Cuando estamos a un mes escaso del comienzo de la Semana Santa, en muchos lugares de España ya han comenzado los preparativos para organizar los múltiples actos litúrgicos y procesiones que invadirán las calles de la inmensa mayoría de nuestras ciudades.
En esas procesiones no pueden faltar los popularmente denominados “capuchinos” que con sus peculiares atuendos recuerdan a los orígenes de los mismos cuando en la Edad Media a los condenados por el tribunal de la Inquisición de la Iglesia Católica se les imponía el uso de una prenda de tela que cubría el pecho y la espalda, llamada sambenito, además de un capirote o cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado encima de la cabeza en señal de la penitencia que les había sido impuesta y que normalmente llevaba pintadas figuras alusivas al delito cometido o a su castigo, por ejemplo las llamas del infierno.
En el amplio repertorio de la avifauna que podemos contemplar en nuestro entorno, también contamos con un “capuchino”, me refiero concretamente al Herrerillo capuchino, un curioso pajarillo que debe su denominación común en español a su peculiar aspecto en el que destaca una cresta de plumas de forma triangular y puntiaguda que se forma sobre su cabeza y que recuerda a esos “capuchinos” típicos de la Semana Santa. Por otra parte, su denominación como herrerillo al parecer se debe a que su canto se asemeja al ruido que produce el martillo del herrero al golpear con el yunque.
En cuanto a su denominación científica “Lophophanes cristatus” (anteriormente “Parus cristatus”), también hace referencia a ese curioso y llamativo capirote que luce sobre su cabeza, ya que proviene del término griego “lophos” (cresta) y “phaino” (brillar) y del latino, “cristatus” (con cresta).
He de reconocer mi enorme simpatía con esta pequeña ave paseriforme de la familia de los páridos que hace que cada vez que me encuentro con ella, intente con todas mis ganas sacarle unos buenos planos fotográficos, ya que soy consciente de su peculiar y muy llamativa fisionomía.
Eso sí, hay que tener en cuenta que esa tarea no es nada fácil, ya que debido a su inquieto comportamiento, casi siempre los encontramos revoloteando continuamente entre las acículas de los pinos o las ramas de otro tipo de árboles, de manera que apenas da tiempo para poderlos enfocar adecuadamente.
No obstante, considero que en esta ocasión no me puedo quejar y que las imágenes que ahora estoy presentando son notablemente mejores que las que presente en anteriores ocasiones y que permiten valorar mucho mejor los diversos planos y actitudes de este bonito pajarillo al que no dejo de admirar por su peculiar estética.
El Herrerillo capuchino (en asturiano, Beranín moñudo) es un pajarillo de poco más de 10-11 cm de longitud con una envergadura que ronda entre los 17-20 cm con las alas abiertas y un peso de 11-15 gr. Su esperanza de vida ronda entre los 2-3 años. No existe dimorfismo sexual, aunque el macho tiene habitualmente la cresta más larga que la hembra.
Es fácilmente reconocible por presentar una distintiva cresta de plumas negras ribeteadas de blanco y de forma triangular y puntiaguda, que recoge o eleva dependiendo de su estado de ánimo. La zona de la barbilla es de color negro y justo debajo de ella, presentan un estrecho collar del mismo color que nace en la parte posterior del cuello.
La cara es de color blanco grisáceo con aspecto escamoso en la frente, debido a que en ella tienen pequeñas ondas negras. Tienen una lista facial de color negro que está formada por una pequeñísima brida por delante del ojo y una lista ocular por detrás de él que bordea la zona de las auriculares describiendo una curva hacia abajo y dirigiéndose a continuación hacia delante.
Los ojos son de color pardo rojizo y con buena luz destacan mucho.
El dorso es de color marrón pardo, mientras que los flancos y el vientre son de color canela y el pecho blanco sucio. Las alas son cortas y redondeadas; por la parte superior son de color pardo-grisáceo algo más oscuro que el del dorso y por la inferior son de color grisáceo parduzco. Las plumas primarias y secundarias son de color pardo negruzco con los bordes blanquecinos.
Su estrecha cola es de mediano tamaño siendo por la parte superior de color marrón oscuro y por la inferior de color grisáceo parduzco.
Las patas y los pies son de un color gris verdoso o negro. El pico también es negro, muy pequeño y tiene forma cónica.
En España se pueden encontrar dos subespecies:
La subespecie “Parus cristatus mitratus” se encuentra en la mitad norte de la Península y en la zona centro y se caracteriza porque los individuos tienen mayor tamaño y porque tienen tonos oliváceos en el dorso.
La subespecie “Parus cristatus weigoldi” se encuentra en la mitad sur de la Península y se caracteriza porque los individuos tienen menor tamaño y porque su coloración es algo más oscura.
Su canto es un suave y tímido “tsi-tsi-tsi...chrrr-chrrr” que combina con un "sii-sii-sii" que puede ser confundido con el del Herrerillo común o incluso con el del Reyezuelo.
Es una especie sedentaria y la mayor parte de estas aves no migra. En la Península Ibérica se ha incrementado su población en los últimos años. Este aumento podría estar favorecido por las repoblaciones de pinos.
No es un ave especialmente gregaria pero en otoño e invierno pueden constituir pequeños grupos de 2-10 individuos que podemos ver explorando conjuntamente la corteza, ramas y hojas de los árboles, e incluso, en ocasiones, el suelo.
Está presente en los bosques de coníferas (pinos, abetos, etc.) de casi toda Europa, pero su zona de reproducción no alcanza el Mediterráneo, salvo en la Península Ibérica, donde también ocupa bosques de hoja caduca y perenne, así como parques y jardines. Puede aparecer tanto en cotas altas como en bajas.
En España son residentes habituales, salvo en las islas Baleares y en las Canarias donde están ausentes.
Se alimenta, mientras sea posible, de pequeños insectos y sus larvas, arañas o pulgones que encuentra en la corteza de los árboles o sus ramas. En los meses más fríos, en los que escasean los insectos y las arañas, añaden a su dieta diversas materias vegetales (semillas, bayas, etc.). Suelen almacenar la comida, en especial las semillas.
La reproducción se realiza entre los meses de abril y mayo pudiendo realizar excepcionalmente dos puestas por temporada. Al igual que ocurre con otras especies (Carbonero común, el Herrerillo común, Trepador azul, etc.) estos pájaros no tienen la capacidad de construir sus nidos (nidificantes secundarios) y tienen que aprovechar las cavidades naturales, como los agujeros de los troncos de los árboles, o las existentes en los tocones podridos, o incluso aprovechar los nidos fabricados y abandonados de otras aves como el Pico picapinos, el Pito real, o los de ciertas aves rapaces de pequeño tamaño.
Frecuentemente también utilizan las cajas nido como lo hacen otros páridos, de ahí la importancia de la colocación de cajas nidos en las zonas donde se sabe que puede estar esta especie y donde existan pocas cavidades naturales, ya que de esta forma les ayudamos a criar y a que estén protegidos de los depredadores.
En la época de la reproducción se separan por parejas para anidar, pero después se unen en bandadas mixtas que pueden llegar a ser numerosas. Las hembras se encargan adecuar esos huecos o cavidades tapizándolas de musgo, telarañas, lana, plumas o pelos.
La puesta se compone de entre 3 y 9 huevos que la hembra incuba, durante unos 18 días aproximadamente, mientras que el macho aporta el alimento. Las crías son alimentadas por ambos sexos y abandonan el nido alrededor de los 21-28 días de edad.
Los incendios, las alteraciones de sus hábitats, los pesticidas y la ausencia de lugares donde construir el nido, inciden negativamente en esta especie.
En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas figura con la categoría "De Interés Especial".
Muy interesante. Como siempre
ResponderEliminarVery very nice blog and the images are amazing!!! I just loved looking at this pretty bird. Thanks for sharing:)
ResponderEliminarJessi
Muy elegante el Herrería lo y el reportaje, precioso!
ResponderEliminarGracias por compartir.
ResponderEliminarInteresante entrada. me encanta ese pajarin!!!!
Un saludo, doc!
Félix