lunes, 10 de mayo de 2021

Mi primer paseo primaveral por la alta montaña (Parte 1). Gorrión chillón (Petronia petronia). Avión común (Delichon urbicum). Roquero rojo (Montícola saxatilis).

El pasado jueves seis de mayo tuve la oportunidad de escaparme durante unas horas a dar un paseo por uno de mis lugares favoritos para pajarear y disfrutar de unos paisajes preciosos. Me estoy refiriendo a ese entorno maravilloso del P. N. Las Ubiñas-La Mesa (Principado de Asturias) al que, siempre que me es posible, intento escapar y en donde se pueden observar algunas aves que difícilmente podemos observar a nivel de la costa por donde habitualmente salgo a pajarear.


Carretera de acceso al puerto de La Cubilla o El Palo (1.683 msnm)

Imagen desde La Almagrera con la vista de Tuiza de Abajo y Rospaso.

Era una mañana de sol y nubes pero con frecuentes ráfagas de un viento frío que dificultaba en cierta medida el poder observar y fotografiar aves, no obstante, y como viene siendo habitual cuando acudo a esos lares, disfrute del maravilloso paisaje (Parque Natural. Reserva de la Biosfera) y de alguna que otra especie que ahora os paso a describir.




La primera de ellas la encontré, como viene siendo habitual, en la parte leonesa del Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, en lo alto del Puerto de la Cubilla (1.689 msnm), también conocido como Puerto Pinos, Puerto de Mieres o Alto del Palo, concretamente cerca de lo que antiguamente era el bar y casa de comidas “Casa Mieres”.




Aquí quiero hacer un inciso para explicar a aquellos lectores que no la conozcan, la curiosa e interesante historia de estos territorios (unas 1.000 hectáreas en el puerto de Pinos) originariamente leoneses (término municipal de San Emiliano), ya que allá por 1926, el ayuntamiento de la localidad asturiana de Mieres, tuvo la oportunidad de adquirirlos en una subasta pública, por la nada desdeñable cantidad para aquella época, de 415.600 pesetas.




La finalidad de esa importante inversión era que el ganado de la zona pudiera pastar durante la temporada estival en la montaña, ya que los tribunales de justicia habían cerrado la posibilidad de pudieran hacerlo en los montes de Lena y en los del concejo del Caudal.




Es decir, estamos hablando de que desde entonces hasta la actualidad, se trata de unos pastos propiedad del ayuntamiento de Mieres, que se encuentran asentados en territorios fuera de su ámbito municipal, ubicados en la provincia de León (Comunidad de Castilla y León), eso sí, con la condición de que los ganaderos de los pueblos leoneses colindantes, puedan seguir llevando sus ganados a pastar en esa zona (Monte Pinos).




Era primera hora de la mañana cuando llegue a esa zona y tras aparcar el coche y echar un vistazo a ese precioso entorno, pude observar cómo había dos ejemplares de Gorrión chillón (Petronia petronia) que desde el tejado del edificio de Casa Mieres, emitían reiteradamente sus chirriantes reclamos (de ahí lo de chillón).




Más adelante pude fotografiar a otros ejemplares de esa especie en los alrededores de la casa.




Como podréis comprobar en las imágenes, el Gorrión chillón guarda un gran parecido con las hembras del Gorrión común y curiosamente, aunque su denominación común sea la de gorrión, realmente no pertenece al género de los gorriones (Passeridae) como el resto de ellos: Gorrión común (Paser domesticus), Gorrión molinero (Passer montanus), Gorrión moruno (Passer hispaniolensis) y de hecho, cuando se encuentran en el suelo no adoptan la postura erguida sacudiendo la cola y desplazándose a brincos, característica de ellos, cosa que no realiza el Gorrión chillón que en el suelo anda como los escribanos. Tampoco tiene la familiaridad de los otros gorriones hacia el hombre y es muy desconfiado, sobre todo en la época de cría, ocultándose silenciosamente al ser descubierto. En otoño e invierno es menos huraño.




Algo parecido le ocurre al Gorrión alpino o Gorrión nival (Montifringilla nivalis) que es el tal vez el pariente más cercano al Gorrión Chillón que anteriormente se le denominaba como “Fringilla petronia”.




El significado etimológico de su denominación científica (Petronia petronia) sería el de un ave relacionada con las rocas, piedras o montañas, ya que proviene del término latino “petronius-a-um”: de las rocas o las montañas (de “petra-ae”: roca, peñasco, peña + sufijo –onius/-neus/-eus. Esa denominación científica le cuadra perfectamente ya que es un pájaro de las piedras, de los roquedos agrietados, las viejas casas y los castillos en ruinas.




Como comentaba anteriormente, el Gorrión Chillón guarda un gran parecido con las hembras del Gorrión común, aunque sus principales características diferenciales tal vez sean la presencia en la cabeza de una gran ceja bastante contrastada de color crema que se inicia encima del ojo y llega hasta la nuca. Por debajo de ella hay una gruesa lista ocular que nace detrás del ojo, llega hasta la nuca y es de un color pardo algo más oscuro que el del resto de la cara, además tienen una mancha de color marrón oscuro en la zona de las auriculares.




El píleo es de color pardo oscuro con una gruesa lista pileal media de color crema, además sus plumas se pueden erizar a modo de cresta.




Otra característica significativa es la presencia de una gran mancha amarilla bajo la garganta de color cremoso que a menudo permanece oculta o poco visible.




La cola es medianamente larga y está algo bifurcada; por la parte superior es de color pardo oscuro con los bordes pálidos y con una mancha blanca en el extremo de las rectrices centrales que resultan bien visibles en vuelo. 




La cola por la parte inferior es de color cremoso con unas gruesas franjas transversales de color marrón oscuro. Las patas son cortas y de color carne o rosáceo anaranjado.




No existe dimorfismo sexual en esta especie. 





Los jóvenes son muy similares a los adultos pero su coloración es algo más pálida. Se diferencian de estos por carecer de la mancha amarilla en la garganta. 




Asimismo, el dibujo de la cara presenta en ellos un aspecto poco definido.




Unas imágenes diferentes de los siempre bellos caballos que habitualmente podemos ver pastar por la zona.




En aquel mismo lugar (Casa Mieres) encontré, como también viene siendo habitual allí, una buena colonia de Avión común (Delichon urbicum) que desde las primeras horas del día se dedicaban afanosamente en la construcción de sus nidos.




Durante el periodo de cría se agrupan en colonias, a veces muy numerosas, lo que les proporciona más seguridad, ya que en grupo pueden plantar cara a los depredadores que asedian sus nidos. Un avión dará la voz de alarma e instantáneamente todos se reúnen para perseguir y atacar al intruso hasta expulsarlo de la colonia.




Todo un espectáculo poder observar de cerca la eficiente manera de sus característicos nidos que acostumbran a ubicar debajo de un plano horizontal al que usan como sostén y que encuentran bajo aleros de los tejados, galerías, terrazas o, corredores de los edificios que se sitúan tanto del medio rural como en pleno corazón de las ciudades. También los sitúan en el interior de cobertizos y almacenes, presas, puentes, cuevas, salientes rocosos y acantilados. Normalmente anidan durante años en el mismo lugar limitándose a reparar el antiguo nido.
 



El nido, construido minuciosamente por ambos sexos en unos 10 días, consiste en una especie cuenco muy cerrado y con un estrecho espacio abierto en su parte superior que sirve de entrada. Para su elaboración utilizan el barro que recogen con sus picos y que posteriormente adhieren a una pared moldeándolo en pequeñas bolas que van uniendo junto a hierbas y pequeñas raíces. Suelen tapizar su interior con plumas y hierba seca.




El Avión común pertenece a un selecto grupo de tres aves insectívoras estivales que cubren nuestros cielos en primavera y verano; me estoy refiriendo al grupo de los vencejos, los aviones y las golondrinas, aunque con el que más emparentado está es con las golondrinas con las que comparten la familia "Hirundinidae".




El Avión común es un ave de pequeño tamaño, que mide unos 14 cm de longitud y que puede alcanzar los 28 cm de envergadura. Su peso puede llegar a los 18 gramos. No existe dimorfismo sexual en esta especie. Puede vivir al menos 14 años.




Tienen las partes superiores de color negro azulado brillante (píleo, manto y escapulares), a excepción del obispillo que es de color blanco puro. El pecho y el vientre son de color blanco y los límites entre los colores de las partes superiores e inferiores son muy netos.




Las alas son largas, puntiagudas y de color pardo negruzco (blancas por la parte inferior).




La cabeza es de color negro, excepto el tercio inferior de la cara que es blanca. La garganta también es blanca pero al principio de la primavera adquiere tintes parduzcos.




El pico es de color negro, corto, ancho, aplanado y con la boca muy ancha.




Los ojos son grandes, de color marrón muy oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular ligeramente blanquecino.




La cola es corta, más bien escotada que ahorquillada y de color negro, tanto por la parte superior como por la inferior. Las patas son muy cortas, de color rosáceo y están cubiertas de finas plumas blancas.




Es habitual verlos posados en el suelo alrededor de charcas y balsas de agua estancada y tanto en solitario como en grupos más o menos numerosos. Lo hacen tanto para beber agua, como para recoger barro para construir los nidos o incluso para comer pequeños insectos que se concentran allí.




Su alimentación es fundamentalmente a base de insectos voladores, principalmente dípteros (moscas y mosquitos) y áfidos (pulgones), lo que los convierte en unos excelentes aliados del ser humano en los meses de verano (insecticidas biológicos). Cazan los insectos al vuelo realizando grandes acrobacias y normalmente lo hacen en grupos.




Desde hace tiempo se ha observado que acuden mucho más a las ciudades y en éstas se llegan a congregar grupos más numerosos que en el campo. Al parecer, esto se debe a la contaminación lumínica que hay en nuestras ciudades, la cual atrae a muchísimos insectos.




Aunque no es una especie muy amenazada, entre los principales problemas que le afectan hay que destacar a el uso indiscriminado de plaguicidas, la eliminación deliberada de nidos con la excusa de que ensucian edificios, la contaminación atmosférica urbana, así como la dificultad para nidificar en ciudades por las nuevas técnicas de construcción y la escasez de lugares donde encontrar barro para el nido. Se encuentra entre las especies registradas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.




Ya para terminar ésta entrada, el tercer protagonista no es otro que el Roquero rojo (Montícola saxatilis) al que me gusta denominar como “nuestro pájaro alpino más colorido” le pude localizar al final de la mañana, ya en territorio asturiano, cuando me encontraba de retirada y tan sólo pude obtener de él unas pocas fotografías testimoniales, pero que para cualquier aficionado a la fotografía y observación de aves, siempre son muy demandadas.
 



Se trata de un bello ejemplar macho que se desplazaba de una roca a otra en una zona un tanto escabrosa como para intentar una mayor aproximación y aún menos sin disponer del suficiente tiempo.




Al verle aparecer con su llamativo plumaje de color azul y rojo anaranjado que produce un gran contraste sobre el blanco gris de sus habituales oteaderos rocosos calizos, te hace pensar que estás ante una especie de pájaro más propio de ambientes tropicales.




De carácter bastante tímido, esquivo y solitario, es muy terrestre y se mueve saltando entre las piedras. No suele permitir el acercamiento y huye a la menor alarma para ocultarse entre las rocas.

4 comentarios:

  1. Prometen ser muy interesantes las siguientes partes de esta preciosa excursión. Ya nos ha hecho abrir boca...(curiosa historia la de los pastos). Un saludo.

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    1. Muchas gracias. Te agradezco tú amable comentario como siempre. Saludos.

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    1. Muchas gracias Jose. Valoro mucho tú cualificada opinión. Saludos y espero que la segunda parte también te guste.

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