jueves, 1 de agosto de 2019

Ante las olas de calor, las autoridades veterinarias recomiendan beber abundante agua y refrescarse a menudo (Parte II y final). Mito (Aegithalos caudatus), Carbonero común (Parus major), Mirlo común (Turdus merula), Gorrión común (Passer domesticus), Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y Pinzón vulgar (Fringilla coelebs).

En esta segunda y última entrada de la serie de fotografías que, en tan sólo unos cuantos minutos de observación, pude realizar en mi reciente visita al Parque Nacional de Monfragüe, quiero presentaros al resto de protagonistas que, poco a poco, fueron desfilando por la fuente del inicio de la senda que partiendo de unos de los extremos del Puente Francés, conduce a la también denominada Fuente del Francés.




Aparte de observar y valorar en su justa medida la gran belleza de esos pájarillos a los que, de alguna manera, estamos acostumbrados a ver en otros entornos más habituales de nuestros lugares de residencia, me parece fundamental que los lectores comprendan la enorme satisfacción que a mí, como observador y fotógrafo de la naturaleza, me produjo ver, en tan poco tiempo, a tan grande y variada cantidad de especies (los de la entrada anterior, seguida inmediatamente por los de ésta) a los que su propia naturaleza les ha enseñado que, en días tan calurosos, es fundamental refrescarse y beber abundantes líquidos.




Había momentos en los que acudían tal cantidad de pájaros a beber agua y a remojarse bañándose en una pequeña charca que se formó a los pies de la mencionada fuente, que me resultaba difícil centrarme en alguno concreto, aunque al final considero que conseguí fotografiar una perspectiva global bastante parecida con la realidad vivida.




Como ya habréis podido averiguar, observando las imágenes anteriores, una de las especies que aparecieron de repente en un pequeño grupo para beber directamente del piloncillo de la fuente, fue el entrañable Mito (Aegithalos caudatus).




Un  pajarillo diminuto de tan solo 12-14 cm de longitud, incluida la cola. Tienen una envergadura de unos 16-19 cm, pero eso sí, con una larguísima cola de  hasta unos 10 cm de longitud que inmediatamente llama la atención del observador, sobre todo cuando la eleva por encima del cuerpo.




Su diminuto tamaño, con la cola tan larga y su carácter sumamente inquieto pero confiado, hacen las delicias de cualquier observador.




No tantas delicias las hacen para los fotógrafos, que nos las vemos y nos las deseamos para poder obtener alguna fotografía de ellos decentemente enfocada, dado el nerviosismo con el que habitualmente se mueven.




La verdad es que si te fijas detenidamente en su diminuto pico, te resulta difícil imaginar cómo se las apañan para conseguir beber algo de agua. Claro qué con ese cuerpecillo, tampoco necesitaran mucha.




Al igual que ocurría con la mayoría del resto de las especies, en el caso del Mito, la mayor parte de los que acudieron a beber agua, eran ejemplares juveniles. Parece como si fueran conscientes de que a esa edades tan tempranas, las necesidades de estar adecuadamente hidratado, fueran mayores que las de los adultos. 




La parte superior de color marrón achocolatado, en vez del grisáceo de los adultos, delataba su juventud, así como el color blanco sucio de sus partes inferiores, en vez de con tintes rosados característico de aquellos.




Otra de las especies que acudieron con un mayor número de ejemplares, fue la del Carbonero común (Parus major), los cuales, en todo momento, demostraron tener verdadera predilección por el baño.




El caso es que inicialmente se comportaron muy tímidamente, aproximándose lentamente, de uno en uno, pero en cuanto el primero se mostró confiado, no tardaron en sumarse el resto de la familia.




La combinación del color amarillento de sus partes ventrales, verde olivaceo de su dorso, junto al gris azulado de las alas y cola y le proporcionan una gran belleza a la que nos ya nos hemos acostumbrado a ver, pero que no por ello es digna de admirar.




De todas las especies que en pocos minutos fueron desfilando por esa fuente y "baño" público, sin duda la que más ejemplares aportó fue la del Mirlo común (Turdus merula).




Aparecieron machos y hembras, pero sobre todo ejemplares jóvenes que parecía tenían una  necesidad imperiosa de beber agua.




Alguno de ellos se mostraba muy desconfiado ante la posibilidad de ser atacado por un Milano negro que rondaba por la zona, al cual no le quitaba ojo, por si las moscas.




Fue precisamente un ejemplar joven el que se dio un buen susto cuando descubrió cerca de su posición del bebedero, a una serpiente que me resultó imposible identificar, pero que le hizo adoptar una posición de alarma que llamaba la atención.




Afortunadamente, la serpiente retorno al interior de la vegetación, la cosa no fue a mayores y todos los componentes de la familia pudieron seguir reponiendo líquidos.




Mientras la mayoría bebían, alguno se dedicaba a darse un baño de sol poniendo a secar su plumaje sin importarle enseñar sus partes más intimas, como es el caso de la glándula uropígea. Una glándula denominada también como "glándula del acicalamiento" que produce una secreción oleosa rica en ceras y ácidos grasos que les proteje de parásitos y les impermeabiliza las plumas, proporcionándoles el característico brillo de su plumaje.




No podía faltar a esta gran convocatoria pajaril, el gran Gorrión común (Passer domesticus) que aunque es sumamente urbanita, no hace ningún asco a ambientes naturales tan maravillosos como lo es el P. N. de Monfragüe.




La Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) estuvo representada por esta bella hembra que quiso compartir la charca con los herrerillos y carboneros.




Mientras ellos se daban un buen remojón, ella se dedicaba a beber agua, pero más tarde sucumbió al deseo y se terminó dándose también un baño.




 Por supuesto que aparte de la bella hembra, también estuvo representada esta especie por un ejemplar macho que, mucho más discreto, se limitó a beber en la fuente.




Y ya para terminar, a modo de despedida de este gran desfile, quiero compartir con vosotros las fotografías que pude realizar al Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), una especie muy abundante y bien distribuida en Europa y en nuestro país. Me imagino que el "apellido" de vulgar quiere hacer referencia a su abundancia, porqué si nos acogemos a otras acepciones de esa misma palabra como son: "que no tiene ningún rasgo o característica original o especial" o la de "que se considera poco refinado o de mal gusto", la denominación no puede estar peor puesta y tan poco ajustada a la realidad. Tan solo hace falta echar una mirada a la belleza y originalidad que en esta época luce el macho, para desechar tal acepción. Más valdría que, en todo caso, se le denominara como Pinzón común, pero vulgar?..




Primero apareció ella luciendo un plumaje mucho más discreto que el del macho, pero en ningún caso exento de belleza, como podréis comprobar en estas fotografías.




Un poco después se animo a acercarse el macho, en el cual destacaban las tonalidades color salmón en su pecho, vientre y mejillas, así como el color gris-azulado de su capirote y nuca, y una llamativa banda blanca en los hombros, presente también en las hembras.




Los machos además en la época nupcial exhiben una característica banda negra en la frente por encima de la mandíbula superior del pico.




En las hembras, por el contrario, como suele ser habitual, predominan los tonos pardos mucho más discretos, pero que le proporcionan una elegancia y sobriedad especial.
  



Al final, y a modo de despedida, decidió unirse la pareja para echar unos últimos tragos y permitirnos apreciar mejor la distinta y singular belleza de ambos sexos.




Y hasta aquí el desfile que me ofrecieron todas estas especies en un entorno, el del P. N. de Monfragüe, en el que la mayoría de las veces andamos buscando especies emblemáticas del mismo y nos olvidamos de observar a esos otros muchos habitantes de él, a los que verlos evolucionar confiados en su ambiente y realizando las tareas cotidianas, proporciona un gran placer y satisfacción, por lo que animo a todos los lectores de esta entrada a que, sobre todo en verano, ante una fuente o una pequeña charca, tengan paciencia, se sitúen en un lugar discreto y seguro, con la seguridad de que al poco rato disfrutaran de ese bello espectáculo que proporcionan esas increíbles criaturas que son los pájaros.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario