jueves, 18 de noviembre de 2021

Una observación "realmente" interesante y difícil de olvidar. Pinzón real (Fringilla montifringilla). Pimpím rial.

La mañana del pasado lunes 08 de noviembre de 2021 tuvimos un tiempo bastante nublado en la costa central asturiana, pero no obstante decidí salir a “pajarear” por la campiña cercana a la rasa costera, en donde en ésta época abundan las rastrojeras de maíz alternando con parcelas de terreno baldío en las que también abundan algunas plantas gramíneas. En esos terrenos pueden encontrar las aves paseriformes una gran cantidad de alimento que les permiten sobrevivir al invierno a muchas especies como es el caso de los fringílidos (pinzones, jilgueros, pardillos, verderones, piquituertos, lúganos…) que en ésta época se encuentran en plena migración postnupcial para pasar la invernada.




Esa mañana tan solo pude dedicar un par de horas a pajarear y pude observar cómo se desplazaban pequeños bandos mixtos de fringílidos entre los que abundaban los pinzones vulgares y también los reales. Presentaban, como es habitual, un comportamiento muy nervioso y esquivo lo que dificultaba notablemente la posibilidad de poderles sacar alguna fotografía, además el tiempo (muy nublado y medio lluvioso) no acompañaba nada para poder realizar fotografías que valieran la pena. Pretendía poder encontrarlos posados en tierra pero tan sólo los pude fotografiar muy dificultosamente, posados en un cable de un tendido eléctrico.




A ese comportamiento sumamente nervioso era muy probable que contribuyera la presencia cercana en lo alto de un tendido eléctrico de un Halcón peregrino al que le pude realizar alguna fotografía.




No obstante, como viene siendo habitual en las salidas pajareras, no fue hasta última hora, cuando ya me marchaba a almorzar, cuando en medio de una pista de tierra pude observar cómo había un pequeño grupito de pajarillos dándose un baño y acicalando su plumaje. 




Conseguí aproximarme lo suficiente para poder identificar a varios ejemplares de Pinzón real. 




A ese baño improvisado, como suele ser habitual, se incorporaron otros pajarillos entre los que se encontraba un Bisbita pratense, Pinzón vulgar y Pardillo común, pero mi prioridad en esa ocasión eran los pinzones reales.




En principio sólo había hembras, pero enseguida se incorporó algún macho mostrando unos modos un tanto agresivos para conseguir su hueco en el charquito que se había formado por el agua de lluvia.




Una verdadera maravilla poder observar a esos bellos pajarillos dándose un baño en grupo.




Tras haberse bañado en condiciones, llego la hora de remontar el vuelo.




A la vista de ese avistamiento y teniendo en cuenta que a medio día abrió el tiempo y apareció el cielo despejado, no pude aguantar en casa y decidí darme otra vuelta por la zona con la esperanza de encontrar a los pinzones reales que había visto por la mañana.




Fue entonces cuando pude disfrutar de la sorprendente observación de la que fui testigo directo. Se trataba de un bando enorme de varios cientos de los bellísimos pinzones reales que se desplazaban volando por encima de mi posición.




Realizar fotografías de improviso a un grupo de pajarillos tan numeroso en pleno vuelo realizando continuos quiebros, no resulta nada, pero nada fácil, al menos para mí, ya que si no te quieres perder esas imágenes tienes que enfocar, encuadrar y seleccionar parámetros (ISO, apertura, velocidad etc) sobre la marcha ya que es muy probable que no los pilles tan cerca una siguiente vez.




No obstante, y aunque son francamente mejorables, no me quejo de los resultados obtenidos ya que lo realmente importante era documentar esa irrupción tan numerosa de pinzones reales.




Una verdadera pasada ver a esos bellos pajarillos con su conspicuo color de plumaje que podía apreciarse mejor cuando incidía sobre el la luz del atardecer.




Tras realizar varias pasadas muy rápidas sobre mi posición emitiendo unos armoniosos piidos, el grupo decidió posarse en tierra.




Parte de ellos lo hicieron en algunos escasos arbustos próximos a las parcelas de rastrojeras de maíz, llegando a copar casi todas las ramas.




Como se puede observar en las imágenes, había decenas y decenas de ellos en cada uno de esos arbustos. ¡Todo un espectáculo digno de observar y difícil de olvidar!




Otra parte de ese gran bando se posó directamente en el campo de rastrojos de maíz, donde resultaba más difícil localizarlos y enfocarlos.




En estos últimos casos los aterrizajes en el campo permitían a duras penas apreciar la belleza del plumaje de las alas extendidas de éstos pajarillos.




Allí posados se alimentaban de pequeños restos de granos de maíz que habían quedado en el suelo tras la recogida mecánica de las mazorcas.




Una alimentación que cada poco tiempo se veía interrumpida ya que esas agrupaciones de pájaros son sumamente inquietas y al mínimo estímulo de uno de sus componentes, todos en grupo iniciaba el vuelo.




Tras dar varias vueltas por la zona, el bando volvía a sedimentarse en lugares similares a los anteriores.




Ese mismo día y sucesivos pude apreciar otros bandos menos numerosos a lo largo de diversas zonas de esa campiña de la rasa costera del concejo de Gozón (Cabo negro y Verdicio).




En los días sucesivos en los que la meteorología mejoró ostensiblemente, me pude dedicar a obtener fotografías más detalladas de ésta especie que, al no ir desplazándose en grandes bandos, su comportamiento era más tranquilo.




La mayor parte de ellos eran ejemplares hembras y juveniles, aunque también había machos adultos luciendo su plumaje de otoño/invierno.




La llegada masiva de algunas aves en el transcurso de sus migraciones se conoce por irrupciones y ocurre en determinados años debido a diversas causas que en la mayoría de los casos tienen que ver con el descenso de sus fuentes de alimentación que les obliga a recorrer mayores distancias de las que habitualmente realizan durante su invernada.




Es precisamente en esos años cuando los podemos localizar por aquí una zona mucho más al sur de sus áreas de invernada habitual y en unas cantidades mucho más grandes de lo normal.




Entre los paseriformes, las aves irruptivas suelen ser pájaros comedores de bayas o semillas, tal es el caso de los fringílidos, en el que protagonizan irrupciones diversas especies: jilgueros, pinzones vulgares, verderones, piquituertos, lúganos… pero sin duda, una de las más llamativas es el Pinzón real (Fringilla montifrigilla) que, afortunadamente, esta temporada se está observando en números mayores de lo normal por Asturias.




Durante la época reproductiva el Pinzón real acostumbra a tener su hábitat en los bosques boreales del norte de Europa y Asia, mientras que en España (otoño/invierno) se les suele observar más abundantemente en lugares de montaña de la mitad norte peninsular (pinares, hayedos o prados alpinos), donde incluso en ocasiones se les puede ver en gran número agrupándose en dormideros. También se les puede encontrar, en menor número y formando bandos mixtos, en zonas costeras, ocupando como en esta ocasión, zonas de barbechos, rastrojeras de maíz, dehesas, e incluso en parques y jardines.




A la vista de lo que he comentado anteriormente, no es de extrañar la denominación científica de esta especie de fringílido como “Fringilla montifringilla”, cuya etimología proviene del término latino “mons-ntis”: monte, montaña y “fringilla-ae”.




Tienen un tamaño relativamente pequeño, ligeramente mayor que el Pinzón vulgar, con unos 14-16 cm de longitud, una envergadura que pueden alcanzar los 24-26 cm y un peso que ronda los 28 gr. Su longevidad puede ser de hasta cinco años. Como a continuación veremos, en esta especie existe un claro dimorfismo sexual.




En el caso de los machos lucen su plumaje más llamativo en la época reproductiva (primavera/verano), en la que presentan la parte superior del dorso de color negro brillante que contrasta notablemente con el obispillo de color blanco.




Llama poderosamente la atención el color naranja pálido de la garganta y el pecho, así como de los flancos, aunque estos últimos presentan un moteado grande de color marrón.




Las partes inferiores, vientre y zona caudal son de color blanco.




En cuanto a sus alas, decir que son cortas, anchas y que tienen también un color naranja pálido en la zona de los hombros. En las coberteras mayores destacan notablemente dos franjas, una blanca y otra negra.




Por su parte las plumas primarias son de color pardo negruzco con los bordes amarillentos y presentan una estrecha franja blanca en su base. Por último, decir que las plumas secundarias son de color pardo negruzco con los bordes de color naranja pálido.




Muy llamativo también es el color negro brillante de la cabeza, que en situaciones de peligro, puede llegar a erizar las plumas de la parte anterior del píleo.




Su pico es cónico y puntiagudo, siendo en esta época reproductiva de color negro.


Los ojos son pequeños, con el iris de color marrón oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular de color negruzco.




La cola es larga, está ligeramente bifurcada y es de color de color pardo negruzco con los bordes de las plumas blanquecinos. Este es uno de los caracteres diferenciales con el Pinzón vulgar, el cual tiene las plumas externas de la cola blancas.




Las patas son medianamente largas y de color parduzco.




En la época actual (otoño/invierno) los machos tienen el dorso de color parduzco con unos curiosos dibujos en forma de escamas de color marrón.




La cabeza en esta época se torna de un color pardo negruzco más pálido y además está moteada de color marrón.



A diferencia con la época reproductiva (color negro), en esta el pico se vuelve amarillento con la punta negruzca.




Los machos jóvenes tienen las coberteras pequeñas moteadas de negro y márgenes pálidos más anchos en partes superiores.




A diferencia de los machos, las hembras por la parte superior son de color pardo grisáceo oscuro y aspecto escamoso, ya que las plumas de la espalda están bordeadas de color blanquecino.




Tanto la garganta como el pecho son de color blanquecino con tintes anaranjados (mucho más pálido que el de los machos), al igual que los flancos que también tienen un moteado marrón pero de un tamaño más pequeño.




El píleo es de color pardo grisáceo y algo escamoso.




La cara es de color ocráceo con una zona grisácea en la parte inferior trasera que se extiende por la parte lateral y posterior del cuello.




El pico es de color pardo amarillento con la punta negruzca.




Las partes inferiores, vientre y zona caudal, son de color blanco.




Su hábitat invernal es el hayedo, donde aprovechan las semillas de sus frutos, los hayucos, lo que se traduce en un factor condicionante de su presencia.




Sin embargo, también se les puede localizar en otras zonas, siempre en número más escaso, y normalmente asociado a otras aves granívoras, como pinzones vulgares, verderones, pardillos o jilgueros.




El Pinzón real se distribuye por el norte de Europa y de Asia y la población es completamente migradora, desplazándose al sur en busca de alimento. Se alimentan de semillas, hayucos, frutas y bayas. Durante el verano también comen insectos y sus larvas.


En esa temporada invernal, dependiendo del clima, del éxito reproductor del año y de la disponibilidad de alimento, se extiende en mayor o menor número por casi toda Europa, llegando hasta los países más meridionales e incluso el norte de África.




En el caso del Pinzón real se han descrito ocasionalmente desplazamientos masivos (irrupciones) y en lugares bastante más al sur de su área de invernada normal, que al parecer tienen que ver no solo con la bondad climática de sus lugares de reproducción, sino también con la producción de semillas de los árboles.




Al igual que ocurre en nuestro entorno con los manzanos, existen otros tipos de árboles productores de frutos o semillas, que tras un buen año de producción, pueden entrar en reposo y producir muy poco durante el año siguiente. Ese año las aves habrán tenido un gran éxito reproductor y, por tanto, habrá muchos ejemplares nuevos que deberán buscar alimento el año siguiente. Al año siguiente, si los recursos escasean en el área de reproducción habitual, no les quedará más remedio que explorar otros territorios a los que se pueden dirigir e irrumpir en ellos en masa.




En nuestro país, aunque habitual, es una especie poco abundante que se ve mayormente durante el otoño/invierno, fundamentalmente en algunas zonas del norte (Norte de la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos) y habitualmente formando bandos mixtos junto a otros fringílidos (pinzones vulgares, verderones serranos, lúganos, etc.). Su llegada suele ser entre los meses de octubre y noviembre, y desaparecen en febrero o marzo. En Asturias es invernante regular en los hayedos y tan solo ocasional en la costa.


Su periodo reproductivo abarca entre los meses de mayo y junio. Acostumbran a situar el nido en las ramas de los árboles (pinos, abedules o píceas) o arbustos, utilizando para su elaboración pajas y fibras vegetales que amoldan en forma de cuenco y que después lo tapizan con líquenes, musgos, pelos y alguna pluma. La puesta se compone de 4-9 huevos, habitualmente 6-7. La incubación, llevada a cabo sólo por la hembra, dura 12 días aproximadamente. Las crías abandonan el nido cuando tienen unos 15 días de edad.




El Pinzón real en España no es una especie muy frecuente y que presente especiales problemas de conservación. Al aparecer a menudo mezclada en bandos con otras especies de fringílidos podrían afectarle las mismas amenazas que al resto de congéneres. En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas aparece como “De interés especial”.

2 comentarios:

  1. Interesantísima información la que aportas relativa a este bellísimo paseriforme y todo un lujo haber podido ser testigo en primera persona de esas observaciones tan numerosas que has documentado con unas fotografías estupendas. Enhorabuena José Ignacio. Un abrazo

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    1. Pues una vez más, muchas gracias por tu amable comentario. Saludos cordiales.

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