martes, 25 de octubre de 2016

La más emblemática de las carroñeras de alta montaña de Europa. Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Frangüesu.

A mediados de septiembre de este 2016 (día 19), aprovechando los días de bonanza climática de la nueva estación que muchos bautizaron este año como “veroño”, decidí desplazarme a la zona oriental de los Picos de Europa, con la ingenua intención de intentar avistar y fotografiar, a la que podríamos considerar como la más emblemática de las carroñeras de alta montaña de Europa. Si, me estoy refiriendo al Quebrantahuesos o “Gypaetus barbatus”, un ave en peligro de extinción con la que cualquier aficionado al pajareo sueña con poderse encontrar en libertad y ya no te cuento fotografiar en su hábitat natural. 

Imagen reproducida de la galería fotográfica de la web de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) 
De todos es conocido que la manera más fácil de conseguir ese objetivo, es la de desplazarse a la zona del Pirineo aragonés donde existe la mayor concentración en Europa de esta especie y que constituye el único lugar de su territorio donde se reproduce con asiduidad, pero de momento no era esa mi intención y preferí intentar localizar a algún ejemplar que desde hace ya unos años se están reintroduciendo en Asturias, gracias a la encomiable labor de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), a través del proyecto “Life + Red Quebrantahuesos 2013-2018”, que pretende la repoblación extinta de esta ave rapaz en los Picos de Europa a partir de la cesión de ejemplares recuperados en situación del riesgo en el Pirineo aragonés. Se pretende que durante ese periodo se reintroduzcan hasta 30 ejemplares con la esperanza de que se vuelvan a reproducir en esta zona en donde se extinguió ya en los años cincuenta.

                                     Clickear en este enlace para ver el texto completo del proyecto

Era primera hora de la mañana de un despejado lunes y todavía no había amanecido cuando, con más moral que el Alcoyano, prismáticos, trípode y cámara de fotos en mano, me puse a caminar por la montaña realizando fotos de la salida del sol y de algún que otro pajarillo que se ponía a mano. Me iba convenciendo de que el objetivo inicial iba a ser prácticamente imposible, pero albergaba la posibilidad de que si no podía localizar al Quebrantahuesos, al menos podría encontrarme con alguna otra ave rapaz que mereciera la pena fotografiar y siempre con la seguridad de que tan sólo con moverme por esos parajes de alta montaña, siempre merece la pena.





Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue encontrarme a un grupo de cuatro o cinco turistas orientales que, aún a pesar de ser lunes y apenas haber amanecido, ya andaban por la zona fotografiando, al igual que yo, unos preciosos mares de nubes que flotaban suavemente bajo las imponentes cumbres de las montañas, ¡un precioso espectáculo!





Poco a poco fui tomando altura por zonas de riscos que bordeaban valles algo despejados, lugares por donde me parecía que sería probable avistar aves rapaces, ya que como todos sabéis, estas grandes aves utilizan las corrientes de aire caliente que ascienden desde la superficie de la tierra, la cual previamente ha calentado el sol. Esas corrientes les hacen ascender lentamente en forma de espiral y resultan imprescindibles para su vuelo, ya que de alguna manera, se apoyan en ese aire caliente ascendente para que les sirva de soporte en el vuelo y para que, en gran parte, les evite su esfuerzo.



Una vez situado medianamente oculto, en lo alto de algún risco, me dispuse a avistar todo el paisaje que se desplegaba ante mis ojos, con la esperanza de encontrar algún ave posada en las puntas más altas de las escarpadas paredes calizas que contemplaba o mejor aún, estando en todo momento pendiente de ver si aparecía algún punto móvil, sobre el cielo absolutamente despejado y azul, que ese día había.





Tras permanecer un buen rato disfrutando de ese bonito paisaje y ver cómo iba despuntando el sol por lo alto de las cumbres, de repente pude ver algún tipo de ave que se movía rápidamente por la zona de sombra y que apenas podía distinguir por la escasa luz que en esa zona había, pero que, por si las moscas, me dispuse a fotografiar como pude.



Según iba disparando fotografías como churros siguiendo a esa ave, me fui dando cuenta de que se trataba de un precioso ejemplar de Quebrantahuesos.



No me lo podía creer, las pulsaciones aumentaban y tan sólo pedía que se prolongaran esos segundos, para poder seguir fotografiándole sin que desapareciera en el horizonte y sobre todo, poder seguirle el rastro.



La situación no era nada fácil, pues aparte de tener que guardar el equilibrio encontrando la postura adecuada, tenía que configurar a toda velocidad los parámetros más adecuados de la cámara y enfocar de la manera más precisa posible, a un ave que no contrastaba prácticamente nada con el paisaje sombrío por donde se movía.



Yo por si acaso no pare de disparar hasta que afortunadamente pude apreciar como el ave se posaba en lo alto de un risco que tenía enfrente a mí, pero a un poco de menos altura. 



Tras ocultarme como pude un poco más en mi pequeño risco, eché mano a los prismáticos y ya pude apreciar claramente las dos grandes etiquetas identificativas en sus alas: una verde y otra azul, ambas con la inscripción "N1X".



La verdad es que casi no me podía creer estar situado enfrente de un ejemplar de Quebrantahuesos, que tranquilamente estaba posado, calentándose con los primeros rayos de sol que ya despuntaban por el horizonte.



Allí permaneció durante bastantes minutos acicalándose cada poco tiempo y con un aspecto un tanto desgarbado propio de un individuo joven. 



Una vez en casa, tras visionar las imágenes que ahora presento y saber que correspondían a a un ejemplar llamado “Escudero”, me enteré de que se trata del benjamín de todos los liberados por la FCQ hasta ahora y que eclosionó el 14 marzo de 2016, siendo liberado el 20 de julio en Picos de Europa, junto a otro ejemplar hembra bautizada con el nombre de “Julia”, y que ambos fueron trasladados desde el hacking del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Pirineo aragonés) el día 10 de junio.



Es interesante saber que el sistema elegido para la reintroducción de estas aves en Asturias es el de la cría campestre o hacking, una técnica originalmente utilizada en cetrería en la Edad Media, sin fines conservacionistas y con el objetivo de conseguir que el ejemplar liberado asimile el área de la liberación como su lugar de nacimiento y por tanto regrese a ella para asentarse y reproducirse, aprovechando el instinto filopátrico de la especie.

En concreto, el método que ya se utilizó con gran éxito al otro lado del océano con el Cóndor californiano, consiste en llevar los pollos con una edad de entre 90 y 100 días, cuando aún no han terminado de emplumar totalmente, a una jaula o cueva seleccionada en un cortado rocoso, donde se les suministra alimento a distancia sin ser visto y donde son controlados desde lejos por el personal del proyecto hasta que adquieren la capacidad de volar y buscar alimento por sus propios instintos.

En este proyecto en la FCQ utilizan huevos que son retirados del nido de parejas que han acumulado al menos diez fracasos reproductivos, cosa relativamente frecuente en esta especie y que aún constituye uno de los misterios que la ciencia no ha podido averiguar. 



Una vez retirado el huevo es trasladado al centro de Zaragoza donde comienza allí un método de cría en cautividad pionero en el mundo, consistente en evitar todo contacto de los pollos con el ser humano. Todos los cuidados incluidos el alimento se les suministra a través de un señuelo (marionetas) que simulan a la madre de un Quebrantahuesos incluidos los sonidos que estas emiten. A los 21 días de vida los pollos son trasladados desde el Centro de Reproducción al Parque Nacional de Ordesa donde completan su desarrollo mientras observan el comportamiento de otros individuos adultos en libertad y ejercitan y potencian el movimiento de sus alas mirando a la cordillera pirenaica. Posteriormente son trasladados hasta Picos de Europa donde tras unas semanas de aclimatación a su nuevo entorno, ubicándolos en unos jaulones construidos y aclimatados ex-profeso para ellos, serán liberados para intentar lograr la reintroducción y conseguir que se establezcan como población reproductora de esta especie en los Picos de Europa, lugar donde desapareció hace ya más de 60 años.

EL PROYECTO LIFE+ ‘RED QUEBRANTAHUESOS’ 2013-2018

Enlace a la web "EL PROYECTO LIFE+ ‘RED QUEBRANTAHUESOS’ 2013-2018"

Siguiendo con el relato de ese día, durante la espera viendo los escasos movimientos que hacía “Escudero”, fui revisando el resto del entorno rocoso de la zona y cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí, a pocos metros de “Escudero”, otro ejemplar que también descansaba en lo alto de una roca exponiéndose a los primeros rayos solares. En este caso portaba una etiqueta blanca y otra amarilla con la inscripción “N23” que luego pude averiguar que servían para identificar a su compañera de liberación “Julia”, que eclosionó el día 22 febrero 2016 y que fue liberada un poco antes que “Escudero”, concretamente el 8 julio de 2016.






Su aspecto como el del anterior era un tanto desgarbado y permaneció en ese lugar durante bastantes minutos acicalándose continuamente el plumaje. Me sorprendió que en un momento dado, pude apreciar como abría de forma desmesurada el pico a modo de como lo haría un ser humano cuando bosteza, comprobando que el tamaño de la apertura era lo bastante grande, como para comprender el cómo esta especie es capaz de engullir huesos enteros de cierto tamaño.





Más tarde “Julia” empezó a ejercitar el movimiento de sus alas, realizando pequeños desplazamientos en su zona, cosa que agradecí por aquello de tener alguna toma diferente con las alas extendidas.






Al poco tiempo pude descubrir que esos pequeños desplazamientos hacia la zona más alta de ese risco, se debían a la brusca llegada de otro ejemplar que no pude identificar por lo esporádico de su presencia ya que “Julia” le amedrantó y no le dejó posarse en su oteadero.






No pasaron muchos minutos cuando la misma “Julia” abandonó su posición, tal vez siguiendo al anterior ejemplar, y se lanzó al vacío realizando movimientos cíclicos de planeo a la vez que ascendía, lo cual, ahora sí, me permitió realizarle unas nuevas y mucho más vistosas tomas fotográficas volando con las alas extendidas y sin el fondo oscuro de las paredes rocosas y la vegetación.





Pude fotografiarla por arriba, por debajo y de ambos lados, así como por delante y por detrás como si se tratase de un pase de modelos, lo que me permitió apreciar la enorme belleza de esta ave en vuelo y la perfecta aerodinámica de su vuelo, llamándome poderosamente la atención sus bigotes y su cola con forma de rombo, muy distinta de la de otras rapaces de tamaño similar.





Tras abandonar “Julia” esa zona y desaparecer de mi vista, decidí cambiar de posición y bajar de la zona donde me encontraba, para situarme en otra menos elevada situada a media altura en la vertiente opuesta del valle donde me encontraba, ya que desde allí la visión era más amplia y la posición del sol favorecía la visión y fotografía de posibles nuevas apariciones.





En el descenso pude apreciar de nuevo a "Escudero" que plácidamente tomaba el sol en lo alto de un risco, para un poco más tarde descender a una repisa plana cercana, donde extendió sus alas abiertas al sol de manera similar a la que hacen los cormoranes cuando tratan de secarse las alas al viento y al sol.





La verdad es que a estas alturas de la mañana yo ya me daba por satisfecho con lo que había visto y fotografiado pero no obstante como era todavía pronto y en mi nueva ubicación estaba bastante cómodo, decidí esperar allí tranquilamente posicionado a la llegada de posibles nuevos acontecimientos.






No llego a la hora de espera en la nueva posición, cuando a lo lejos pude apreciar un nuevo individuo que podría tratarse de un Quebrantahuesos y que como era habitual, cicleaba tranquilamente aproximándose cada vez más a mi posición. La emoción iba subiendo poco a poco y máxime cuando pude apreciar que según se acercaba, confirmaba mis sospechas de que se trataba de un nuevo Quebrantahuesos, pero mi extrañeza fue supina cuando pude apreciar con total claridad, que ese ejemplar no portaba ningún tipo de etiquetas identificativas, como es propio de todos los ejemplares liberados en Asturias. 






No tenía respuesta a esa incógnita de la falta de etiquetas de ese ejemplar y seguí realizándole fotografías, aunque a unas distancias importantes. Al poco tiempo pude ver cómo iban apareciendo otros nuevos individuos que se unían al vuelo del recién aparecido, interactuando con él pero, a diferencia de aquel, estos parecían tener todos sus correspondientes etiquetas.






Era difícil abarcar con un teleobjetivo toda el área de movimiento de todos los ejemplares volando a la vez, pero creo que llegué a contar hasta 4 o 5 ejemplares juntos. Era un auténtico festival de quebrantahuesos volando juntos.





Más adelante fueron poco a poco reposándose en diversos riscos de alrededor, lo que me permitió poderles realizar fotos más pausadas que más tarde me sirvieran para su identificación.





De esta manera, una vez en casa pude visionar las imágenes en el ordenador y poder identificar a uno de ellos como a “Jana”, cuyas etiquetas azul y rosa con la inscripción “N17” no daban lugar a dudas. 






“Jana” se trata de una joven hembra que eclosionó el 22 febrero 2016 y que, si mis informaciones no me fallan, fue liberada en Picos de Europa el pasado 8 julio, al igual que “Julia”, con la presencia de representantes de las administraciones de Aragón y Asturias. 





Al poco rato vi acercarse hacia mi posición un nuevo ejemplar que a la vista del color de sus etiquetas identificativas, aún no había visto y fotografiado, aunque a esas alturas ya dudaba del batiburrillo de individuos y colores que había visto. Pensé que se trataba de un nuevo y distinto caso, ya que sus dos etiquetas identificativas eran del mismo color y rojas, cosa que hasta ahora no había visto. 






Como si quisiera saludarme, avanzó de forma rectilínea hacia mí para que, cuando estaba a una distancia prudente de seguridad para el ave, virar y volver hacia donde había venido, lo que me permitió realizarle unas cuantas fotos en las que se podía diferenciar claramente sus inscripciones para poderle identificar posteriormente. 






Así lo hice y comprobé que el individuo en cuestión con doble etiqueta roja con la inscripción “OM” no era otro que “Vitorina”, otra joven hembra que eclosionó el 22 febrero de 2016 y que junto a “Jana” y un macho denominado “Cares”, llegaron al P.N. Picos de Europa el pasado 31 de mayo, procedentes del P.N. Ordesa y Monte Perdido y que tras un periodo adaptativo para aclimatárse al nuevo territorio y poder terminar de madurar y potenciar la musculatura de sus alas, fue liberada el 29 de junio junto a “Cares”.





Posteriormente pude seguir a “Vitorina” hasta que decidió descansar en otra colina no muy lejana.






A estas alturas de la mañana (11:30 h), ya había podido identificar a cuatro individuos con etiquetas y a otro sin ellas, y más o menos, todos ellos se encontraban en lugares cercanos donde los podía localizar. 

Escudero
Julia
Jana
Vitorina


Cada cierto tiempo se iban echando a volar, interactuando entre ellos, pero un aspecto curioso que se daba en esos vuelos de interación, era apreciar que en casi todos participaba el ejemplar sin etiquetas.





Como casi siempre acostumbra a pasar en esto de la observación de aves, la paciencia es un arma fundamental para conseguir buenos objetivos, y una vez más así lo pude comprobar cuando trascurrido apenas 15 minutos de estar interactuando entre ellos, el individuo no marcado decidió apostar por mi posición y acercarse a mí de una forma decidida y no a mucha altura lo cual me permitió realizarle lo que sin duda iban a ser las mejores fotografías del día.





No podía creerme como se aproximaba a mí de forma directa, sin rodeos, llenando poco a poco toda el área de visión del visor de mi cámara.






Resultaba impresionante ver esa cara tan nítida, mirándome fijamente y aproximándose con un suave planeo cada vez más. Mientras yo no paraba de disparar fotografías, intentando en todo momento no moverme mucho para evitar que no salieran trepidadas esas bonitas imágenes que estaba viendo.






De todos los ejemplares que hasta ese momento había visto, para mí éste era sin lugar a dudas, el más guapo de todos, por su bonito colorido y por la ausencia de esas grandes etiquetas que el resto portaban y que, quieras o no, y aun reconociendo que son muy necesarias, estéticamente no son nada agradecidas.





Después de haber podido capturar esas bonitas imágenes, ya me daba por más que satisfecho, pero el resto de los quebrantahuesos que se encontraban por la zona, no parecían estar muy dispuestos a abandonarla, con lo que el festival seguía evolucionando.






Posteriormente, a ese gran “desfile de modelos” se sumaron unos cuantos Buitres leonados e incluso una Culebrera, pero no quise distraerme con ellos, pues los acontecimientos seguían discurriendo.






Obviamente, en todo este reportaje el trípode tan solo me sirvió de adorno pues no me permitía realizar cómodamente, los movimientos pertinentes para el seguimiento de tantas aves volando.






Eran ya las 12:45 h, cuando hizo su aparición el último individuo que se sumó a la fiesta. No sé por donde apareció, pero pude comprobar que sus etiquetas aún no las había identificado, ya que se trataba de un doble verde, que según pude comprobar en casa más tarde, correspondía a un joven macho que llamaron “Cares” y con las siglas “ON” en sus etiquetas.


Se trata del quinto ejemplar liberado este año 2016 y concretamente el día 29 de junio de junto con “Vitorina” y que eclosionó el 13 de febrero de este mismo año.






Varias pasadas por la zona me permitieron realizarle alguna que otra fotografía más o menos decente. 






De los seis ejemplares distintos que pude identificar y fotografiar esa bonita mañana, para mí la estrella fue el individuo sin identificar ya que a su belleza y proximidad se sumaba el hecho de que participaba en todos los “fregaos” que se montaban, como es el caso de esta interacción con “Escudero” al que le hizo un bonita exhibición de sus garras y una persecución implacable, para el disfrute mío.





El acoso duró unos cuentos minutos y como podéis apreciar en las imágenes, "Escudero" no sabía ya donde meterse.






Todo un verdadero espectáculo, ver como interactuaban estos dos machos.






Hasta que en un momento dado, se invirtieron las tornas y el acosador ahora era "Escudero" el que increpaba al Quebrantahuesos foráneo.





A eso de las 13:30 h, di por finalizada la sesión con un enfrentamiento por ocupar un determinado risco entre “Vitorina” y “Escudero” que, como os podéis imaginar, término ganando la hembra al expulsar a “Escudero” de malas formas de aquel lugar.




Ahora tan solo me faltaba tratar de identificar al individuo sin etiquetas, cosa que conseguí tras indagar sobre el tema y averiguar que se trata de un ejemplar conocido como “Miguel”, en memoria de un joven fallecido de Montilla, que falleció en Cazorla la Semana Santa de 2014. Este ejemplar procede de la reproducción en cautividad del Programa Europeo de Especies Amenazadas del cual forma parte el Centro de Cría del Quebrantahuesos de Cazorla como centro adscrito de la comunidad autónoma de Andalucía.







Por lo visto, se trata de un macho nacido el tres de marzo en el Zoo de Ostrava (República Checa), aunque fue criado en el Zoo de Schönbrunn en Viena (Austria). Fue liberado el 31 de mayo de 2014 en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén). Se supone que porta una anilla negra en su pata izquierda y otra plateada en la derecha con inscripción “1J1".






Es interesante conocer que en Andalucía cada ejemplar liberado es marcado mediante la decoloración de determinadas plumas de las alas y la cola, con una combinación única. Estas decoloraciones se mantienen hasta que el individuo realiza la primera muda del plumaje, lo que suele suceder entre el 2º y 3º año tras la liberación. Siendo así, se supone que este individuo debería tener las marcas que aparecen en este otro esquema, pero teniendo en cuenta su edad actual, más de dos años, es posible que ya hayan desaparecido.


Para terminar, aprovecho la ocasión para reproducir un díptico que me parece muy interesante para poder diferenciar por el aspecto del plumaje, las diferentes edades del Quebrantahuesos.



Y hasta aquí este amplio relato de un maravilloso día del que tendrán que pasar muchos más para que pueda borrar de mi mente, pero que no quiero terminar sin enviar una gran felicitación y agradecimiento a todos y cada uno de los componentes de la FCQ, que con su dedicación y profesionalidad están consiguiendo, poco a poco, el sueño de que podamos recuperar una población reproductora estable en los Picos de Europa, sin que para ello tenga que intervenir la mano del ser humano. Esperemos que esto ocurra pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario