miércoles, 14 de agosto de 2024

Migración prenupcial de limícolas (2024) por la costa central asturiana (Parte 5 y final). Chorlito gris (Pluvialis squatarola). Correlimos gordo (Calidris canutus).

Tras unas merecidas y necesarias vacaciones, retomo mi actividad en el blog para finalizar la serie de entradas que sobre la migración prenupcial de limícolas (2024) por la costa central asturiana, había comenzado a finales del pasado mes de julio. En esa extensa serie me quedaba por incluir a dos especies de aves limícolas que tuve la fortuna de poder observar y fotografiar, concretamente al Chorlito gris (Pluvialis squatarola) y al  Correlimos gordo (Calidris canutus).





Tal como podréis apreciar en las fotografías la mayoría de los ejemplares que pude observar lucían sus bellos plumajes nupciales propios de esa temporada de primavera /verano.





También pude fotografiar a ejemplares que aún no habían comenzado a mudar a ese plumaje nupcial y que contrastaban notablemente con los que sí lo habían realizado, en especial en el caso del Chorlito gris.





Evidentemente, entre un tipo de plumaje y otro pude fotografiar a varios ejemplares con diversos plumajes de transición.





En la mayor parte de los casos los pude fotografiar formando grupos de varios ejemplares que descansaban o se alimentaban en la zona intermareal del arenal de la playa,...





... así como en el roquedo de las playas tapizado de verde por las algas y donde se producía un bello contraste entre las aves y su entorno.





Aparte de compartir tiempo y espacio éstas dos espacies protagonistas de ésta entrada, también lo hacían con unos cuantos ejemplares de correlimos comunes que también lucían su plumaje nupcial.





A esos numerosos grupos se les unió un ejemplar de Aguja colipinta con plumaje no nupcial, que acompañaba por todos los lados a un Chorlito gris.



El Chorlito gris (Pluvialis squatarola) es un ave bastante habitual en las costas cantábricas de la que podemos disfrutar tanto con su plumaje invernal, como su llamativo nupcial..





Se trata de un ave limícola que procede de la fría tundra ártica, donde se reproduce y por lo que también se le conoce como el Chorlito ártico.





Tras reproducirse en sus áreas de cría, tan sólo algunos ejemplares utilizan nuestras costas para pasar el invierno, mientras que para la mayoría constituyen un área de paso durante los viajes migratorios hacia las costas africanas, pudiendo llegar hasta Sudáfrica.





Aunque al Chorlito gris le gusta desplazarse por esa zona intermareal, habitualmente no les agrada nada que el agua les alcance, por lo que acostumbran a huir de las olas dando pequeños saltos o vuelos cortos.





El Chorlito Gris (Pluvialis squatarola) pertenece a la familia de los carádridos (Charadriidae), género Pluvialis al igual que el Chorlito dorado común (Pluvialis apricaria) con el que guarda un gran parecido físico, aunque su comportamiento es menos gregario, por lo que forman grupos menos numerosos que aquel.





De un tamaño mediano, aunque un poco más corpulento que el dorado, vienen a tener una longitud de entre 26-30 cm y una envergadura que puede alcanzar los 63 cm. Su peso puede alcanzar los 280 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie.





A la hora de describir su aspecto hay que decir que existen grandes diferencias entre el plumaje que exhiben durante el invierno y su llamativo plumaje estival o del período reproductor.





Los ojos son grandes, de color marrón oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular blanquecino. El iris lo tienen de color marrón oscuro.






El pico es corto, delgado, recto, puntiagudo y es de color negruzco.





Durante el vuelo de las aves se pueden observar tres características distintivas en todos los plumajes del Chorlito gris que lo diferencia del Chorlito dorado: unas bandas alares longitudinales blancas que son mucho más llamativas que las que presenta el Chorlito dorado, la base blanca de la cola (obispillo) y manchas negras en la parte inferior de las alas (axilas).





El Chorlito gris es un ave estrictamente migradora y a partir del mes de octubre llegan a nuestro país los primeros ejemplares procedentes de Siberia y el norte de Europa (Rusia septentrional y Siberia), donde ocupa ambientes de tundra durante el periodo reproductor.

En el retorno hacia sus lugares de reproducción (paso prenupcial) se pueden diferenciar dos máximos: uno en febrero y marzo para las aves que invernan en la Península y otro en abril y mayo, para las que pasan el invierno en África. El paso postnupcial por las costas atlánticas peninsulares tiene lugar entre octubre y noviembre.


En España además de poderlos encontrar durante los pasos migratorios, se comportan como invernantes habituales, distribuyéndose de forma muy dispersa tanto por las costas atlánticas (Rías Bajas) y cantábricas, como por las mediterráneas (bahía de Cádiz, marismas del Guadalquivir y del Odiel). También es abundante en el delta del Ebro y en Canarias, sin embargo en las islas Baleares es escaso.

SEO BirdLife
Su hábitat principal durante el periodo invernal se encuentra en las zonas intermareales de las playas y en las marismas, charcas, humedales y praderas inundadas. Durante la época de cría se encuentran en las zonas de la tundra comprendidas entre la costa y los bosques.





Su alimentación se compone fundamentalmente de insectos, arácnidos, gusanos, lombrices, moluscos, crustáceos, semillas, plantas y otras materias vegetales. Durante el período de cría se alimentan mayoritariamente de insectos y otros pequeños invertebrados terrestres.





Al igual que las otras aves de su familia su comportamiento alimentario consiste en localizar primero a sus presas con la vista (ojos grandes) y luego, tras una pequeña carrera, las atrapan picoteando el suelo al detectar algo comestible, de ahí su típicos movimientos de “mirar-correr-parar y picotear”.





Por otra parte, la familia “Scolopacidae” son básicamente “comedores táctiles” y para ello han logrado un gran desarrollo de unas terminaciones nerviosas quimiorreceptoras y mecanorreceptoras presentes en el extremo distal de su pico que les sirven para detectar a las presas en sus continuos sondeos de limos.





El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de junio y septiembre. Crían en solitario para lo cual construyen el nido escarbando una pequeña depresión en el suelo, en alguna zona elevada o montículo o en alguna pendiente, y luego la recubren con líquenes y pequeños trozos de las ramitas de los arbustos y piedrecillas.





La puesta se compone normalmente de 3-4 huevos y la incubación, llevada a cabo por ambos sexos, dura 26 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido aunque siguen siendo atendidas por sus padres durante unos 22 días más.





A modo de curiosidad, comentar qué ser un "cabeza de chorlito” es una expresión que se utiliza desde hace bastantes años y es para referirse a alguien que tiene poca cabeza; pero no de volumen sino de inteligencia. También se usa con las personas despistadas. La posible relación de esa expresión con el ave limícola, parece tener que ver con el hecho de que el chorlito se caracteriza por no ser un animal muy inteligente, ya que hace sus nidos a ras de suelo y deposita allí sus huevos, cosa que hace que otros animales puedan acceder a ellos con mucha facilidad.





Las principales amenazas a las que está sometida esta especie son la caza ilegal y las perturbaciones en las zonas de cría como consecuencia del turismo, así como la alteración del hábitat por la construcción de nuevas urbanizaciones, la transformación en cultivos de sus áreas de nidificación y la industrialización de costas y rías. Se incluye en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.





Por su parte, cuando hablamos del Correlimos gordo (Calidris canutus) tenemos que tener muy presente que se trata de un ave limícola muy, pero que muy especial, ya que es un ave migratoria que rompe todos los récords, como luego veremos.



El Correlimos gordo (Calidris canutus), es una limícola que durante las migraciones prenupciales vemos poco en las costas cantábricas, aunque regularmente. Afortunadamente, en la pasada primavera, debido a las condiciones climáticas que se han dado, hemos podido disfrutar de ellos en distintas ubicaciones pero en pequeñas cantidades.



Para empezar a describir al Correlimos gordo (Calidris canutus) decir que pertenece al orden de las Charadiformes, familia “Scolopacidae” y género “Calidris”. La etimología de su denominación científica “Calidris” proviene del término griego “scalidris” (σκαλίδρις), (la picudilla de los antiguos griegos), y de “canutus”: en relación con “Canuto” (“Knut” el grande), rey de Inglaterra, Dinamarca y Noruega (995-1035; reinó entre 1016-1035), quien, según la leyenda, consideró al Correlimos gordo como un manjar exquisito.




Se trata de una limícola de talla pequeña (mayor que los otros correlimos), rechoncha (“gordo”) y de cuello muy corto, lo mismo que el pico y las patas. Viene a medir unos 23-26 cm de longitud, pudiendo alcanzar unos 53 cm de envergadura. Su peso viene a rondar los 165 gr. En esta especie no existe dimorfismo sexual.



Durante la época reproductiva o nupcial los ejemplares adultos presentan unas plumas de las partes superiores de color pardo con un llamativo moteado castaño-rojizo (algo anaranjado) y negro, y con los bordes blanquecinos.



A propósito del record migratorio de ésta especie, gracias al anillamiento, quiero comentar la sorprendente historia de un ejemplar de Correlimos gordo anillado con la referencia “B95”, que fue difundida por la BBC Mundo. Se trata de un ejemplar de la una de las seis subespecies que tiene esta ave (C canutus rufa) y que se distribuye entre los dos continentes americanos (el de color azul de la imagen del mapa). Concretamente, se reproduce en el Ártico bajo canadiense y pasa los inviernos en las costas de América del Norte y Sudamérica donde se le conoce como Playero ártico o Playero rojizo




Se trata de un ejemplar macho anillado en febrero de 1995, cuando ya tenía al menos 2 años de edad, por científicos argentinos en uno de sus viajes migratorios en Rio Grande (Tierra del Fuego. Argentina) y que al cabo de los años, cuando se pensaba que ya había muerto, gracias al anillamiento científico, fue identificado de nuevo (ver fotografía) en 2014, es decir tenía entonces, alrededor de 20 años, el equivalentes a más de 100 años en los humanos. Lo normal entre los suyos es no llegar a los siete años.



Una bióloga argentina, la entusiasta Patricia González (ver fotografía), que vive en San Antonio Oeste, en la provincia argentina de Rio Negro, lo busca sin descanso en cada temporada migratoria con su telescopio. Casualmente fue ella (junto a Luis Benegas y al canadiense Allan Baker) quien lo vio en New Jersey, Estados Unidos, en mayo del 2014.





Pero aún más increíble es el "viajecito" que se había pegado en todo ese tiempo. A lo largo de sus travesías anuales de ida y vuelta entre el Ártico canadiense y la argentina Tierra del Fuego, “B95” había sumado ¡una distancia mayor que la que hay entre la Tierra y la Luna! ya que se calcula que tras sus, aproximadamente 20 años de vida, esta ave ha recorrido una distancia aproximada de más 600.000 km. A modo de referencia comentar que de la Tierra a la Luna hay una distancia de 384.400 km.





Con un peso promedio de 300 gr, tamaño variable de entre 15 a 30 centímetros, en sus travesías anuales recorren aproximadamente 32.000 km (ida y vuelta, desde el hemisferio norte al sur, sin apenas descanso). Algunas de estas aves son capaces de volar 8.000 km o más, sin parar para descansar o alimentarse y atravesando posibles tormentas y huracanes. Se convirtió, de esta manera, en una verdadera leyenda en el mundo de la conservación, por lo que se le ha bautizado también como “Moonbird” (ave de Luna).





La historia del “B-95” también ha inspirado un libro sobre su extraordinaria historia de vida titulado “Moonbird: A Year on the Wind with the Great Survivor B95” del escritor estadounidense Phillip Hoose, que se ha convertido en un éxito de ventas y que también va dedicado al extremado peligro de extinción que sufre su especie (C. canutus rufa), con poblaciones que desde el año 2000 han sufrido una drástica reducción del 80% en América.




Otra de las peculiaridades del Correlimos gordo es que las diferentes subespecies, un total de 6, que anidan repartidas por el Ártico, tienen rutas migratorias diferenciadas. Así, la subs. nominal, que tiene su zona de cría principalmente en la península siberiana de Taimyr, migra en dirección suroeste para invernar en el oeste de África, principalmente en el Banc d'Arguin en Mauritania



En el Correlimos gordo están descritas seis subespecies con rutas migratorias diferentes. De mayor a menor tamaño son: Calidris canutus rosealaari (la mayor), Calidris canutus rufa, Calidris canutus canutus, Calidris canutus islandica, Calidris canutus rogersi, Calidris canutus piersmai (la menor).

Estas seis subespecies se distribuyen por Europa, Asia, África, América y Australia. Se reproducen en torno al Ártico (Groenlandia, costas del norte de América y Asia) e inverna, sobre todo, en las costas atlánticas de América y África (hasta Patagonia y Sudáfrica) y en el litoral pacífico de Asia y Australia, así como en diferentes zonas del oeste de Europa.


En nuestro país suele encontrarse la subespecie nominal (“C. c canutus”), que se distribuye por el norte de Alaska, Groenlandia, Siberia (Taimyr) y las islas Spitsbergen y los podemos observar habitualmente durante los pasos migratorios aunque en escaso número y principalmente por las costas atlánticas (Galicia, el oeste de Andalucía y Canarias) y menos aún por el Mediterráneo (Baleares). Inverna principalmente en el Banc d´Arguin en Mauritania. Tan solo una parte de los emigrantes se quedan para invernar tanto en la Península como en las Islas Baleares y en las Canarias.



El Correlimos gordo, como vimos anteriormente, es una de las aves limícolas que más kilómetros recorren durante la emigración y habitualmente solo realizan una o lo máximo dos paradas para descansar y alimentarse. En invierno llegan a nuestros litorales procedentes del norte de Canadá, Groenlandia y Siberia; algunas de ellas continúan hacia África y alcanzan, incluso, el extremo sur del continente. El paso posnupcial es poco destacado y ocurre entre finales de septiembre y octubre por zonas costeras, mientras que el prenupcial tiene lugar entre mayo y junio. Durante la emigración son gregarias y forman bandos enormemente grandes.




Su hábitat durante los pasos migratorios y la invernada se encuentran en las playas de arena de la costa, en los estuarios y en las marismas sujetas a la acción de las mareas. Durante la época reproductiva se encuentran en zonas pedregosas, abiertas, con poca vegetación y situadas cerca de la costa en penínsulas o grandes islas al norte de las tierras continentales.



Se alimentan de invertebrados que aparecen en la zona intermareal: moluscos, crustáceos, insectos, gusanos y otros pequeños invertebrados marinos que capturan principalmente en el período entre mareas. Durante la época de cría también comen insectos y alimentos de origen vegetal en proporciones variables.



Las principales amenazas a las que se enfrenta esta especie son la caza ilegal, la contaminación —que disminuye la disponibilidad de alimento—, las molestias durante la reproducción y el hecho de que se concentra en unas pocas localidades, lo que lo hace más vulnerable ante cualquier alteración. Además, hay que añadir la transformación y destrucción del hábitat de invernada. Se considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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