domingo, 20 de diciembre de 2015

Un gran buceador que emite aullidos inquietantes y misteriosos. Colimbo grande (Gavia immer). Calón Grande

De las pocas visitas de aves migradora que podemos observar en estos últimos días de este extraño otoño que estamos viviendo, hay una que este año, como en otros anteriores, no nos ha fallado y que afortunadamente nos visita regularmente en esta época invernal y casi en exclusiva, por las costas cantábricas.





Sí, me estoy refiriendo al Colimbo grande (Gavia immer) que en estos días podemos encontrar tanto en la ensenada de Llodero, como por el puerto de Gijón y sobre todo, en los alrededores del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, Vizcaya y en la bahía de A Lanzada de Galicia.





Se trata de un ave experta nadadora y mejor buceadora, que cría en las altas latitudes del hemisferio norte y que en temporada invernal emigran a latitudes más cálidas, llegando algunos individuos hasta las costas del norte de la Península Ibérica.





Digo que es un gran buceador y para ello su cuerpo se ha tenido que adaptar para mejorar esta importante habilidad. Tiene unas grandes patas palmeadas situadas en una posición bastante trasera, lo que a su vez, le hace ser muy torpe para caminar. Además, su estructura ósea también está adaptada, ya que tiene varios huesos macizos (generalmente los huesos de las aves son huecos) que lo hacen más pesado pero que le facilitan el buceo. 





Que es un excelente buceador lo demuestra el hecho de que es capaz de sumergirse hasta unos 50-60 m, aunque habitualmente lo hace hasta una profundidad de unos 10 m, y mantenerse bajo el agua durante varios minutos (media de 30 segundos), recorriendo grandes distancias (entre 20 y 200 m) para capturar peces y otras presas. Además, poseen una excelente visión que les permite ver a sus presas bajo el agua desde una larga distancia.





Para favorecer el buceo pueden aplanar sus plumas para expulsar el aire contenido dentro de su plumaje y así poder sumergirse de forma rápida y bucear más velozmente. Al parecer, una vez por debajo de la superficie del agua, el corazón del Colimbo grande es capaz de ralentizarse para optimizar mejor el consumo de oxígeno.





Sin embargo, aunque el Colimbo grande es muy buen nadador y buceador, a duras penas puede andar en tierra o incluso ponerse de pie debido a que sus grandes patas palmeadas están situadas muy cerca de su cola. En consecuencia, construye su nido en lugares con fácil acceso al agua, así no tiene más que dejarse deslizar para encontrar su elemento favorito. 





A la hora de volar, tampoco los “despegues” y los “aterrizajes” son su fuerte. Como es tan pesado, necesita, al igual que ocurre con los aviones, una gran “pista” para levantar el vuelo. No puede emprender el vuelo cuando está en el suelo, e incluso en el agua está obligado a batir sus alas y correr por el agua un montón de metros antes de lograrlo, de ahí que prefiera vivir en lagos grandes. Cuando aterriza, lo hace a gran velocidad y con las patas hacia atrás, como si se le hubiera trabado el “tren de aterrizaje”, golpeando el agua con su barriga y deslizándose hasta detenerse.





Eso sí, una vez que han conseguido “despegar”, se mueven muy rápido en el aire y lo hacen con sus cuellos estirados y llevando la cabeza en un nivel un poco más bajo que el cuerpo. Pueden llegar a recorrer cientos de kilómetros en las migraciones, habiéndose llegado a registrar vuelos a velocidades de más de 100 Km/h.





Otra característica peculiar del Colimbo grande que es poco conocida, debido a que nosotros solo lo podemos observar en época de invernada, es la de emitir diferentes y singulares sonidos en los lagos y ríos que ocupa durante el periodo de cría, cuando las parejas defienden agresivamente sus territorios. En el periodo invernal, es silencioso.





Su reclamo, que es parecido al aullido de un lobo, es un sonido inquietante y misterioso que pueden oírse a grandes distancias en las solitarias islas septentrionales donde se alimenta y cría. Le sirven para comunicarse con su pareja, sus crías y otros colimbos de la zona.




También emiten una especie de “risa nerviosa” como señal de alarma. Se la ha descrito como “risa maníaca” y es el único sonido que hace mientras vuela.




El llamado “llanto” o “canto tirolés”, es un canto típico de las noches de verano. Es exclusivo de los machos y “parece estar relacionado con la defensa territorial”, según la revista Bird Watch Canada. “Cada macho tiene su propio canto tirolés”, y “cuanto más pesado es el ejemplar, más grave es el tono”. Además, cuando un macho “cambia de territorio, también cambia su canto” y “trata de que difiera lo más posible del canto del residente anterior”, comenta dicha revista.




A la vista de esto, no es de extrañar que el Colimbo grande inspire muchas de las leyendas de los nativos norteamericanos. Algunos de ellos, como los inuit (pueblos esquimales que habitan las regiones árticas de América y Groenlandia), están legalmente autorizados a cazar alrededor de 4.500 ejemplares al año por razones de subsistencia. El Colimbo grande también está considerado como “un animal sagrado”, para muchas antiguas tribus de Estados Unidos.





A modo de curiosidad, comentar que esta hermosa ave acuática, es el icono del estado de Minnesota (Estados Unidos) y es el símbolo del escudo del equipo de futbol, Minnesota United FC, en el que aparece batiendo sus alas sobre una banda azul, que representa el nacimiento del rio Misisipi. También es el icono de Ontario (Canada) y aparece en la moneda de un dólar canadiense que se distribuye ampliamente por América del Norte, Europa y Asia.




El Colimbo grande pertenece al orden de las Gaviiformes, familia Gaviidae y género Gavia, en el que están incluidos; Colimbo grande, Colimbo Chico, Colimbo ártico y el Colimbo de Adams, que es el único que le gana por poco en tamaño.





El Colimbo grande tiene una longitud de unos 70-90 cm, con una envergadura de entre 127-147 cm. El peso puede llegar a los 4,5 Kg. El promedio de vida del colimbo grande en la naturaleza es de 9 años (puede llegar a vivir hasta 20 años). No existe dimorfismo sexual en esta especie, aunque las hembras son ligeramente más pequeñas que los machos. 





Se pueden distinguir en él dos tipos de plumaje claramente diferenciados según la época del año. 





En verano, época reproductiva, luce sus más llamativas y hermosas galas, presentando en la parte anterior y central del dorso, un extenso dibujo de aspecto ajedrezado formado por cuadrados de color blanco separados por líneas negras. La parte posterior es de color negro con hileras de puntos blancos. Los flancos también son de color negro con hileras de puntos blancos. Por la parte inferior son de color blanco.





La cabeza es grande y tiene una característica frente empinada y el píleo plano. El cuello es grueso. Ambos, cabeza y cuello, son de color negro brillante, excepto una pequeña y estrecha línea horizontal de puntos blancos en la garganta y una mancha triangular de color blanco con líneas verticales negras en la parte inferior del cuello.





El pico es más bien largo, es recto, puntiagudo y de color negro.





Los ojos son pequeños y de color rojo intenso.





En el invierno el color del plumaje por la parte superior es de color gris-parduzco oscuro con aspecto escamoso, ya que el centro de las plumas es de color marrón oscuro. Por la parte inferior son de color blancuzco así como la parte inferior de la cara y la garganta.





El grueso cuello no es demasiado largo y es blancuzco con una zona pardo-grisácea oscura en la parte baja de sus lados.





El pico durante el invierno es de color blanco-grisáceo claro, con el culmen y la punta negruzcos.





Los ojos durante el invierno son de color rojizo oscuro.





La cola es corta, ancha y redondeada.





Las patas son cortas, de color grisáceo, tienen los dedos palmeados y están muy retrasadas en el cuerpo.





Los jóvenes tienen el plumaje muy similar al de los adultos durante el invierno, aunque algo más claro con las plumas con bordes de color gris claro, que le dan un aspecto escamado. El pico es de color gris pálido.





El aspecto general de esta ave, es robusto y a distancia tiene un cierto parecido con el juvenil de Cormorán grande. En el agua mantiene la línea de flotación baja, y por eso deja ver una pequeña porción de las partes inferiores blancas, lo que llama la atención. La línea de flotación baja permite distinguir a lo lejos a este y otros colimbos de los cormoranes que la llevan más alta. 





A la hora de sumergirse, el Colimbo grande, a diferencia de los cormoranes, no salta en el agua para darse impulso, sino que se sumerge directamente, tras haberse desplazado nadando lentamente por la superficie del agua, con la cabeza parcialmente sumergida, buscando presas. Otra clara diferencia es aspecto de su cabeza (frente inclinada y píleo plano) y de su pico, que es recto y puntiagudo.





Como otros colimbos (Chico y Ártico) tienen por costumbre sentarse en el agua agitando las alas y haciendo demostraciones de poder y de carácter, enseñando su pecho y la parte inferior de color blanquecino.





Se distribuye por la zona ártica de América del Norte (Groenlandia), Europa noroccidental (Islandia) y Asia. 





Tras el periodo reproductor, abandona la zona de cría y se trasladan a su área de invernada que se extiende por las costas del Pacífico y del Atlántico de Norteamérica y por el sur hasta las costas de las islas Británicas, el noroeste de Francia, el litoral de la Península Ibérica y, de forma excepcional, incluso hasta Marruecos. 


En España, el Colimbo grande es el colimbo más abundante y, aunque en pequeño número, son invernantes habituales. El litoral de Asturias (Ensenada de Llodero y el puerto de Gijón), Cantabria (Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel), Vizcaya y de Galicia (Bahía de A Lanzada), acogen durante el invierno un pequeño contingente de esta especie, que cría en las altas latitudes del hemisferio norte, donde ocupa zonas lacustres en la taiga y la tundra, si bien durante el invierno tiende a frecuentar las costas. Ocasionalmente, también se le puede ver en las costas de Huelva, Cádiz y en la costa mediterránea (Cataluña).

SEO Bird/Life
Su presencia en España se limita a la temporada invernal e inicio de la primavera, desde finales de noviembre hasta finales de mayo, ya que su cría en los países del norte de Europa es más bien tardía.





Su hábitat durante el invierno se encuentra en aguas costeras, preferentemente en zonas resguardadas como son las bahías, las rías, los estuarios e incluso los puertos, más raramente en lagunas del interior. El resto del año se encuentra en grandes y profundos lagos, ríos y lagunas de agua dulce, despejados, ricos en alimento y preferentemente con islas donde poder nidificar, de la tundra, de la taiga y de los bosques boreales.





Se alimenta fundamentalmente de peces, pero también consume moluscos, crustáceos, anfibios y gusanos acuáticos. Los captura buceando hábilmente bajo el agua, utilizando las patas para impulsarse y también a menudo, las alas. Las pequeñas presas las traga bajo el agua, pero las grandes o peligrosas, como los cangrejos, las saca a la superficie para manejarlas mejor.





El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril a junio. Son monógamos y los vínculos de pareja suelen durar unos 5 años. 





El macho define su territorio a través del “canto tirolés”. Realizan un cortejo que consiste en nadar en círculos y realizar inmersiones síncronas.





Ambos sexos participan en la construcción del nido. Utilizan materia vegetal (tallos, musgo, algas…) que colocan a modo de plataforma y que ubican en las islas e isletas de los lagos profundos de agua dulce, escondido entre la vegetación y siempre cerca de la orilla, junto al agua. El lugar es reutilizado durante años consecutivos. No forman colonias de cría.





Por lo general efectúa una sola puesta que se compone normalmente de uno a tres huevos. La incubación, que es llevada a cabo por ambos padres, dura unos 25 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido y pueden bucear a los 2 días de vida. Desde su nacimiento hasta que dejan de ser alimentados por los padres pasan 42 días y a los 70 son ya totalmente independientes para volar. Durante sus dos primeras semanas, los adultos los llevan sobre su espalda. Alcanzan la madurez a los dos años de edad.





Entre las amenazas y peligros que pueden afectar a esta especie en el mar, hay que destacar la contaminación por petróleo procedente de la limpieza de tanques o vertidos, así como el uso de determinadas artes de pesca poco o nada selectivas, como los palangres y los trasmallos, que suele cobrarse la vida de algunos colimbos, al igual que ocurre con los araos comunes y otras aves marinas similares.





En los lagos son susceptibles de envenenarse debido a la contaminación de la aguas causada por el plomo de las plomadas de los pescadores y por el mercurio de los vertidos industriales. Tampoco se deben olvidar, las invasiones de su territorio de cría por el ser humano.





El Colimbo grande se incluye como “Vulnerable” en el Libro Rojo de las Aves de España (2004) y aparece como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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