lunes, 2 de septiembre de 2024

De pajareo por la Sierra N.O. de Madrid (parte 2). Abejero europeo (Pernis apivorus). Curruca carrasqueña occidental (Curruca iberiae). Escribano montesino (Emberiza cia). Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla).

Inicio ésta nueva entrada al blog en la que quiero compartir con los aficionados al "pajareo" que os dignéis a entrar en él, los reportajes fotográficos que en la pasada primavera/verano he podido realizar por diversos escenarios de la Sierra N.O. de Madrid. La primera especie protagonista de ésta nueva entrada he querido que sea la de un Abejero europeo (Pernis apivorus), una interesante ave rapaz que, a diferencia con sus congéneres, presenta unas peculiaridades muy especiales que muy brevemente voy a intentar describir.


Como muchos de vosotros ya conoceréis, la coloración del plumaje en esta especie puede presentar varias tipos de coloración habiéndose llegado a distinguirse hasta diez fases de plumaje diferentes. Esa gran variedad de coloraciones habitualmente se resumen en tres tipos de ejemplares: los de plumaje más oscuro, los de plumaje claro y los intermedios que son los más frecuentes. En este caso, como se puede apreciar, se trataba de un bello ejemplar de fase intermedia.


Su anterior denominación como “Halcón abejero” (Falco apivorus) no parece tener mucho sentido, ya que se trata de un ave rapaz que no tiene nada que ver con los halcones y en todo caso, si tuviéramos que establecer algún parecido razonable, tal vez el más aproximado sería con el Busardo ratonero, con el que es fácil confundir, sobre todo en vuelo y a cierta distancia, aunque el Abejero europeo tiene una silueta más esbelta, alas y cuello más largos y una cabeza más pequeña y alargada que la del ratonero.


Una segunda peculiaridad estaría en relación con sus hábitos alimenticios, ya que no son los más habituales para lo que cabría esperar de cualquier ave de presa. Y es que a los Abejeros europeos, aunque técnicamente los podemos considerar como omnívoros, son fundamentalmente insectívoros, a base de avispas, abejas, abejorros, etc., como claramente indica su nombre (aunque lo cierto es que se alimentan más de avispas que de abejas). 


Como curiosidad relacionada con esta peculiaridad, comentar que su denominación en inglés es "European honey buzzard": "honey" significa "miel" y tampoco parece muy acertado ya que no se alimentan de miel, parece más acertado el término nuestro de “abejero” y "buzzard" significa "ratonero", cuyo término parece más acertado por su parecido, que el de “halcón”.


Son unas rapaces de tamaño medio que miden unos 52-60 cm de longitud, con una envergadura que oscila entre los 113-135 cm y un peso de unos 830 gr en los machos y unos 960 gr las hembras. No existe dimorfismo sexual en esta especie aunque las hembras, como ocurre en la mayoría de las rapaces, son ligeramente más grandes que los machos.


Las plumas de la cabeza, la cara y de alrededor del pico y los ojos, son de una tonalidad grisácea, cortas y duras, a modo de escamas que les sirven para protegerles de los aguijonazos. También las patas, que son fuertes para poder excavar, son de color amarillo y están cubiertas de gruesas escamas. Tienen la mitad superior de los tarsos cubiertos por “un pantalón” de plumas con rayas marrones. Las uñas son negras y están muy poco curvadas.


En la cabeza destacan notablemente unos ojos grandes con el iris de un llamativo color amarillo ligeramente anaranjado.


En vuelo es llamativo el barreado ventral, así como las franjas de la cola, si bien lo más significativo y que permite diferenciar fácilmente al Abejero europeo de otras rapaces similares, como el Busardo ratonero, es su silueta, con la cabeza hacia delante, la cola larga y redondeada y las alas rectas, estrechas con las puntas de las primarias negras al igual que el borde alar posterior. Otra característica diferenciable, es la ausencia de la banda pectoral pálida, típica de los busardos ratoneros.


Su distribución alcanza a una buena parte de Europa, a excepción de las regiones más septentrionales, Asia occidental y en periodo invernal, el África subsahariana.


El Abejero europeo es una rapaz estival que ocupa todo el norte peninsular con sus mayores abundancias en Galicia, cordillera Cantábrica, oeste y norte de Castilla y León, sistema Ibérico septentrional y los Pirineos, incluyendo el prelitoral de Cataluña. Habita también en el sistema Central y tiene núcleos en el sistema Ibérico, Montes de Toledo, Maestrazgo, Sierra Morena, sierras de Cazorla y Segura, interior de Alicante y algunas sierras de Cádiz y Málaga. En nuestro país las principales áreas de cría se encuentran en el tercio norte peninsular, fundamentalmente en los Sistemas Ibérico y Central, costa Cantábrica y en los Pirineos. En Asturias se estima que hay entre 100 y 200 parejas nidificantes. Además, nuestro país constituye una importantísima vía de paso para los ejemplares que migran desde Europa con destino a África.


El Abejero europeo es una rapaz estival y en España lo podemos encontrar fundamentalmente entre los meses de marzo y finales de septiembre. En otoño emigra al continente africano donde inverna y puede seguir manteniendo su dieta insectívora que aquí, en esas épocas, ya escasea. En su tránsito al continente africano a través del estrecho de Gibraltar, podemos observar numerosos ejemplares concentrados en esa zona esperando que las condiciones meteorológicas sean las apropiadas para atravesar el mar, tanto en su paso prenupcial como en el postnupcial.


En esa época de primavera/verano las paseriformes qué comúnmente conocemos como pájaros se encuentran en su máximo esplendor, luciendo sus más bellos plumajes (nupcial) y entonando sus continuos cánticos, por lo que hay que aprovechar la ocasión para observarlas y, a poder ser, fotografiarlas. Ese es el caso de la que, desde mi particular punto de vista, tal vez sea la curruca más guapa, claro qué sin menospreciar a las rabilarga, cabecinegra, mirlona... 



Me estoy refiriendo a la Curruca carrasqueña occidental (Curruca iberiae) que, tal cómo acostumbra, no me lo puso nada, pero lo que se dice nada fácil, ya que, al igual que la mayoría de las currucas, no son fáciles de fotografiar, debido a que es una especie que posa pocas veces al descubierto y corrientemente permanece oculta entre la vegetación, por lo que le tuve que dedicar mucho tiempo para conseguir alguna fotografía curiosa que espero sea de vuestro agrado.



La Curruca carrasqueña occidental (Curruca iberiae) tiene un tamaño medio de unos 12 cm de longitud y su envergadura puede alcanzar los 19 cm. Su peso puede llegar a los 11 gramos. Podemos decir pues, que son de las currucas más bien pequeñas, asemejándose al tamaño de la Curruca zarcerilla, aunque su habitual posicionamiento en actitud erguida, les da un aspecto más esbelto. En esta especie existen unas pequeñas diferencias entre los machos y las hembras que a continuación voy a describir.



Los machos tienen la cabeza y la parte superior de color gris plomizo que contrasta con las características bigoteras blancas de esta especie y con la garganta y la parte superior del pecho que son de color rojo ladrillo. Son precisamente esas bigoteras blancas, junto con la cola más corta, las dos principales características diferenciadoras con la Curruca rabilarga, a la que tanto se parece.



Tienen un pico fino, puntiagudo, de color pardo-amarillento con la parte superior y la punta negruzcos.



Los ojos son pequeños, de color castaño y están rodeados de un anillo ocular y periorbital de color rojo ladrillo muy llamativo.



La parte inferior del pecho y los flancos son de color rojizo más claro y el vientre blanquecino.



La cola es larga y es de color gris-parduzco con las rectrices externas de color blanco y algo de blanco en la punta de las demás plumas.



Las alas en la zona de los hombros son de color pizarroso. Las plumas primarias y las secundarias son de color marrón.



Las patas son medianamente largas y tienen los tarsos y pies de color rosa parduzco.



La hembra y los ejemplares jóvenes son como el macho pero más apagados y de un tono general más gris parduzco, sobre todo en el dorso. 



La cabeza no es tan gris plomiza como la del macho.



Los ojos también están rodeados de un anillo ocular de color rojizo u ocráceo pero más tenue que en el macho y el periorbital es blanquecino.



La garganta, el pecho y las partes bajas tienen un tinte rosáceo. 



El vientre es blancuzco y la bigotera blanca, aunque mucho más difuminada que la del macho.



Suele cantar desde lo alto de un arbusto o en la rama baja de un árbol, pero también y en esto no se diferencia de las demás currucas, oculta entre la vegetación de un matorral o arbusto. Ocasionalmente canta cuando se eleva en vuelo, descendiendo a continuación con alas desplegadas.



Sus hábitats preferidos son las zonas de montaña (sobre todo entre los 600 y los 1.000 m.s.n.m.) donde abunda el matorral mediterráneo (jarales, brezales, retamares) y también los encinares, pinares, sabinares y dehesas que tengan gran cantidad de sotobosque así como en los matorrales y zarzales próximos a las riberas de los ríos.



Como ya comentamos al principio, se trata de un ave muy escondidiza, difícil de ver, que se mueve con discreción pero de manera incesante por el espesor de esos tupidos matorrales y que se averigua su presencia sobre todo por sus cantos o reclamos.



Se distribuyen por el sur de Europa, en el suroeste de Asia y en África.



En España se distribuye ampliamente por casi todo su territorio, incluidas las Islas Baleares, pero falta en Canarias, la mayor parte de la franja cantábrica, Levante y otras zonas del interior peninsular, como La Mancha, sur de Extremadura y Andalucía occidental.


En la Península Ibérica son habituales durante el período estival y durante los pasos migratorios.



El paso prenupcial tiene lugar entre febrero-mayo, y el postnupcial entre agosto-octubre. Sus áreas de invernada se localizan al sur del Sáhara y en el África tropical.



Su alimentación es fundamentalmente a base de insectos y sus larvas (saltamontes, chinches, lepidópteros, hormigas, arácnidos, etc. que complementa y durante el otoño e invierno con bayas, semillas de plantas herbáceas y frutos (moras, higos, lentiscos, etc.).



El tercer protagonista de esta entrada es un ejemplar macho de Escribano montesino (Emberiza cia) que me permitió realizarle alguna que otra fotografía luciendo sus mejores galas. Se encontraba en uno de sus hábitats habituales como son las zonas montañosas, con rocas aflorando en praderas de montaña, brezales o, cómo fue en este caso, ubicado en un arbusto de Enebro albar. 



Un pequeño árbol con sus características hojas aciculares verdes, agudas, punzantes y con abundantes falsos frutos carnosos y globosos llamados gálbulos propios de los ejemplares femeninos y que tras someterlos al proceso de destilación se obtiene la ginebra, cuyo nombre deriva de la palabra “enebro”.



Los ejemplares macho de esta especie de escribano tienen la cabeza, carrillos, garganta y parte del pecho de color gris pálido. Las hembras y los juveniles son similares a los machos, simplemente más tenues.



En la  cabeza lucen tres características listas negras muy marcadas. Una de ellas, bien ancha, parte desde la base del pico, atraviesa los ojos y llega hasta la nuca. La segunda parte un poco más abajo, es algo más estrecha y empezando como una bigotera se curva y bordea por debajo los carrillos. También el píleo está rayado de negro. Entre éste y la raya del ojo queda un espacio blanco grisáceo muy conspicuo, aun viendo al pájaro a distancia. 



El pico tiene la base muy ancha, es cónico y puntiagudo; es de un color gris azulado plomizo con el culmen negruzco. 



Los ojos son de color negro y están bordeados por un fino anillo periocular de color negruzco.



A los machos durante la época reproductiva se les intensifican los colores teniendo entonces las partes superiores, espalda y dorso de las alas, pardo acastañadas bordeadas de blanco en las plumas cobertoras que forman así como una lista blanca y todas están muy rayadas de negro. El obispillo es castaño sin rayas y su larga cola algo bifurcada es de color pardo oscuro y tiene manchas blancas en las dos rectrices exteriores de cada lado. Por la parte inferior las plumas de la cola son de color blanco ribeteado de color marrón.



Las alas son relativamente cortas y en ellas tienen dos pequeñas listas blancas, una se corresponde con las plumas coberteras medianas que son de color negruzco con una zona blanca en el extremo y la otra con las coberteras mayores que son de color marrón avellana con listas de color negro y una zona blanca en el extremo. Las coberteras menores son de color gris. Las plumas primarias y las secundarias son de color marrón oscuro con los bordes de color castaño rojizo claro.



Las partes inferiores tienen color castaño ocráceo o pardo anaranjado, el obispillo es castaño sin rayas y la cola, marrón negruzca, tiene manchas blancas en las dos rectrices exteriores de cada lado. Las patas son medianamente largas, tienen los tarsos de color carne anaranjado y los pies parduzcos.



El Escribano montesino se distribuye por la región templada de Eurasia y norte de África, aunque de forma algo fragmentada, pues selecciona sobre todo los ambientes montanos.


En nuestro país, se halla ampliamente distribuido y aunque su densidad no es alta en ninguna parte. Se ubica en ambientes más diversos que en el resto de Europa, aunque prefiere los sistemas montañosos, así como las áreas quebradas y de cierta altitud, motivo por el cual está ausente de las zonas centrales de ambas Mesetas, depresiones del Ebro y del Guadalquivir y ciertos enclaves costeros. Está ausente de Islas Baleares y Canarias, pero no en Ceuta y Melilla. En España son residentes habituales a finales de otoño, en las zonas más frías, realizan movimientos altitudinales bajando a cotas más bajas e incluso algunos realizan desplazamientos hasta zonas situadas más al sur.



Su dieta se compone principalmente de semillas de gramíneas, así como yemas, brotes y frutos diversos. En primavera y verano incorpora a la dieta gran variedad de insectos y otros invertebrados que recoge del suelo y la vegetación baja.



La siguiente y última especie de ave paseriforme de esta entrada, la voy a dedicar al Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), un precioso y espectacular pajarillo que, como muchos de vosotros ya sabréis, está considerado, tras su homólogo el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus), como el ave más pequeña que tenemos en Europa.




Con un peso de entre 5-8 gr, mide unos 9 cm desde la punta del pico hasta la punta de la cola y tiene una envergadura de entre 13-16 cm. Tal vez habría que repetir estas cifras para que nos demos bien cuenta de lo diminuto que es; 5 gr y 9 cm. 




A modo de comparación con otro diminuto pájarillo, el Chochin común (Troglodytes troglodytes), que mira que es pequeño, pues bien ese mide entre 9-10,5 cm, tiene una envergadura de entre 13 a 17 cm y en torno a los 10 gr de peso. En fin, que yo tengo considerado al Reyezuelo listado como un auténtico prodigio de la naturaleza dentro del amplio abanico de aves que podemos observar fácilmente en nuestro entorno.




Pero si hay algo que llama la atención de este increíble pajarillo, aparte de su pequeño tamaño, es el colorido de su cabeza, al ser una combinación de bandas blancas y negras, coronadas por una llamativa de color anaranjado en el caso de los machos y más amarillo en el de las hembras.




Un característico diseño listado de la cabeza con su llamativo píleo de color anaranjado (machos) o amarillo (hembras) que en ocasiones erizan a modo de cresta y que está flanqueado por dos bandas negras unidas en la frente y una marcada y ancha ceja blanca que hacen contrastar aún más el píleo, sobre todo en su visión frontal.




Ambas características quedan perfectamente reflejadas en su denominación científica (Regulus ignicapilla) que proviene del latín regulus-i: reyezuelo o pequeño rey (diminutivo de rex-regis: rey, más el sufijo diminutivo ulus) por las coronas naranjas o amarillas de los adultos y de ignis-ignis: fuego, más capillus-i: cabello, pelo, cabeza, que podríamos resumir como “el pequeño rey con fuego en la cabeza”.




Ya en el siglo VII a.C. al Reyezuelo listado se le consideraba rey y como tal ya aparece en una de las fábulas de Esopo en la que se explica el origen del nombre de la especie (Reyezuelo). Me vais a permitir que por lo curioso del tema y su brevedad, os lo cuente a continuación.




Existe una leyenda griega que explica el origen del nombre de la especie (Alonso, 2001). La leyenda cuenta que una serie de aves se encontraban disputándose el trono de las aves, siendo elegida aquella que volara más alto. El águila, empezó a ascender con facilidad, pero cuando le abandonaron sus fuerzas; apareció un pequeño pájaro escondido entre las plumas de la cola del águila y voló más alto que ninguna de las otras aves, pidiendo para ella el título de rey de las aves.




En febrero el macho comienza a marcar su territorio y durante estos días los podemos ver emitiendo sus continuos reclamos, peleándose por el territorio y tal vez por eso sea el mejor momento para fotografiarlos ya que están distraídos en el combate, pelean entre las ramas, bajan al suelo y permanecen un breve espacio de tiempo quietos, lo que concede al fotógrafo el tiempo necesario para disparar la cámara.




El pequeño tamaño y rápido metabolismo de los reyezuelos supone una necesidad constante de buscar comida para paliar sus necesidades energéticas.




Escuchar sus continuos canticos y movimientos y no intentar fotografiarle una y otra vez resulta francamente difícil. Eso sí, supone todo un reto dado su pequeño tamaño y su constante movimiento.




Están presentes en Europa central y meridional, en el noroeste de África y en Asia Menor. En Europa las poblaciones son totalmente migradoras en el norte y parcialmente migradoras en el centro. Este carácter migrador va desapareciendo hacia el sur de Europa.


En España son residentes habituales, no obstante, durante el invierno, suelen realizar movimientos hacia cotas de altitud más bajas, además a esta población residente se le unen durante el invierno las aves procedentes de Europa. Están descritas varias subespecies. En la Península Ibérica se encuentra la subespecie “ignicapilla”, mientras que en Baleares habita la subespecie “balearicus”.



El paso otoñal se produce entre septiembre y diciembre (con máximos en octubre) y el prenupcial tiene lugar entre febrero y abril (con la mayor cantidad de aves a finales de febrero).




Su hábitat en la mitad norte de la Península Ibérica y en las islas Baleares se encuentra en los bosques húmedos y frescos de coníferas y caducifolios, especialmente en zonas de montaña, normalmente entre los 500 y los 1.000 metros de altitud.




Se alimenta principalmente capturando de insectos como pulgones, polillas, orugas de lepidópteros larvas y arañas. Suele capturarlos en las ramas más finas de los árboles, aprovechando su reducido peso y tamaño, llegando a zonas inaccesibles para otras aves. Pese a poseer un régimen insectívoro muy marcado, cuando los insectos escasean, pueden comer ocasionalmente semillas, brotes y frutos carnosos.




Cuando llega marzo comienzan a emparejarse y a principios de abril comienza la época de reproducción. El cortejo es muy curioso porque muchas veces el macho confunde a la hembra con un macho rival e intenta expulsarla de su territorio, aunque en cuanto se da cuenta de su error se acerca a ella cantando y desplegando su llamativa cresta naranja mientras sacude todo el cuerpo en una especie de temblor.










 

No hay comentarios:

Publicar un comentario