domingo, 5 de mayo de 2024

Chorlitos dorados luciendo sus mejores galas (nupcial) y bajo la lluvia. Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria).

El pasado sábado, cuatro de mayo, en una campo de cultivo del concejo de Gozón (Asturias), bajo una lluvia no muy intensa pero constante, tuve la posibilidad de fotografiar a un pequeño bando de Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria) que descansaban tranquilamente y que lucían su plumaje más llamativo propio de ésta época nupcial.



Me parecía oportuno el compartir el reportaje fotográfico que les pude realizar en el que, desde mi punto de vista, se puede apreciarla gran belleza que atesora esta especie de ave limícola que, si ya lo es fuera del período nupcial, con su plumaje en tonos ocres y dorados, cuando luce el que ahora presenta de primavera/verano (reproductivo) es aún mayor.



Tal como se puede apreciar en las fotografías, se encontraban descansando medio camuflados entre la hierba y aguantando estoicamente la lluvia constante que durante varias horas les estuvo cayendo encima.



Aunque, eso sí, su conspicuo plumaje nupcial contrastaba notablemente con el verde de la hierba, lo que me permitió poderles localizar y enfocar adecuadamente con mi equipo fotográfico.



En un momento determinado, pude fotografiar a un ejemplar ejercitando el movimiento de sus alas, como queriéndome enseñar su plumaje axilar que nos sirve para diferenciar a esta especie de su congénere, el Chorlito gris (Pluvialis squatarola).



El Chorlito dorado europeo es un ave limícola de un tamaño medio ya que viene a medir entre 25-28 cm de longitud, con una envergadura de hasta 60 cm y un peso aproximado de unos 220 gr. En esta especie no existe dimorfismo sexual.



Al igual que ocurre en la mayor parte de las aves limícolas, a la hora de describir su plumaje debemos distinguir dos épocas o periodos distintos: En la época reproductora (primavera/verano) esta especie presenta un plumaje muy críptico (plumaje nupcial), ya que tienen la cara, la garganta, la parte anterior del pecho y el vientre de color negro.



Esas zonas negras que quedan delimitadas en toda su extensión, por una franja de color blanco que tiene la forma de una “S” invertida con la primera curva que comienza en la cabeza por encima del ojo como si fuera una ceja y se prolonga por detrás de la cara bordeándola para a continuación dirigirse hacia delante describiendo otra segunda curva que bordea el lateral del cuello, el hombro y los flancos.



El dorso o librea, la parte posterior del cuello y el píleo están formadas por multitud de motas y franjas de color dorado, negro, amarillento y blanco.



El pico como es característico de la familia de los chorlitos (Charadriidae), es corto, delgado, recto, puntiagudo y de color negro. Existe una gran diferencia con el pico de otras limícolas pertenecientes a la familia "Scolopacidae" (correlimos, agachadizas, zarapitos, agujas, etc.) donde es excepcionalmente largo.



En ella podemos ver el gran tamaño de sus ojos respecto a la longitud de su pico, esto es característico de la familia de los Chorlitos (Charadriidae) a diferencia de otras limícolas donde el pico es excepcionalmente largo como Correlimos, Agachadizas, Zarapitos, Agujas…pertenecientes a la familia Scolopacidae.



Estas diferencias anatómicas responden a una serie de adaptaciones para las distintas técnicas de alimentación, de manera que los chorlitos son fundamentalmente “comedores visuales”, esto quiere decir que detectan a la presa o sus indicios por medio de la visión, de ahí su típicos movimientos de “mirar-correr-parar y picotear”.



Por otra parte, la familia “Scolopacidae” son básicamente “comedores táctiles” y para ello han logrado un gran desarrollo de unas terminaciones nerviosas quimiorreceptoras y mecanorreceptoras presentes en el extremo distal de su pico, que les sirven para detectar a las presas en sus continuos sondeos de limos.



En esa adaptación como “comedores visuales” los ojos juegan un gran cometido, de ahí que tengan un gran tamaño. El iris lo tienen de color marrón oscuro.



El Chorlito dorado europeo está presente en Europa, Asia y África. Sus zonas de cría se localizan fundamentalmente en las tundras árticas de Islandia, norte de Gran Bretaña y de Escandinavia (Suecia, Noruega y Finlandia) y Siberia.


Se han descrito dos subespecies: la nominal o “apricaria” presente en las islas británicas, Alemania, Dinamarca y sur de Escandinavia y que tiene un comportamiento sedentario (no emigra), y la”altifrons”, más norteña, originaria de Islandia y Europa septentrional (entre Escandinavia y Rusia) que es migratoria y que cuando empieza la temporada invernal se desplaza en dirección SO hacia el Oeste de Europa, incluida la Península Ibérica y el noroeste de África. El límite de su área de invernada se encuentra en el sur de la Península Ibérica y el Norte de África. El motivo de la migración de estas aves no es el huir de las bajas temperaturas árticas, sino de la nieve y el hielo que cubren los campos donde invernan y que les impide alimentarse adecuadamente.


En nuestro país no anidan y tan solo podemos disfrutar de ellos a partir del mes de septiembre-octubre que es cuando recibimos los primeros efectivos de la especie y donde permanecerán invernando hasta aproximadamente el mes de marzo.


Son más habituales en el cuadrante suroccidental de la Península (Extremadura y oeste de Andalucía), así como en algunos tramos de las costas atlánticas. Las principales áreas de invernada se localizan en los pastizales del Campo Arañuelo, en Cáceres, y los llanos y vegas centrales de la misma provincia, La Serena (Badajoz), y el Campo de Gibraltar. Resulta común en Baleares, pero escaso e irregular en Canarias. El paso migratorio lo realizan siguiendo las costas cantábricas y atlánticas o por aguas interiores.



El hábitat preferido por estas aves en época invernal y durante los pasos migratorios se encuentra en localidades costeras en terrenos abiertos cercanos a la playa, playas, estuarios, campos de cultivo, praderas húmedas, pastizales y humedales del interior. En cambio, en época de cría acostumbran a localizarse en zonas de la tundra ártica con herbazales y en los campos abiertos con matorrales.



Su alimentación se compone fundamentalmente de insectos, lombrices de tierra y otros pequeños invertebrados, aunque también incluyen en su dieta hierba, bayas y semillas. Cuando están en grupo es frecuente verlos comer compartiendo terreno con otras aves y en especial, con las avefrías. Capturan el alimento en la superficie o sondeando superficialmente con el pico en el limo.



Entre los meses de abril y junio llevan a cabo el periodo de reproducción. La cría la realizan en solitario y para ello construyen el nido escarbando en el suelo una pequeña depresión poco profunda que luego forran con restos de musgo y plantas y que sitúan, entre vegetación baja o, a veces, entre piedras.



Las principales amenazas que se ciernen sobre esta especie son la caza incontrolada y la pérdida o alteración del hábitat, sobre todo como consecuencia de su transformación en regadíos. Aunque es una especie común, la población europea de Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Dinamarca y Países Bálticos, se ha reducido mucho en los últimos tiempos, debido fundamentalmente a la destrucción o transformación de su hábitat. El Chorlito dorado europeo se incluye en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

sábado, 4 de mayo de 2024

Tres plumajes diferentes para un visitante escaso. Archibebe oscuro (Tringa erythropus).

El pasado domingo 14 de abril a primera hora de la mañana, tras darme aviso un colega pajarero, tuve la oportunidad de observar y fotografiar desde el interior de mi vehículo a éste precioso ejemplar de Archibebe oscuro (Tringa erythropus) que, haciendo gala de su denominación común, lucía un plumaje muy cercano al nupcial.



El lugar de aparición fue la conocida charca de la localidad de Coneo (Gozón. Asturias) y, tras el aviso, acudimos allí otro pajarero muy habitual de la zona y yo mismo.



El espectáculo era sumamente atractivo para cualquier aficionado a la observación y fotografía de aves, ya que, además del Archibebe oscuro (Tringa erythropus) pudimos diferenciar un buen número de especies de aves limícolas que compartían esa ubicación y a los que les dedicaré la siguiente entrada al blog.



Entre ellos pudimos diferenciar a cuatro andarríos bastardos, otros tantos archibebes comunes y seis combatientes (uno cojo). A esas especies iniciales, días más tarde se les unieron otros cinco combatientes (total 11), dos ejemplares de Chorlitejo grande, al menos un Chorlitejo chico, dos Correlimos zarapitin, dos correlimos comunes y un Archibebe claro. También varios zarapitos trinadores, alguna gaviota interesante y, por supuesto, varios ejemplares de Ánade azulón con sus recientes crías.



Cómodamente sentados en nuestros vehículos pudimos realizarles un buen número de fotografías, intentando, en la mayoría de los casos, realizarles fotografías de cuerpo entero evitando el gran estorbo que significaban para conseguir ese objetivo, la enorme cantidad de restos de troncos de plantas de maíz.



Quedaba manifiestamente demostrado que desde dentro de los vehículos esas aves no se alteraban lo más mínimo, llegándose a aproximar a escasos metros de nuestra posición, mientras picoteaban la superficie del agua en búsqueda de alimento.



Yo particularmente estaba disfrutando de lo lindo observando tan próximas a esa limícolas y en particular al Archibebe oscuro que, luciendo ese tan particular plumaje, se erigió como el principal protagonista de la charca y de nuestros objetivos.



Pero todo apuntaba a que la alegría iba a durar poco tiempo, ya que pude observar como a cierta distancia se aproximaba a nuestra posición una mujer que venía paseando a su perro suelto por el camino en el que nos encontrábamos parados y que bordea la charca.



No podíamos hacer nada al respecto pues la buena señora no tenía otra opción que pasar al lado de las aves y con toda seguridad las iba a levantar.



Ante la eminente levantada de las aves, tan solo me quedaba preparar mi cámara con la configuración más apropiada para, con un poco de suerte, poderlas fotografiar en vuelo.



Esos augurios, como no podía ser de otra forma, se cumplieron y afortunadamente pude conseguir un puñado de fotografías en vuelo de ese grupo de limícolas.




Afortunadamente, en vez de alejarse definitivamente de la charca, una vez agrupadas en vuelo, se decidieron a volar en círculos y se volvieron a posar en la charca una vez termino de pasar la señora con su perro, con lo cual pudimos continuar con la sesión fotográfica.




No habían dado las diez de la mañana cuando otra dificultad más difícil de esquivar invadió, poco a poco, la charca. Se trataba de una densa niebla que dificultaba enormemente su observación y más aún el poderlas fotografiar adecuadamente.



Nueve días después, el 23 de abril paseé de nuevo por esa charca para ver cómo había evolucionado la presencia de esas limícolas y de nuevo pude observar y fotografiar al Archibebe oscuro durante unos escasos minutos, pero suficientes para poder conseguir alguna que otra fotografía.



Enseguida me llamó la atención observar que su plumaje parecía ser aún más oscuro que el del ave que yo había podido fotografiar allí días antes.



Tras volcar las fotografías obtenidas en el ordenador y compararlas con las primeras conseguidas, enseguida me pude percatar que se trataba de un segundo ejemplar luciendo un plumaje aún más oscuro que el anterior y prácticamente con su plumaje nupcial en su totalidad.



Ese día se encontraba solitario, sin otras limícolas que le acompañaran. Su estancia en esa charca fue muy efímera y no es de extrañar pues en ambos días de observación pude constatar las repetidas visitas que realizaban sobrevolando la charca los aguiluchos laguneros, algún que otro Milano negro e incluso un Gavilán residente habitual de la zona.





Ante tales acosos repetitivos, parece lógico que las limícolas que se movían por la charca, eligieran las zonas con más tucos de maíz que, de alguna manera, dificultarían ser cazadas por esas aves rapaces. Eso sí, su observación y fotografía se complicaban notablemente.



Tres días después de la observación de ese segundo ejemplar, pude localizar y fotografiar, no sin dificultades, a un tercer ejemplar de Archibebe oscuro en una rastrojera no muy lejana de esa charca de Coneo.



Se encontraba acompañado de un nutrido grupo de zarapitos trinadores y de alguna que otra Aguja colipinta, constituyendo un grupo que, como viene siendo habitual es esos bandos tan numerosos, presentaban un comportamiento sumamente cauteloso y ante la presencia, aunque fuera a distancia, de cualquier ser humano o vehículo parado, salían volando de la zona.



Como se puede comprobar en las fotografías que le pude realizar a bastante distancia y una vez efectuado el correspondiente recorte en su edición, se trataba de un ejemplar con un claro plumaje de transición y nada que ver con los dos anteriormente descritos.



Se encontraba muy parado dormitando continuamente y gracias a eso se le podía localizar a tanta distancia, ya que tanto sus parpados, así como el anillo periocular, ambos de color blanco, resaltaban notablemente.



Tras observar estos tres ejemplares diferentes de Archibebe oscuro luciendo tres diferentes plumajes, enseguida me vino a la memoria la última entrada que le dediqué a esta singular especie. Ocurrió hace cuatro años a finales del mes de septiembre en un entorno privilegiado como es el de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa.




En esa ocasión lucia un plumaje totalmente claro que nada tenía que ver con los que ahora os presento. De hecho en ésta época su plumaje se vuelve tan claro que se considera que es el más pálido de todos los archibebes que habitualmente podemos ver por nuestro país (A. claro, A. común, A. fino). Es por ello por lo que me ha parecido oportuno adjuntar alguna fotografía de esa ocasión para que se pueda apreciar la gran transformación que el plumaje de ésta ave lleva acabo para pasar la época reproductiva.




Parece increíble la transformación que se produce en pocos meses pasando de un color de su plumaje en general muy oscuro, casi negro, a como lo podemos ver en temporada postnupcial que, como se puede apreciar, presenta un dorso de color gris muy claro y blanco en la zona ventral y en el pecho.




El Archibebe oscuro a mi particularmente es un ave que siempre que he podido verla en Asturias me ha producido una gran satisfacción ya que, como luego veremos, no es un ave especialmente frecuente por estas latitudes. En nuestro país se concentran, sobre todo, en las marismas del Guadalquivir y el delta del Ebro, enclaves que acogen hasta el 85% de los efectivos.



Como ocurre en otras muchas especies de aves limícolas, observarlas luciendo su bello plumaje nupcial, apenas lo podemos lograr en nuestras latitudes, ya que sus áreas de reproducción se localizan en las zonas más septentrionales de Escandinavia y Euroasia (taiga y tundra ártica).



El Archibebe oscuro es un ave limícola de tamaño mediano, con un parecido importante con el Archibebe común (Tringa totanus) pero con un aspecto más estilizado que le proporciona sus patas y pico más largos que aquel. Tienen un tamaño de entre 29-33 cm de longitud y una envergadura de 61-67 cm. Su peso oscila entre los 135-250 gr. No hay dimorfismo sexual en esta especie. Normalmente se observan individuos solitarios o pequeños bandos.



Como comentaba anteriormente, a la hora de describir los rasgos característicos de esta especie de limícola tenemos que distinguir claramente dos tipos de plumaje; el de invierno, que es el que podemos ver habitualmente nosotros en nuestro territorio durante las migraciones y a lo largo de la invernada, y el de primavera/verano o nupcial, que es el que le proporciona realmente su denominación de “oscuro”.



En periodo nupcial el adulto presenta una característica coloración casi negra en pecho y vientre con un barrado blanco en los flancos, un moteado blanco en la parte superior y festones claros en las plumas del dorso.



Tienen una mancha grande ovalada blanca en forma de “cigarro puro” en la parte inferior de la espalda que se extiende hasta la cola.




En vuelo con las alas extendidas, éstas no presentan en su zona posterior la banda blanca que exhiben los archibebes comunes.




Los ojos son grandes, de color marrón oscuro y con un marcado anillo periocular blanco.



El pico es largo y fino con una leve curvatura cerca de la punta y es de color negro, excepto en primera mitad de la mandíbula inferior que es de color rojizo (en el A. común es roja toda la base).



Las patas son color rojo sucio, casi negras.



La cola es corta y estrecha; es de color negro con barras horizontales blancas.



Como comentaba anteriormente, el Archibebe oscuro se reproduce en las zonas más septentrionales de Escandinavia y Euroasia (taiga y tundra ártica) durante los meses de mayo a julio.


Las hembras son las primeras en salir hacia las zonas de invernada en África occidental a través del estrecho de Gibraltar, dejando a los machos incubando la puesta. Poco después los machos, junto a los juveniles, partirán también hacia dichas zonas para pasar el invierno.




En España aparece de forma escasa como invernantes habituales, sobre todo en la cuenca del Mediterráneo (delta del Ebro) y las marismas del Guadalquivir. No obstante este número aumenta con los pasos migratorios de marzo-mayo (prenupcial) y julio-octubre (postnupcial). En Asturias los podemos ver sobretodo en el paso prenupcial, aunque eso sí, en un reducido número de ejemplares.

SEO Bird/Life
Su hábitat fundamental en periodo de cría se encuentra terrenos encharcados en bordes forestales de zonas de tundra del norte de Europa y Asia. Durante la invernada ocupa humedales de interior (lagunas y cultivos inundables), deltas de ríos, arrozales, salinas y marismas.



Estas aves se alimentan preferentemente durante las bajamares, rebuscando pequeños invertebrados en las llanuras fangosas así como insectos, gusanos, crustáceos o moluscos.  Debido a su tamaño puede alimentarse en aguas más profundas que el resto de archibebes y andarríos.



Se alimenta palpando y picando en aguas relativamente profundas, a veces incluso nadando.



Suelen anidar en bosques abiertos de pinos, en bosques talados y cerca de ciénagas. Para hacer el nido aprovechan una pequeña depresión en el terreno entre la vegetación, la cual recubren con de hojas, tallos y plumas.



La puesta se compone normalmente de 4 huevos. La incubación dura aproximadamente unos 24 días. Las crías son nidífugas y a las pocas horas de nacer abandonan el nido.



El Archibebe oscuro aparece incluido en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.