En mi reciente visita por la comarca manchega visitando zonas de humedales, lagunas, riberas de ríos, etc. en donde hay abundancia de carrizos, juncos, espadañas y alguna que otra vegetación palustre, siempre he acudido con la mente puesta en la posibilidad de encontrarme con alguna de esas especies que siempre has soñado poder observar y, a ser posible, realizar alguna fotografía decente que me permitiera perpetuar ese mágico encuentro y más tarde poderlo recordar de forma más tranquila en mi ordenador.
Dejando atrás a las aves estrictamente acuáticas y repasando la relación de posibles paseriformes que en teoría te podrías encontrar en esos lugares, la que sin duda ocuparía el primer lugar, en cuanto a la ilusión que me produciría un encuentro con ella, y ya no te digo, poderle fotografiar con una cierta calidad, sería el Bigotudo (Panurus biarmicus), un pájaro precioso y único componente en Europa de la familia Timaliidae, de los que la mayoría de sus componentes, son originarios de las zonas tropicales de África y Asia meridional.
Pues bien, esa gran ilusión por conseguir el encuentro con esa especie, la he podido disfrutar recientemente, aunque, como acostumbra a ocurrir en estas ocasiones, no de forma plena, ya que tan sólo le pude tomar alguna fotografía de forma precipitada y por tanto, pocas y de escasa calidad, pero con las que estoy encantado, ya que además de permitirme recordar esos momentos vividos, me van a servir para acompañar esta entrada y profundizar en el conocimiento de esta interesante y extraña especie.
El Bigotudo es una pequeña ave de unos 12 cm de longitud y unos 16-18 cm de envergadura. Su peso puede llegar a los 14 gramos. Suele vivir unos 3 años. Existe un claro dimorfismo sexual en esta especie.
En el caso de los machos, la parte superior, dorso de las alas, obispillo y cola, son, al igual que los flancos, de color pardo anaranjado. La garganta es blanquecina. El pecho y la parte inferior, salvo las infracobertoras caudales (que son de color negro), son de color grisáceo más o menos blanquecino.
Las alas son cortas, anchas y redondeadas. Las plumas primarias y las secundarias son de color muy oscuro, casi negro, pero las primeras están bordeadas de color blanco y las segundas de ribetes pardo claro.
La cabeza, los carrillos y la nuca son de color gris ligeramente azulado. Pero la característica más notoria de este pequeño pájaro y que le da su nombre común, es la presencia, en la parte anterior de la cara, de unas largas bigoteras de color negro, que naciendo entre la base del pico y los ojos a los que incluye por su parte posterior, luego descienden verticalmente por el lateral del cuello, llegando hasta el comienzo del pecho, donde acaban en punta. A mí personalmente me recuerdan bastante a los mostachos del personaje de dibujos animados “Sam bigotes”, pero bueno, son apreciaciones personales.
El pico es muy pequeño, cónico, puntiagudo y de color amarillo anaranjado, al igual que el color de los ojos, los cuales son muy pequeños y tienen una gran pupila negra.
La cola es muy larga (unos 7,5 cm es decir, más de la mitad de su longitud total) y estrecha. La punta está graduada, ya que tienen las dos rectrices centrales más largas y las siguientes tres parejas más cortas. Por la parte inferior, tiene las infracobertoras caudales de color negro.
Las patas son medianamente largas y de color negro.
Las hembras tienen una coloración similar a la de los machos pero más apagada y no tienen los tonos grisáceos azulados de la cabeza sino que es de color castaño rojizo, al igual que la cara.
Presentan unas manchas grisáceas en las mejillas y carecen de las bigoteras negras de los machos. Tampoco tienen negras las plumas infracobertoras caudales. El pico es de color pardo amarillento.
Presentan unas manchas grisáceas en las mejillas y carecen de las bigoteras negras de los machos. Tampoco tienen negras las plumas infracobertoras caudales. El pico es de color pardo amarillento.
Los jóvenes tienen un color canela con una gran mancha negra en la espalda. El dorso y la cola son más oscuros y en la espalda tienen una gran mancha negra. Los machos jóvenes, también tienen una pequeña zona de color negro entre el ojo y el pico, a modo de brida. Tienen las rectrices externas de la cola de color negro. Las hembras jóvenes tienen el pico de color gris negruzco o pardo grisáceo.
Su reclamo es algo parecido a un “ping, ping” gangoso que repite nerviosamente cuando vuela, seguido por un prolongado “chirrr” retumbante. El canto consiste en un chirrido bajo trisilábico.
Se distribuyen por el centro y sur de Europa (Holanda, Inglaterra, sur de Francia), y de forma más amplia, por el centro y sureste de Asia.
En España son residentes habituales y su número se ve aumentado durante el invierno a expensas de los ejemplares procedentes de otros países europeos que acuden a la Península Ibérica para invernar.
En nuestro país, podemos distinguir tres núcleos principales: las zonas húmedas de La Mancha, las lagunas navarras del valle del Ebro y el litoral mediterráneo, concretamente el delta del Ebro, la albufera de Valencia y los humedales del sur de Alicante.
Aunque la población ibérica de bigotudos suelen ser sedentaria, durante el invierno, debido a que es una especie muy sensible a los fríos extremos, pueden efectuar desplazamientos entre humedales próximos. Además su número aumenta considerablemente a expensas de los ejemplares procedentes de Europa que acuden a la Península Ibérica para invernar.
Sus hábitats preferidos se encuentran en los carrizales de los humedales, marismas, riberas de los ríos y zonas palustres. Es muy habitual verlos agarrados acrobáticamente con cada pata situada a un tallo de un carrizo distinto, de modo que las patas quedan exageradamente separadas, como si estuvieran despatarrados.
Su dieta varía en relación con la época del año. Durante el invierno son vegetarianos y se alimentan de semillas de carrizo, espadaña o sauce, así como de ortigas y de otras plantas próximas al agua. En primavera y verano principalmente comen invertebrados, diversos insectos y sus larvas, arácnidos y caracoles.
Con la llegada de la primavera, los bigotudos abandonan el carácter gregario que les une en bandadas durante el invierno, para adquirir unos hábitos solitarios.
En primavera, el cortejo nupcial es muy llamativo, el macho abre la cola en abanico y eriza las plumas grises de la cabeza y las de la bigotera. La hembra, extendiendo también la cola, responde con una especie de danza y a veces la pareja se eleva al tiempo en un lento vuelo.
A modo de curiosidad, comentar que con los fríos del invierno, si los miembros de una pareja duermen juntos, el macho cobija a la hembra debajo su ala, formando ambos una pelota de plumas, para sí tratar de conservar el calor vital.
El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril a julio. Pueden efectuar varias puestas por temporada, especialmente si pierden alguna de ellas. Construyen el nido próximo al agua entre los tallos de la vegetación palustre y cerca del suelo. Tiene forma de copa y para su elaboración emplean hojas secas de carrizo y lo forran con pelos, plumas y pelusa. La puesta se compone habitualmente de 5-7 huevos. La incubación dura de 12 a 13 días aproximadamente. Las crías abandonan el nido alrededor de los 9 a 12 días de edad. Se trata de una especie bastante prolífica que puede llevar a cabo varias puestas a lo largo del periodo de cría (hasta cuatro), lo que le permite recuperarse de pérdidas de polladas, ya que es frecuente que los nidos queden expuestos a los depredadores cuando bajan los niveles de agua.
Las principales amenazas que pesan sobre esta especie se encuentran relacionadas con la alteración del hábitat. Se hace necesario para su conservación mantener los niveles hídricos de los humedales a lo largo de todo el periodo reproductor, así como llevar un control de los depredadores.
Para terminar, merece la pena comentar los estudios llevados a cabo recientemente (2016) por científicos de la Universidad de Alicante (Germán López-Iborra y Roque Belenguer) que alertan sobre la delicada situación por la que está atravesando el Bigotudo en los humedales litorales españoles que ha registrado entre 2005 y 2013, un descenso del 90% de parejas reproductoras en los humedales mediterráneos (parques naturales de la Albufera de Valencia, Salinas de Santa Pola y El Hondo) y que contrasta con la aparente estabilidad de la especie en los humedales interiores
La especie ha desaparecido de algunos enclaves costeros de Cataluña (delta del Ebro) y su situación es crítica en la Comunidad Valenciana.
La caída generalizada de la población de estas aves, sugiere que estas áreas mediterráneas probablemente comparten algunos factores específicos que han afectado negativamente al Bigotudo. Dado que todos estos espacios naturales están rodeadas de cultivos de regadío intensivo, que están sometidos a la intensa utilización de pesticidas, se puede platear la hipótesis de que estos productos pueden haber tenido un efecto perjudicial sobre él. Esta hipótesis se sustenta por el hecho de que las poblaciones más saludables se encuentran en los humedales continentales ibéricos que están rodeados por cultivos de secano, donde el uso de plaguicidas es menos intenso.
Los autores proponen, por lo tanto, la recatalogación del Bigotudo como especie “En Peligro de Extinción” a nivel regional. Está catalogado como “Vulnerable” en el Catálogo de especies amenazadas de la Comunidad Valenciana y se incluye en el Libro Rojo de las aves de España dentro de la categoría de “Especie Casi amenazada” y aparece en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas como “De interés especial”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario