sábado, 15 de junio de 2024

Fácil de escuchar, difícil de observar y más aún de fotografiar. Codorniz común (Coturnix coturnix).

En una de mis recientes salidas de pajareo por la campiña del concejo de Gozón (Asturias), pude escuchar el peculiar reclamo de varias codornices comunes que en ésta época del año acostumbran a visitarnos por esa zona. 




No es la primera vez que llegada ésta época primaveral las escucho por esa zona, pero en anteriores ocasiones, aun poniendo todo mi empeño en intentar localizarlas y, a ser posible, fotografiarlas, me resultó imposible conseguirlo.




A ello contribuyó en gran medida la gran crecida de la hierba que en esta época del año es tan habitual y que constituye un hábitat perfecto para que se puedan camuflar y pasar desapercibidas.




Sin lugar a dudas, a ello también contribuye de una manera determinante el críptico diseño de su plumaje, de color terroso con estriado pardo oscuro, blanco y crema, que las permite mimetizarse con el entorno y pasar perfectamente desapercibidas.




Además, las codornices que tanto les gusta los campos de hierba no excesivamente densos o crecidos, se desplazan por ellos a las mil maravillas para no ser descubiertas, ya que a su pequeño tamaño se suma la capacidad de desplazarse a gran velocidad por el fondo de la hierba, y lo hacen con tanta suavidad y agilidad que en la mayoría de las ocasiones no se puede descubrir movimiento en el extremo de los tallos, a pesar de que tengamos a los machos emitiendo su reclamo a pocos metros de nuestra posición.




En otras ocasiones, ante la presencia humana o de algún depredador (perros) son capaces de permanecer inmóviles, medio ocultas por la vegetación, a la espera de que pase esa potencial amenaza o levantar el vuelo emitiendo un sonido característico producido por el rápido movimiento de sus pequeñas alas, volando a poca altura del suelo y a una distancia muy corta para dejarse caer inmediatamente entre la hierba o las plantas y corriendo a ocultarse, de manera que ya es difícil de volver a observar.




En éste nuevo intento de localización, tras armarme de paciencia e intentando pasar desapercibido, permaneciendo lo más inmóvil posible, he tenido la fortuna de conseguir realizarles, no sin dificultades, un extenso reportaje fotográfico en el que se puede apreciar con detalle los principales rasgos que las identifica.




Además, y como viene ser habitual en mis entradas al blog, me va a servir para realizar una extensa revisión las principales características de ésta, para mí, enigmática ave.




Un ave que, como muchos de vosotros ya conoceréis, fue declarada en 2020 “Ave el Año” por votación popular impulsada por la SEO/BirdLife y no fue por casualidad, ya que esta especie había arrastrado un acusado declive poblacional del 74 por ciento en 20 años, debido fundamentalmente a la destrucción de sus hábitats, la intensificación agraria, el uso de plaguicidas e insecticidas o el abandono rural. También contribuyó a ello el hecho de que a partir de 2010 se eliminó la obligación de tener barbecho (una práctica que favorecía un 10 por ciento de tierras no cultivadas, con vegetación sin tratar y en estado natural), así como la expansión de los cultivos leñosos sobre los herbáceos.




Con el 41 por ciento de los votos, esta especie se impuso al Aguilucho cenizo y al Alcaudón real. La Codorniz común dio el relevo al Chorlitejo patinegro, que fue el ave del año 2019.




La Codorniz común es un ave rechoncha de pequeño tamaño perteneciente al orden de las Galliformes (perdices, faisanes, etcétera), familia “Phasianidae” y género “Coturnix” que miden unos 17 cm de longitud, con una envergadura es de unos 35 cm y que pueden llegar a pesar unos 110 gr. Existe un ligero dimorfismo sexual en esta especie, además las hembras son generalmente algo más pequeñas que los machos.




Se trata como comentaba anteriormente, de un ave pequeña y maciza sin apenas cuello (a no ser que lo estire) que por la parte superior normalmente son de color pardo oscuro con múltiples listas o manchas negras y ocres y algunas listas de color beige.




Los machos presentan tintes rojizos en el pecho que normalmente están ausentes en las hembras que, sin embargo, presentan pequeñas manchas negras.




Los machos en el cuello tienen un collar formado por una línea oscura continua (con forma de un ancla oscura) en que en el caso de las hembras está ausente o está formado por líneas discontinuas. Los flancos tienen algunas listas blanquecinas. Por la parte inferior son de color crema claro.




La diferenciación entre machos y hembras hay que hacerla sobre todo atendiendo a la coloración de la garganta y el pecho. En general las hembras carecen de raya central oscura en la garganta, y el collar negruzco es solamente una sucesión de puntos y no una línea continua. El pecho de las hembras está rayado longitudinalmente de oscuro y es en general pardo grisáceo amarillento, no herrumbroso como en los machos.




En las alas tienen listas blanquecinas.




La cola es corta y de color pardo oscuro con barras de color ocre claro.




Las patas son cortas y de color amarillento claro.




El píleo es de color pardo oscuro algo jaspeado y con una franja estrecha central de color beige.




En la cara tienen una ceja de color ocráceo claro o blanquecino que se inicia en la base del pico y acaba en la parte posterior del cuello, por debajo de ella tienen una lista ocular de color marrón que incluye al ojo dentro de ella; también tienen una lista malar de color marrón que se inicia en la comisura del pico y que se dirige hacia atrás curvándose, ésta lista puede ser corta o bien puede alargarse formando un collar.




El pico es corto y de color negruzco.




Los ojos son de color pardo y están bordeados por un fino anillo periocular de color grisáceo o blanquecino.




La distribución de la Codorniz común es muy amplia por todo el Paleártico, desde la Península Ibérica hasta el sureste asiático. Su límite septentrional lo marca el meridiano 60º, encontrándose ausente del norte de Rusia y de los países escandinavos. Por el sur se extiende por el norte de África y Oriente Medio, aunque existen poblaciones en el este y sur de África, Madagascar y algunas islas del océano Índico.


En nuestro país ocupa la práctica totalidad de la Península Ibérica, encontrándose ausente del área central de la Cordillera Cantábrica y de las zonas más secas del litoral levantino. Está presente en todas las islas de Baleares y Canarias. No se ha registrado como reproductora en Ceuta y Melilla. Aunque en España muchas son residentes habituales su número se incrementa durante el verano. La población de la Codorniz común es la más importante de Europa occidental, siendo España el lugar donde se encuentra el núcleo más importante.

SEO Bird/Life
La Codorniz común es un ave de hábitos predominantemente terrestres que se alimenta de semillas, hojas, insectos, caracoles y lombrices del suelo. A diferencia de los faisanes y otras aves, la codorniz nunca se posa en los árboles y evita con gran cuidado los terrenos que se encuentren desprovistos de vegetación, así como aquellas zonas donde las matas son demasiado abundantes como para entorpecer su carrera en la huida. Su hábitat preferido se encuentra en los campos de cultivo de cereales y leguminosas, en los sembrados y también en los pastizales, incluso en los de montaña.




El periodo reproductivo lo llevan a cabo entre los meses de marzo a mayo, pudiendo llegara realizar dos puestas al año. Anidan en una pequeña cavidad que excavan en el suelo, normalmente oculta entre la vegetación y que posteriormente recubren con hojas o hierba. La puesta se compone normalmente de unos 7-12 huevos de color crema claro con manchas y puntos negros. La incubación dura 21 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, al poco de nacer abandonan el nido.




La especie aparece como “EN” En Peligro en el Libro Rojo de las Aves de España 2021, pero no figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial ni está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.




Llegó a ser muy común a finales del siglo XX. No obstante, en la actualidad presenta un acusado declive. La especie ha sufrido un descenso de prácticamente el 74%. Las amenazas que tiene que superar esta especie están relacionadas con la alteración de los hábitats agrarios, la presión cinegética que sobre ella se ejerce año tras año, la contaminación genética que conllevan las sueltas anuales de razas híbridas de granja y el cambio climático, que afecta a las fechas en las que las codornices reproductoras llegan a nuestras latitudes y a los ecosistemas en las zonas de invernada.

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