiceps cristatus”) y cuellirrojo (“Podiceps grisegena”).
Toman su nombre científico de la etimología de la palabra latina “podicis” que significa ano y “pes” que significa pie, en clara referencia a que sus patas se unen al cuerpo en su extremo posterior (al lado del ano). Por su parte, el término “auritus”, procede de “auris” (oreja), que significa “con orejas”, en alusión a la forma del plumaje de su cabeza en época nupcial.
Se trata de un ave acuática especializada en la técnica del buceo, con un cuerpo muy hidrodinámico en el que destaca esa posición muy atrasada de sus patas, que junto con los dedos muy lobulados, le facilitan un rápido buceo.
Su tamaño es pequeño ya que miden entre los 31-38 cm de longitud, con una envergadura que oscila entre los 59-65 cm. Su peso puede alcanzar 500 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie, aunque los machos son ligeramente más grandes que las hembras.
Lamentablemente, de los dos plumajes que claramente se pueden diferenciar en esta especie, nosotros tan sólo podemos apreciar el invernal, que es mucho menos llamativo que el que luce en época nupcial y del que si veis fotografías en internet, coincidiréis conmigo en que el cambio se puede calificar de espectacular.
En esa época reproductiva el dorso, la parte superior de las alas y la parte posterior del cuello son de color negro. La parte anterior y los laterales del cuello, así como los flancos y el pecho, son de color castaño rojizo intenso. El vientre y la parte inferior de sus alas son blancos, aunque quedan ocultos cuando nadan. Las alas son negras, excepto las plumas secundarias que son blancas.
La parte posterior del cuerpo, o popa, desciende hasta el nivel del agua de forma más progresiva y no resulta tan empinada o prominente como en el Zampullín cuellinegro que queda ligeramente por encima del agua (con forma de borla de polvera). La cola está poco definida.
Pero tal vez, lo más llamativo durante esta época sea la cabeza que presenta un plumaje muy llamativo y contrastado, ya que es de color negro, excepto un penacho de forma triangular de plumas largas y filiformes de color amarillo anaranjado, que parten desde el ojo hacia atrás y hacia arriba, sobresaliendo un poco por la parte posterior de la cabeza, y que al parecer, pueden levantar y bajar a voluntad.
Presentan también una delgada línea de color rojizo que va dese la parte anterior del ojo hasta la base de la mandíbula inferior. Las plumas negras de los carrillos cuelgan un poco a los lados asemejándose a una pequeña barba.
El pico es corto, fino, puntiagudo y es recto en su totalidad (en el Z. Cuellinegro está ligeramente curvado hacia arriba en su extremo). Es de color negro con la punta pálida que se hace visible a distancia.
Los ojos son pequeños y durante esta época son de color rojo intenso con la pupila rodeada por un fino anillo de color dorado.
Las patas son cortas, de color gris negruzco y con los dedos muy palmeados que funcionan como las palas de una hélice.
En su plumaje invernal, como podemos ver en las imágenes, presentan las partes superiores de color gris negruzco y los flancos de color grisáceo blanquecinos. Las partes inferiores son blancas, incluida la parte frontal del cuello que presenta un collar gris negruzco.
En la cabeza podemos apreciar que el píleo (visto de perfil), es plano con discreta pendiente hacia delante (con la frente achatada) y que por detrás termina en punta, lo cual le proporciona un perfil de la cabeza más plano y triangular, en comparación con la cabeza del Z. cuellinegro que es más redondeada y con una prominencia en el centro del píleo.
La mitad superior de la cara, el píleo y la parte posterior y los laterales del cuello son de color negruzco que contrastan notablemente con la mitad inferior de la cara, las mejillas y las zonas laterales de la nuca que son de color blanco.
La delimitación entre las zonas negruzcas y las blancas de la cara es bastante recta y va desde el pico al ojo y es mucho más nítida que en el Z. cuellinegro que la tiene mucho más difuminada y con las auriculares oscuras. Tampoco tiene, o es mínima, una extensión de la zona blanca de la cara hacia la parte superior de la nuca como lo tiene el Z. cuellinegro.
El pico en esta época es de color gris azulado y tiene las características diferenciales con el Z. cuellinegro que ya describí en su plumaje nupcial (recto y con punta pálida).
Los ojos en esta época son de color de un color rojo menos intenso (algo rosáceo) y entre el ojo y el comienzo del pico (brida), presentan una pequeña mancha blancuzca característica que no presenta el Z. cuellinegro.
Los jóvenes tienen el color del plumaje como los adultos en invierno, aunque su cabeza es más redondeada y los ojos son de color marrón.
Son excelentes nadadores y buceadores y acostumbran a estar continuamente zambulléndose, tanto para alimentarse como para huir cuando se sienten en peligro.
Al zambullirse lo hacen inclinando el cuello levemente hacia atrás, para a continuación realizar un suave salto hacia delante, sin apenas mover el agua de la superficie.
Bucean a gran profundidad, a menudo durante un período de hasta 50 segundos, aunque lo habitual son 20-25 segundos.
Aunque pueden andar o correr cortas distancias, son propensos a caerse, ya que tienen sus patas colocados muy atrás en el cuerpo (“Podicipedidae”), lo cual les facilita el buceo pero sin embargo hace que sean muy torpes en tierra firme.
Tienen las alas estrechas y al contrario que la mayoría de los patos, son reticentes a volar, respondiendo a los peligros por medio del buceo en lugar de volar.
Del Zampullín cuellirrojo están descritas dos subespecies: “P. a. auritus”, que habita en Eurasia y el “P. a. cornutus”, que está presente en Norteamérica.
En Europa se reproduce mayoritariamente en Finlandia (68%), Islandia, Noruega, Suecia, Dinamarca y Rusia. Tras el periodo reproductor, las aves europeas efectúan desplazamientos hacia el sur y concretamente en el litoral de las islas Británicas, el mar del Norte y el noroeste de Francia.
En España se trata de un ave invernante escasa e irregular que acostumbran a aparecer en lugares concretos como la costa cantábrica, fundamentalmente en las marismas de Santoña y de forma mucho más esporádica, en Galicia, Asturias y Cataluña.
Su hábitat durante la época reproductiva se encuentra en los ríos, lagos y lagunas poco profundas, ricos en nutrientes y con abundante vegetación en las orillas. En invierno se desplaza principalmente hacia zonas resguardadas de la costa, bahías, rías, marismas y a veces también en los grandes lagos.
Su dieta durante la invernada en zonas costeras se compone principalmente de peces pequeños y crustáceos, aunque también comen, especialmente durante el verano, insectos acuáticos y sus larvas.
Su periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril y junio. Los dos miembros de la pareja participan en la construcción de un nido a modo de plataforma flotante que construyen con materia vegetal y que sujetan a la vegetación sumergida. La puesta es por lo general, única, aunque puede ocurrir que se efectúen dos en la misma temporada si pierden la primera. Se compone normalmente de 4-5 huevos que incuban durante 22 y 25 días. Las crías son seminidífugas ya que a los dos días abandonan el nido, pero luego se suben encima de la madre, ya que ésta les sirve de nido flotante y los cuida durante unos 45 días, al cabo de los cuales, ya estarán listos para independizarse.
El Zampullín cuellirrojo no se encuentra amenazado de forma global, aunque, eso sí, es una especie poco abundante. En el norte de Europa, sus poblaciones se encuentran en regresión, lo que se achaca a la acidificación de las aguas de los lagos donde cría. Es posible que la especie también resulte afectada por accidentes en redes de pesca. Por otro lado, la contaminación de las aguas costeras por vertidos de hidrocarburos y otras sustancias tóxicas puede representar un problema en sus áreas de invernada. La IUCN (International Union for Conservation of Nature) tiene calificada a esta especie en la categoría de “Vunerable”.
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