martes, 17 de septiembre de 2019

Mi particular book de una preciosa rapaz. Culebrera europea (Circaetus gallicus). Águila blanca.

Esta nueva entrada a mi blog voy a dedicársela casi enteramente a la serie fotográfica que recientemente tuve la fortuna de poderle realizar a un ejemplar joven de Águila culebrera, o como formalmente se la conoce en la actualidad, a una Culebrera europea (Circaetus gallicus). 




Como la mayoría de vosotros ya sabéis, se trata de una preciosa especie de ave rapaz de tamaño grande,  por la que he de reconocer, tengo una especial predilección, ya que considero que se trata de una de las más bellas aves rapaces de la que, especialmente en primavera/verano, podemos disfrutar en nuestro país. 




Aunque pensándolo bien, me resulta sumamente difícil realizar esa especie de ranking de belleza del amplio abanico de aves rapaces de las que habitualmente podemos disfrutar en España. Digo esto porque, qué decir de la belleza de águilas como la perdicera o la real, por no ir más lejos, en lo que a grandes águilas se refiere. Eso sin entrar en el capítulo de otras especies de aves rapaces cuya belleza y características peculiares me parecen simplemente espectaculares, como es el caso del Azor o Gavilán común, o el mismísimo Milano real por citar alguna del las de tamaño mediano. En fin, que resulta sumamente difícil encontrar un ave rapaz, sea del tamaño que sea, que no destaque por su especial belleza o características especiales. 




Pero hoy toca publicar una, para mí, estupenda serie de fotografías que este bello ejemplar joven de Culebrera europea me permitió realizarle este verano en una de las visitas relámpago o de paso que pude realizar a finales del mes de julio a la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora) aprovechando mi desplazamiento a la comunidad de Madrid. 




Como podéis apreciar en las fotografías, se encontraba posada en lo más alto de una torreta eléctrica oteando continuamente los alrededores para detectar el más mínimo movimiento de alguna potencial presa que llevarse al pico. 




Se trata de una torreta eléctrica que no defrauda y en la que, curiosamente, ya pude fotografiar a esta misma especie hace unos años (enlace). También en ella he podido fotografiar a alguna otra especie de ave rapaz, como es el caso del Milano real o del Aguilucho lagunero occidental. Éste último un habitual de esa percha que al poco de marcharse la protagonista de esta entrada, tuvo a bien ocupar su lugar y permitirme realizarle una nueva serie de fotografías posado. 




A todo esto, comentar que la inmensa mayoría de las fotos las pude tomar desde el interior de mi coche (“hidecar”) lo cual, como cualquier aficionado a la fotografía de la naturaleza sabe, es todo un privilegio poder realizar. Tal vez fuera debido a esa especie de camuflaje, que supone estar dentro de un turismo, o a la juventud de ese ejemplar en particular, pero el caso es que, poco a poco, me permitió ir acercándome a su posición sin inmutarse lo más mínimo, hasta que, transcurrido un buen rato y a la vista de que no encontraba nada que llevarse al pico, decidió darse una vuelta por los alrededores, lo cual también me permitió poderle tomar alguna que otra fotografía en vuelo, para así poder rematar la sesión fotográfica. 




La verdad es que la mayoría de mis anteriores experiencias, en lo que a encuentros se refiere con esta bella rapaz, han sido la inmensa mayoría observándola en vuelo, y las pocas que he podido fotografiar posadas, han sido a bastante distancia, por lo que en mi experiencia se refiere, se trata de una rapaz bastante esquiva y desconfiada lo cual, como es lógico, dificulta bastante poderla fotografiar posada. 




Lo que sí que puedo asegurar es que verla posada tranquilamente a baja altura y poder apreciar el inconfundible color blanco moteado de sus partes inferiores y sus grandes ojos amarillos situados en posición central, emociona bastante, pues el contraste de su figura sobre un bonito fondo de cielo azul, es todo un espectáculo. 




Particularmente a mí me cautivan esos grandes y redondeados ojos situados en una posición muy central y de un llamativo color amarillo claro brillante, como es el caso de los ejemplares jóvenes, y que en los adultos adoptan una coloración más amarillo anaranjado. 




Unos bonitos ojos que en cierta manera, llegan a recordar a los de alguna rapaz nocturna como es el caso de los mochuelos o de los búhos. 




Además de ese encuentro con ese ejemplar joven, a principios del mes de julio tuve la oportunidad de poder fotografiar otro ejemplar en el Principado de Asturias, concretamente en el parque natural de Las Ubiñas-La Mesa, donde me sobrevoló un ejemplar adulto al que pude realizar alguna que otra fotografía que ahora comparto. 




Viendo volar a esta rapaz enseguida te puedes apreciar el gran dominio del vuelo que tiene, sobre manera cuando la observas maniobrar moviendo suavemente las alas y realizando pequeños giros de su larga cola para cambiar de dirección, o cuando, a pesar de su gran tamaño, permanece inmóvil en un mismo punto durante un largo rato, observando la presencia de alguna potencial presa y cerniéndose como si de un cernícalo se tratara. 




Se trata de un vuelo potente y majestuoso en el que con frecuencia se las puede apreciar dejando las patas colgando, abriendo la cola y doblando la cabeza hacia abajo como tratando de descubrir en el suelo alguna presa. 




La Culebrera europea (Circaetus gallicus) es una especie de ave accipitriforme, perteneciente al género Circaetus, especie Gallicus (anteriormente se la conocía como “Falco gallicus”) toma el significado etimológico de su denominación genérica (Circaetus), del término griego κίρκος-ου: halcón, aguilucho + ἀετός-οῦ: águila, en clara referencia a la mezcla de sus habilidades, ya que vuela como un águila (-aetus), pero con excelentes y pausados planeos de aguilucho halcón (circus). La denominación de la especie, procede del término latino gallicus-a-um: de los galos, gálico, galo, de Francia, debido a que para su denominación científica (Gmelin, 1788) se tomó como referencia a un ejemplar procedente de Francia, aunque no sea exclusivo de allí, sino que, como luego veremos, su distribución es por todo Europa. Es decir, estamos ante una “especie de halcón o aguilucho mezclado con águila que está relacionado con la Galia (Francia)”. 




Estamos ante un ave rapaz de considerable tamaño ya que miden entre 62 y 69 cm de longitud y tienen una envergadura que puede alcanzar los 1,75 metros. Su peso puede llegar a los 2,3 Kg en las hembras y algo menos en los machos. En estado natural puede alcanzar los 17 años de edad. No existe dimorfismo sexual en esta especie, excepto que las hembras son ligeramente más grandes que los machos. 




En cuanto a su descripción, decir que su plumaje por la parte dorsal es de colores marrones más o menos oscuros con algún tinte grisáceo y por la región ventral tiene la garganta y la parte superior del pecho de pardo oscuro, mientras que la parte inferior del pecho y el abdomen son blancos barrados o moteados de pardo. La zona caudal es blanca. 




Se pueden dar otras variaciones de plumaje en las que el marrón del pecho es muy oscuro, achocolatado y con un profuso rayado en la parte inferior de las alas, lo que puede llevar a confundirlas con el Abejero europeo (Pernis apivorus). Otras, que son menos comunes, tienen la cabeza blanca y las partes inferiores sin apenas moteado marrón, conservando, sin embargo, las negras primarias. 




Sus largas y anchas alas son por la parte inferior blanquecinas con un rayado marrón oscuro en la parte posterior y con un punteado longitudinal en la parte anterior. Las plumas primarias son de color negro y las secundarias marrones. 




La cabeza es voluminosa y al igual que la cara, habitualmente son de color marrón, aunque hay individuos que la pueden tener blanca. 




El pico es corto pero robusto, está curvado hacia abajo y es muy ganchudo; es de color negro en su extremo y algo azulado en la base. La cera del pico es de color gris claro. 




Los ojos son muy grandes y brillantes, tienen una disposición muy frontal lo cual les proporcionan una visión binocular muy precisa, incluso comparada con la de otras águilas. Son de color amarillo anaranjado con una gran pupila negra. 




La cola es larga y tiene el extremo recto. Por la parte superior tiene tres gruesas franjas horizontales de color marrón oscuro, algunas manchas blancas y la punta de las plumas de color blanco. Por la parte inferior es blanquecina y también tiene las tres barras horizontales marrones, siendo la terminal considerablemente más ancha. 




Tienen las patas de color gris claro con la mitad superior de sus cortos tarsos cubiertos por unas coriáceas escamas hexagonales que les protegen contra las mordeduras de los ofidios, haciendo las veces de los guantes de malla de un carnicero. Los dedos son bastante pequeños pero robustos y están dotados de unas cortas uñas de color negro, que en comparación con las de otras rapaces, están poco afiladas.




Los jóvenes tienen en general una tonalidad de colores mucho más pálida que los adultos. Están menos barrados en las regiones ventrales, y las bandas de las secundarias y la cola resultan en ellos menos patentes. En el dorso lo tienen de color más oscuro que los adultos que contrasta con el color casi negro de las rémiges. 




La nuca es algo más blanca que los adultos y el pecho y la garganta lo tienen con tonos marrones rojizos pálidos, mientras que el vientre y el abdomen son blancos con tintes marrones. Las alas de los jóvenes son más estrechas que las de los adultos. Los ojos son amarillos (anaranjados en los adultos), muy brillantes. Este plumaje llega a ser como el de los adultos al alcanzar los dieciocho meses de vida. 




Fundamentalmente durante el periodo reproductivo se les puede escuchar su reclamo un tanto lastimero a modo de un grito vocinglero y nasal semejante al del Busardo ratonero. El resto del año acostumbra a ser un ave bastante silenciosa. 



Se distribuyen por toda Eurasia, sobre todo por la parte más meridional (Francia, la Península Balcánica, la Europa del Este) y por el norte y noreste de África (cordillera del Atlas). Las culebreras que se reproducen en Europa se comportan como aves estrictamente migratorias, sin embargo, los ejemplares que habitan el centro y sur de África son sedentarios pues pueden encontrar alimento allí durante todo el año. También viven en las estepas del centro y sur de Asia, hasta más allá de la India. 



En la Península Ibérica se encuentran las mejores poblaciones del continente y son habituales durante el período estival llegando a lo largo del mes de marzo o abril, cuando la temperatura se hace más cálida y los ofidios (culebras y víboras) abandonan su letargo invernal. En septiembre o primeros de octubre emigran hasta África para pasar allí el invierno, aunque raros individuos invernan en localidades favorables del sur. Como especie reproductora en nuestro país se distribuye con bastante amplitud por casi todo su territorio con la excepción de las islas (Baleares y Canarias) y Ceuta y Melilla. Las mejores poblaciones parecen encontrarse en las sierras mediterráneas de Cataluña y Levante, en el Sistema Ibérico, el Pirineo y el Prepirineo, el Sistema Central, las serranías béticas, penibéticas y subbéticas, Sierra Morena, los Montes de Toledo y en la provincia de Cáceres. Es menos frecuente en zonas muy deforestadas como ocurre en ambas mesetas, el valle del Guadalquivir y la zona del sureste más árido. También es menos habitual en la mayor parte de Galicia y en la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica (no así en la sur, donde alcanza buenas densidades). 




Sus hábitats preferidos se encuentran en los campos abiertos, eriales, laderas de montañas con arbustos y monte bajo, siempre que existan árboles diseminados. Rara vez se la puede observar en un espeso bosque, donde su oportunidad de caza es mínima, pues los reptiles se exponen solamente en lugares soleados. Como zonas para reproducirse prefieren los ámbitos de bosque mediterráneo en general: encinares, alcornocales y dehesas, así como también, pinares de montaña, castañares o robledales, desde el nivel del mar hasta los 1.400 m de altitud. Tras la emigración, la Culebrera europea tiene una gran fidelidad a ocupar cada año los mismos territorios del año anterior. 




Como claramente indica su nombre común, la Culebrera europea es la única rapaz europea especializada en cazar ofidios y otros reptiles, pero también pueden cazar aves pequeñas, lagartos, anfibios, pequeños mamíferos e incluso gusanos, caracoles o insectos. 




La mayoría de las capturas de presas las efectúan como consecuencia de planeos a no mucha altura para lo que es necesario poseer una gran agudeza visual. Cuando cazan serpientes realizan una especie baile a su alrededor a la vez que baten sus alas para golpearlas hasta aturdirlas, finalmente las enganchan por la nuca con sus cortas garras e intentan reducirla en el suelo destrozando a picotazos su cabeza, para matarlas antes de volar con ellas. En el caso de ser de pequeño tamaño, las coge vivas, volando luego con ellas hasta un posadero, donde las devora en un momento y siempre empezando por la cabeza. 




El periodo de reproducción lo llevan a cabo ente los meses de mayo a junio. Ambos miembros de la pareja se dedican a construir los nidos en la parte superior los árboles o arbustos, aunque a veces se limitan a la reparación de los utilizados en temporadas anteriores o los nidos de otras aves mucho más pequeñas que ellas. Para su construcción utilizan ramas de diferente grosor que van acumulando hasta completar un nido en forma de copa, forrada de hojas verdes o acículas de pino y de unos 50-100 cm de diámetro por 20- 30 centímetros de altura, por lo que resultan bastante pequeños para sus inquilinos. 




Curiosamente, esta especie pone un solo huevo y una sola pollada por año. El huevo es de color blanco, de gran tamaño y de forma casi esférica y es incubado por ambos sexos durante 40-45 días. El único pollo es atendido por los dos padres. Las crías abandonan el nido cuando tienen unos 70-75 días de edad. 




Las principales amenazas citadas para esta especie tienen que ver con la falta de presas por la disminución de las poblaciones de reptiles en zonas agrícolas, circunstancia que ha provocado en el pasado reciente la desaparición o la escasez de la culebrera en extensas regiones de Europa. Otros factores que las afectan son la destrucción o alteración de los hábitats de cría y de alimentación o los incendios forestales, que, además de arrasar las zonas de reproducción, suelen sorprender a muchos pollos, todavía incapaces de volar, en los nidos. Son amenazas importantes, también, las bajas causadas por la caza ilegal (particularmente a lo largo de la media veda), las muertes por electrocución, el choque con tendidos eléctricos o con molinos de viento y el ocasional expolio de nidos por parte de coleccionistas sin ningún escrúpulo. También están los problemas de la caza furtiva y el expolio de nidos por parte de coleccionistas sin ningún escrúpulo. 




Sus únicos enemigos naturales son los depredadores de sus huevos y pollos, como el Cuervo, el Pigargo europeo y el Milano negro y el real; sólo el Búho real se ha citado como depredador de una Culebrera europea adulta. La Culebrera europea se incluye en el Libro Rojo de las aves de España dentro de la categoría de “Preocupación menor” y aparece calificada como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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